I. BALLESTEROS / EUROPA PRESS.- ¿Cómo influye la zona donde vivimos, el tipo de barrio o las características de nuestro entorno en nuestras emociones y sentimientos? ¿Un entorno hostil influye en nuestra salud mental? ¿En qué medida la situación geográfica afecta a la salud de la población? Estas son algunas de las preguntas que han venido a la cabeza de las 17 enfermeras del Centro de Salud Joaquín Elizalde, en Logroño que han puesto en marcha un mapa emocional para evaluar la situación emocional real de la ciudadanía de Logroño. Una iniciativa, plenamente liderada por enfermeras especialistas en Enfermería Familiar y Comunitaria, que pretende identificar en un mapa mudo del barrio San José-Madre de Dios, diferentes emociones y la causa o la historia que hay detrás de cada sentimiento.
«La iniciativa se trata de recopilar información sobre el aspecto emocional de los usuarios. Hemos elaborado un mapa y cada ciudadano ha puesto la emoción que le produce según la zona que suelen transitar. Junto con la emoción han puesto una justificación, es decir, por qué se sienten así. El objetivo es poder recopilar todo esos datos para sacar unas conclusiones y presentarlas en las administraciones. Solo con datos podremos solicitar cambios y que se tomen medidas a las deficiencias o problemas que tiene la población», expresa Luisa Seisdedos, una de las enfermeras que ha participado en la iniciativa junto con Ana Benito Marín y Rebeca Garrido García, enfermeras especialistas en Familiar y Comunitaria del mismo centro de salud.
Trabajar las emociones
«Trabajar con emociones facilita la participación ciudadana, ya que se trata de conceptos que manejamos y aporta una perspectiva de equidad en la promoción de la salud», ha destacado la directora de Enfermería de Atención Primaria, Victoria Musitu, que ha acudió también a la cita.
Este mapa emocional trata de visibilizar la expresión y opinión sobre las emociones que desencadenan los espacios del barrio en las personas que lo habitan o que trabajan en él, y cuyas deficiencias pueden afectar directamente a su bienestar. «En consulta, yo misma he atendido problemas o situaciones específicas de pacientes que han tenido algún problema de salud debido a la situación del barrio. Personas que se han accidentado por el mal estado de los barrio, por ejemplo. Muchos transmiten que sienten tristeza o miedo de transitar por según qué sitios», continúa Seisdedos.
«Las zonas de los barrios en los que vivimos nos producen diferentes emociones y por distintos motivos. En muchas ocasiones emociones positivas asociadas a activos para la salud, que podemos localizar y compartir en un mapa, y emociones negativas que nos pueden alertar de déficits existentes en el barrio», seguía la directora de Enfermería de Primaria.
Valoración
La realización de este mapa emocional es un primer paso para un análisis e intervención posterior para la identificación de activos y déficits en el territorio, además de crear un espacio participativo, de reflexión conjunta, en el que compartir vivencias y saberes del barrio.
«Lo que más destacamos es la participación de los ciudadanos, porque ellos se han sentido escuchados y así nos lo han transmitido en sus respuestas. Como equipo, haremos una evaluación, y sobre todo, si alguna de estas emociones es negativa y podemos ponerle solución, por supuesto que lo trasladaremos a las administraciones en cuestión. Las enfermeras tenemos esa cercanía con los usuarios, estamos 24 horas con ellos y al final tenemos esa sensibilidad especial para escucharles y que ellos nos transmitan sus emociones más allá de la enfermedad», concluye la enfermera.