ÁNGEL M. GREGORIS.- Ser portador de un marcapasos trae consigo visitas rutinarias a los hospitales y centros de salud para controlar que todo vaya bien. En el Hospital de Fuenlabrada, de Madrid, son las enfermeras las encargadas de revisar estos dispositivos implantables, reduciendo así la lista de espera y dando una atención más personalizada a los pacientes.
“Al principio pasábamos estas consultas junto con el médico y se dieron cuenta de que muchas veces íbamos haciendo nosotras estas revisiones, por lo que decidieron formarnos a fondo y nos dieron esta consulta propia”, explica Nieves Estival, enfermera del centro.
Tanto ella como su compañera Elena Moreno estuvieron durante un año recibiendo una formación teórica y práctica. “Los primeros seis meses estuvimos haciéndolo delante del cardiólogo y una vez que vieron que ya podíamos hacerlo nosotras, nos dieron las autorizaciones previas y ya llevamos unos meses con el control de la consulta”, afirma Estival, que considera que este proyecto es muy importante para ellas porque “es un estimulante para nuestro trabajo, aprender y no estancarnos”.
Al llegar, los pacientes se tumban en la camilla para que las enfermeras puedan monitorizar el marcapasos y comprobar el estado del mismo y de su batería. “Lo primero que hacemos es ver el estado de la piel donde tienen el implante porque es muy importante que esté íntegra, hidratada y no tenga ninguna úlcera. Esa zona es un foco de infección importante y si hubiera alguna herida podría afectar a los cables que van directos a la aurícula y ventrículo”, subraya la enfermera.
Tras recibir el implante, las revisiones son a los tres meses, después a los seis meses y si todo sigue bien, se hacen anualmente. “La batería suele alcanzar 9 o 10 años de autonomía, pero según se va acercando el periodo para el recambio, empezamos a citar con más periodicidad”, cuenta Nieves Estival.
Lo bueno de esta consulta, para las enfermeras, es que pueden seguir al paciente desde que ingresa. “A las 24 horas de recibir el implante les bajamos para hacerles las curas y tomar contacto con ellos. Saben que pueden llamarnos para cualquier problema que tengan y hay veces que incluso vienen sin cita”, asevera Estival.
Esta consulta ha supuesto para el hospital una manera de organizar el trabajo de los profesionales porque lo que se hacía antes en una mañana al compartirlo con el cardiólogo, ahora se puede hacer el doble. El médico por una parte revisa los DAIs y las enfermeras se encargan de los marcapasos y holter implantables.