REDACCIÓN.- El Hospital Ramón y Caja de Madrid acaba de alcanzar los 2.000 pacientes atendidos por su servicio de micropigmentación mamaria, lo que le convierte en el primer centro de España en alcanzar esta cifra. El hospital madrileño es actualmente el centro sanitario con más experiencia de todo el territorio nacional en llevar a cabo esta técnica que se lleva a cabo por el equipo de enfermería. En concreto son la enfermera Azucena Marzo y la supervisora Olga Saceda quienes la llevan a cabo. “Esta es la mejor técnica que se puede ofrecer a la paciente con cáncer de mama, el mejor tratamiento que hoy en día puede recibir tras haber sufrido esta enfermedad”, explica Pablo Benito, el facultativo a cargo del Servicio de Cirugía Plástica del hospital.
Enfermería
El éxito de la unidad de micropigmentación se debe gracias a la labor de la enfermería. Está formada por dos enfermeras especialistas que se encargan de todo. Azucena Marzo se encarga de la micropigmentación y Olga Saceda se responsabiliza de la organización y de la gestión. El proceso consta de una primera cita en la que la paciente, previamente evaluada por el cirujano plástico, llega a la consulta, y se procede a la explicación del proceso. En esta primera cita también se lleva a cabo una valoración por la enfermera, una prueba de sensibilidad a los pigmentos y se explica, al tiempo que se cumplimenta, el consentimiento informado. En una segunda cita, al mes, se selecciona el color, así como el diseño y la técnica. Finaliza dándole a la paciente una serie de recomendaciones al alta y es a los 6 meses cuando se lleva a cabo una tercera cita, con el fin de ver el resultado y valorar posibles retoques de la pigmentación.
El Hospital Universitario Ramón y Cajal al ser pionero en esta técnica de micropigmentación se ha convertido en centro formador de especialistas para otros hospitales de la Comunidad de Madrid y para el resto de España como es el caso del Hospital Universitario de Getafe, el Hospital Universitario Doce de octubre, Hospital Universitario La Paz, Hospital Universitario Clínico y Hospital La Zarzuela.
La técnica
La micropigmentación de areola y pezón consiste en un tatuaje que, a diferencia de los habituales, se hace en la piel a menor profundidad y usando una pomada anestésica. En él se emplean tonos marrones y rojizos que imitan el color de las areolas y buscan un resultado armónico con la piel de la paciente. La micropigmentación es menos invasiva que los tatuajes tradicionales, porque se realiza sobre la epidermis, la capa más superficial de la piel. –unos 0,5 milímetros, frente a los 1-2 en los que trabajan los tatuadores, ya en la dermis- Por otro lado, los pigmentos utilizados son muy diferentes. Frente a las tintas de los tatuajes tradicionales, en la micropigmentación se emplean pigmentos inorgánicos de colores terciarios muy semejantes a los de la piel, que si bien pueden perder algo de intensidad con el tiempo, también se rediseñan con más facilidad llegado el caso. Además, los colores nunca viran hacia tonos indeseados, como sí ocurre a menudo con los tatuajes.
La superficie sobre la que se realiza el procedimiento también es diferente: las enfermeras trabajan sobre pieles patológicas, radiadas, con cicatrices y que, a menudo, recubren prótesis. Superficies todas ellas sobre las que no se debe realizar un tatuaje convencional. La paciente que va a ser micropigmentada se somete previamente a una prueba de tolerancia y después al necesario seguimiento sanitario. El objetivo de la micropigmentación no es decorativo ni artístico, sino corrector. El resultado debe corresponderse con su reconstrucción mamaria en color, forma y proyección. No hay una areola igual a otra, ni todas tienen el mismo color.
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