GEMA ROMERO.-Con la pandemia, los profesionales sanitarios también se han convertido en pacientes por el uso prolongado de los EPIs que han provocado lesiones por fricción, por presión y también por humedad, que han sufrido el 54% de los sanitarios. Y es que el uso prolongado de estos materiales de protección “conlleva secuelas detrás de las orejas, en el tabique nasal o bien cicatrices en la frente o en los pómulos… cuando nos quitemos las mascarillas veremos realmente las heridas de guerra”, señalaba Justo Rueda, uno de los ponentes de la conferencia sobre ‘Lesiones cutáneas asociadas al uso de EPI’ que también pudo seguirse en el simposio de GNEAUPP.
Como explica a DiarioEnfemero.es Joan Enric Torra, profesor asociado de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Lleida y otro de los ponentes, “durante la primera ola nos preocupó mucho ver que había muchas lesiones entre los sanitarios. Por ello, hicimos un estudio epidemiológico con las respuestas de más de 2.400 profesionales, la mayoría enfermeros”. Sus resultados desvelaron un panorama muy preocupante: “más de la mitad, el 54% de los profesionales había tenido alguna lesión cutánea relacionada con los EPIs, la mayoría eran lesiones en estadio 1, pero también había lesiones por presión graves, de estadio 3. También vimos que los profesionales eran reincidentes, normalmente presentaban más de una lesión. Calculamos 1,2 lesiones por profesional, lo que supone un problema muy importante”, detalla el doctor enfermero.
A la vista de estos datos, y tras realizar una búsqueda bibliográfica, GNEAUPP ha elaborado un documento técnico donde explican cómo prevenir estas lesiones y con qué materiales. Justo Rueda y Joan Enric Torra presentaban este documento en el simposio celebrado en Toledo junto a otras dos de sus autores, Carmen Blasco, enfermera Clínica de UPP y Heridas Crónicas y Teresa Segovia enfermera exresponsable de la Unidad Multidisciplinar de Ulceras por Presión y Heridas Crónicas del Hospital Universitario ‘Puerta de Hierro’. En su presentación dejaban patente que los profesionales “hemos aprendido que somos vulnerables, no somos infalibles, por lo cual el riesgo siempre está donde está la persona y nosotros los enfermeros somos personas”, como indicaba Justo Rueda.
Así, este documento supone “poner las primeras bases para que empecemos a acordarnos de que nosotros también nos tenemos que proteger, que somos víctimas de las mismas lesiones por ficción y por humedad como las personas que son grandes dependientes y cuando acontece una pandemia tenemos que protegernos nosotros también porque si no seremos víctimas de aquello que estamos permitiendo”, concluía Rueda.
Prevención
“En GNEAUPP tenemos una obsesión por la prevención -añadía Torra-. En el caso de los EPIs esa prevención nos afecta a nosotros, porque somos profesionales que damos cuidados y para dar unos buenos cuidados el profesional tiene que estar en unas buenas condiciones de salud.
Así, entre las medidas que los profesionales deben conocer para evitar problemas “tenemos productos que nos permiten mejorar las características de la piel, con ácidos grasos, tenemos apósitos que nos permiten aliviar la presión, tenemos también pautas de uso, no utilizar estos productos más allá de un tiempo determinado, hay una multitud de sistemas de prevención que los vamos adaptando a cada dispositivo”. De hecho, aunque “la localización más frecuente es la cara, tenemos recomendaciones para cada tipo de dispositivo y para cada tipo de localización”, subrayaba Torra.
Los profesionales en caso de una herida o una úlcera, debería acudir a un profesional, pues la clave es el diagnóstico y el tratamiento precoz. Así, haciendo una analogía con las lesiones cutáneas relacionadas con la dependencia, Torra recordaba que “de la misma manera que nos preocupa un eritema en la espalda de un paciente nos tiene que preocupar un eritema bajo un equipo de protección individual, no esperar a que tengamos la herida abierta”. Sin olvidar que “tener una herida abierta, en esta situación de pandemia por COVID, es un riesgo añadido de contagio”, añadía el doctor enfermero.
“Lo importante es que ya sabemos cómo nos afecta este problema, pues hemos dimensionado cuántos de nuestros compañeros en el colectivo sanitario están afectados. Hemos generado conocimiento, de ello debemos sacar conclusiones y aplicarlo”, concluía Torra.