MARINA VIEIRA.- Se estima que más de 140 millones de mujeres y niñas en el mundo han sufrido mutilación genital femenina. Una práctica que constituye una forma clara de discriminación contra las mujeres. Aunque es propia de países en África y Oriente Medio, persiste en las poblaciones emigrantes de Europa occidental, Norteamérica, Australia y Nueva Zelanda. España es uno de los países que se ha convertido en destino de personas procedentes de países donde se practica, por esta razón, un equipo de matronas de distintos hospitales de Madrid y Asturias han elaborado un programa de educación interdisciplinar para que los profesionales sepan cómo prevenir y enfrentarse ante casos de mutilación genital femenina (MGF). Las profesionales sanitarias han centrado este programa en la educación sexual de mujeres que pueden ser víctima de esta práctica .
«Los profesionales sanitarios dedicados a la salud Materno-infantil son quienes están más en contacto con estas mujeres, tanto en Atención Primaria como en Atención Especializada. El profesional de enfermería es el personal sanitario por excelencia destinado a la Educación para la Salud (EPS) y más concretamente, la matrona, quien acompaña a la mujer en todas las fases de su ciclo vital, pudiendo detectar casos de MGF durante el seguimiento del embarazo, en el momento del parto o incluso durante la realización de una citología para la detección precoz de cáncer de cérvix. Por eso creemos necesario contar con instrumentos que nos ayuden a mejorar nuestros conocimientos, actitudes y aptitudes para prevenir, detectar precozmente y tratar las complicaciones derivadas de la MGF en mujeres y niñas, así como intentar que esta práctica sea abandonada a nivel mundial», introduce Cristina González, matrona del Hospital Universitario La Paz de Madrid y una de las responsables del programa de Educación para la Salud que ha sido publicado en la Revista Metas de Enfermería.
Situación en España
De acuerdo a los datos publicados en el estudio, en España se estima que unas 17.000 niñas podrían estar en riesgo de ser mutiladas. Además especifica que Cataluña y la Comunidad de Madrid son las regiones que cuentan con mayor número de mujeres procedentes de países en los que existe esta práctica. Ante esta situación, las matronas responsables de este programa de educación para la salud se centraron en la educación sexual, considerándola esencial para erradicar esta práctica. En primer lugar, el programa, especifica las consecuencias que tiene la MGF para las mujeres -con el objetivo de que quien lo imparta tenga las claves para identificar a las víctimas- y después se centra en dotar a las mujeres de los conocimientos, actitudes y habilidades para tener una vivencia positiva de su sexualidad.
Además, consideran esencial impartir este programa en un contexto adecuado «en las poblaciones en las que se realiza la MGF es frecuente que la sexualidad esté ligada a la vergüenza y la culpa. Por este motivo, la aproximación a la sexualidad no se podrá realizar en estos grupos directamente, sin un trabajo previo en otros campos que propicien un acercamiento continuo a la cultura, y posteriormente a la sexualidad y a la MGF. Para favorecer su abordaje, este tipo de programa ha de incluirse en grupos ya establecidos con otros objetivos como complemento a su formación. Debido a que la captación de mujeres víctimas de MGF es muy compleja, y más aún, tratar de forma directa el problema, es clave que realizarlo en un entorno donde ya exista cierta predisposición social, donde se aborden otras problemáticas de estas mujeres. Creemos que es importante llevarlo a cabo en grupos de encuentro de mujeres, en las que ya existe una sensibilización previa sobre discriminaciones sociales y roles de género», concreta la matrona e investigadora Cristina González.
Un programa de un año
El programa, que consta de seis sesiones, está proyectado para que se realice por tanto en un espacio cedido por una ONG colaboradora donde ya habrá un trabajo previo de acercamiento a estas mujeres. Cuenta con una periodicidad semanal y se ha previsto para que tenga una duración anual, donde en los 120 minutos de duración se hará un acercamiento a las mujeres que participen en él. Los temas que prevé son diversos, desde una introducción a la sexualidad en términos generales o talleres prácticos para que las mujeres conozcan su cuerpo. Al terminar el taller las participantes deberán contestar un cuestionario de evaluación para que las responsables del programa evalúen con los indicadores del programa si ha resultado efectivo, si no fuese así, las responsables del programa de educación para la salud indican que se propondrán perspectivas de mejora.
Una iniciativa esencial para erradicar una práctica que parece muy lejana pero cada vez está cobrando más presencia en nuestro país. A través de una herramienta muy útil y efectiva como es la educación sexual.»La educación sexual constituye una herramienta necesaria, privilegiada y útil para el abordaje de la prevención de las mutilaciones genitales femeninas y, por ende, la salud sexual. Hay que tener en cuenta claves interculturales sobre sus vivencias, sus circunstancias, sus necesidades, sus demandas y, por supuesto, sus formas de relacionarse y su sexualidad», concluye Cristina González.
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