M.VIEIRA / D. RUIPÉREZ.- En enero, un brote de COVID-19 afectó al 90% de los trabajadores y residentes de la residencia de mayores «El Amparo», en Murcia. José Alfonso Nicolás, enfermero y fisioterapeuta que dirige esta residencia, fue uno de los afectados, aunque asintomático. Esta circunstancia hizo que decidiera confinarse en la planta COVID de la residencia junto a sus mayores para estar cerca de ellos. Una situación que se prolongó durante 20 días.

¿Cómo acabas conviviendo durante 20 días con algunos residentes de tu centro de trabajo?

Todo comenzó como un mal regalo de reyes. El día 5 de enero me dijeron que había unos residentes afectados con coronavirus y activamos todos los protocolos y planes de contingencia que teníamos en el centro. Ahí nos dimos cuenta de que podía haber deficiencias para los siguientes días. Poco a poco fueron saliendo nuevos casos, tanto de compañeros del centro como de nuevos residentes. El día 8 de enero di positivo. Al ver que la plantilla de enfermería se podía ver muy reducida, decidí confinarme y tomé decisión de instalarme en el centro. En una habitación de la segunda planta me monté mi despacho de administración y desde ahí gestionaba el centro y aparte llevaba las tareas de enfermería del día a día. Desde las 7 de la mañana.

Decidí confinarme y tomé la decisión de instalarme en el centro»

¿Cómo se tomo tu entorno más cercano que te confinases?

Al principio se lo dije a mi madre y me dijo que era una decisión muy valiente, un poco de loco por la incertidumbre, por los síntomas. Pero la verdad es que lo pasé completamente asintomático. Después se lo dije a mi familia, a mis amigos y consulté a los equipos de sanidad y de intervención que medicalizaron la residencia quienes me permitieron quedarme, pero sólo en la planta COVID. Con el ánimo de los amigos y compañeros de la residencia tomé la decisión final.

¿Qué fue lo más complicado que te encontraste ahí dentro?

Hubo muchos momentos duros, pero sobre todo fue complicado cuando los residentes iban empeorando. Hubo que tirar de oxigenoterapia, vías venosas o terapias más agresivas. También era difícil dar información a los familiares del estado que tenían sus seres queridos. La verdad es que la mayoría lo pasaron asintomáticos y pudimos superar las circunstancias entre todo el equipo sanitario del centro.

¿No hubo ningún fallecimiento que lamentar?

Traslados hospitalarios hubo muy pocos. Sólo dos residentes que tenían neumonías más graves. El resto se trataron directamente en la residencia con la medicalización del centro y servicios sanitarios. Sí que sufrimos algunas bajas, durante todo el periodo del brote. Eran personas que ya estaban muy deterioradas y les afectó más gravemente, dos personas de 99 años, muy vulnerables y muy frágiles.

¿Qué te ha aportado esa experiencia como enfermero y cómo persona?

Creo que ha sido un gesto de valentía y estoy muy orgulloso porque además he podido estar cerca de los mayores. Sé que son los más vulnerables y se ha visto durante la pandemia que hay que cuidarlos y estar cerca de ellos. Creo que se necesita una coordinación sociosanitaria muy importante para que a nivel asistencial e institucional estemos cerca de los mayores, que puedan estar rodeados de una atención que se merecen y unos cuidados integrales. Me ha aportado una gran satisfacción y un reconocimiento a nivel personal el decir que he podido estar en todo momento cerca de ellos, por la emoción y el cariño que he recibido de ellos, que compartían su ilusión.

Se necesita una coordinación sociosanitaria muy importante»

¿Cómo analizas el impacto que ha tenido el virus en centros sociosanitarios?

Durante la primera ola no nos afectó gravemente, salvo algún centro. En la tercera ola sí que ha afectado pero estábamos más preparados con los planes de contingencia. Es verdad que cuando entra en los centros, al ser un espacio tan cerrado, por mucho protocolo o equipo de protección que tengamos se extiende muy rápidamente. Aunque tengamos equipos no hemos conseguido saber ni dónde surgió el brote ni por qué se extendió tan rápido.

En una residencia, muchas veces, los pacientes han estado en su habitación recluidos, ¿crees que aparte de la afectación lógica de la infección ha habido secuelas psicológicas importantes?

Estamos convencidos en nuestro centro que más graves van a ser las secuelas a nivel cognitivo y físico que las que va a dejar la propia pandemia. La mayoría de residentes han pasado la enfermedad pero lo que más está costando recuperar es a nivel cognitivo el encierro tan estricto al que se han enfrentado. Durante un mes y medio en el que han estado en habitaciones y aparte el año tan duro que llevan. Durante 10 meses han estado confinados en el centro, con visitas muy escasas y a nivel cognitivo les ha afectado mucho. Es muy importante que se apueste por terapias de fisioterapia, enfermería, terapia ocupacional y muchos talleres de animación sociocultural que les permita recuperar su estado cognitivo y salir. Poco a poco ir recuperando l a normalidad que a las personas tan frágiles tanto les va a afectar.

Lo más grave van a ser las secuelas a nivel cognitivo y físico»

 ¿Cómo ves la situación laboral de la enfermería en centros sociosanitarios?

Es importante que se apueste por el sector y la especialidad en geriatría. Los colegios deben de luchar. A nivel privado los colegios deben luchar por un nivel de los convenios de dependencia que lleguen a ser muy parecidos a los sectores públicos. Porque si no la especialización en los sectores privados de residencias que son en su mayoría concertadas vamos a ir perdiendo a los profesionales sanitarios con los contratos de verano o temporalidad y pasan a otros sectores. Es muy importante apostar por la enfermería geriátrica porque al final la mayoría de los pacientes que tratamos en el día a día, tanto en hospital como en residencia, son mayores de 65 años. Es importante que los colegios luchen por convenios más agradables y se puedan mantener a los enfermeros durante más tiempo. Nosotros tenemos la suerte de que los enfermeros de nuestra residencia llevan bastante tiempo. Es muy importante para los mayores que los conozcan. Que estén cerca de ellos. Que no estén cambiando de enfermera cada tres o cuatro meses.

Hay que apostar por la enfermería geriátrica»

¿Crees que funcionarían mejor las residencias si se integrasen en el sector sanitario, no en asuntos sociales?

Se debería apostar por una bolsa única. Del mismo sistema sanitario se tirase de las enfermeras geriátricas y con esas enfermeras poder cubrir los puestos de las residencias. Ahora el nivel más difícil es el sector privado. La mayoría son privadas con plazas concertadas, tenemos que apostar por ese tipo de enfermería y si se apuesta por el sector privado a nivel de residencias -que es lo que ahora mismo ocurre- debemos llegar a convenios de colaboración con el Servicio Murciano de Salud o a nivel nacional para que podamos colaborar entre todos y que el sector sociosanitario y los mayores tengan unos mejores cuidados.