ÁNGEL M. GREGORIS.- Una bestia marina que atemoriza a la sociedad y contra la que tiene que luchar un grupo de personas para salvar a la humanidad; una historia de amor, que se ve amenazada por el monstruo, y un final, casi siempre, feliz. Este es el planteamiento, nudo y desenlace de películas como Tiburón (1975), Piraña (1978), Anaconda (1997) y Mandíbulas (1999), entre otras muchas. Excepto la primera, no suelen ser obras maestras, pero atraen muchísimo al gran público. En 2018 ha sido el turno de Megalodón, un tiburón prehistórico que podía llegar a medir hasta 25 metros y del que no se tienen muchos datos debido al mal estado de sus fósiles.
Si bien sigue las pautas de este tipo de largometrajes, la cinta, dirigida por Jon Turteltaub, supera bastante bien las expectativas con las que se llega a la sala de cine. Una expedición que busca llegar hasta el fondo de la fosa más profunda del Pacífico se queda atrapada por el ataque de un animal desconocido. Años atrás Jonas Taylor ya advirtió de que en esas profundidades habitaba algo muy peligroso, pero nadie le creyó y decidió alejarse de su vida y su carrera profesional. Ahora, con esta situación se ve obligado a volver para intentar rescatar a sus compañeros. Será a partir de ese momento cuando él y el resto del equipo tendrán que enfrentarse a la temida bestia.
Megalodón no pasará a la historia como sí lo ha hecho el Tiburón de Steven Spielberg ni, probablemente, será la película más premiada de este año, pero entretiene y logra mantener la tensión incluso en los momentos más predecibles. Todo hay que decirlo y la verdad es que estas películas, por muy malas que sean, tienen tantos seguidores que no suelen conformarse con rodar una parte y terminan convirtiéndose en grandes sagas. Algunas, como Mandíbulas y Anaconda tuvieron incluso un crossover, compartiendo protagonismo en la olvidada Mandíbulas contra Anaconda. Vamos, que la idea sigue dando muchos millones, aunque la historia se repita una y mil veces. Sabiendo como funcionan estos temas, una vez liberado el Megalodón en los mares del Pacífico quien sabe si en los próximos años le veremos surcando otros océanos o peleándose con un grupo de pirañas. Visto lo visto, todo puede suceder.