REDACCIÓN.- Aunque las personas que envejecen hoy lo hacen en mejores condiciones que sus padres y abuelos tienen como reto pendiente mejorar su calidad de vida. Bajo el título “Envejecer con alegría y conocimiento: la importancia del envejecimiento en positivo”, el Colegio de Enfermería de Guipúzcoa (COEGI) en San Sebastián acoge esta tarde a partir de las 18.00 una nueva charla dentro de su Espacio de Salud y Cuidados. La conferencia, con entrada libre hasta completar aforo, será impartida por la directora científica de Matia Fundazioa, Mayte Sancho; la enfermera especialista en Geriatría y presidenta del COEGI, Pilar Lecuona; y la coordinadora de voluntariado de Nagusilan, Mª Jesús Garitano.
Mayte Sancho recuerda que “las personas viven más años, se cuidan, sus hábitos de alimentación han mejorado mucho, su nivel de instrucción ha experimentado un cambio radical, de tal manera que, entre los mayores de 55 años, algo más del 18% ya poseen estudios medios o superiores”.
“Las generaciones que envejecen en el siglo XXI tendrán que afrontar la soledad como un modo de vida bastante frecuente”, asegura Sancho. De hecho, actualmente en Euskadi la cuarta parte de la población de 60 y más años vive sola. “Esta tendencia irá en aumento, porque los modelos de convivencia en los países desarrollados así lo demuestran: pocos hijos, viviendas pequeñas, familias en las que hombres y mujeres trabajan…y muchos años de vejez. Tendremos que aprender a gestionar la soledad, recurrir a servicios profesionales públicos y privados si necesitamos ayuda y aprovechar al máximo nuestra capacidad de generar redes sociales”, subraya.
Reformulación del modelo
En esta línea, Matia Fundazioa considera que “necesitamos una adaptación de la sociedad al envejecimiento, una reformulación del modelo de Gobernanza que, transversalmente, tenga en cuenta la estructura de su población, sus necesidades y, también, sus preferencias. Y en el ámbito de la individualidad –concluye-, necesitamos pensar en cómo queremos y podemos envejecer. Es una cuestión de responsabilidad social, pero también es una formula inteligente para intentar vivir como quiero cuando sea anciana”.
Por su parte, Pilar Lecuona, enfermera geriátrica y presidenta del COEGI subraya que mientras en el siglo pasado el reto principal fue la supervivencia, “el de este siglo XXI será el de la calidad de vida”. Insiste asimismo en la importancia de la actitud para tener un envejecimiento activo y recuerda que “ofendemos a las personas mayores con expresiones como: ‘con esa edad qué quiere’, ‘a su edad qué querrá’, ‘bastante bien está usted para los años que tiene’ o ‘cosas de la edad’, entre otras frases que solo contribuyen a perpetuar los estereotipos existentes respecto a la vejez”. Frente a ello, Lecuona aboga por un nuevo paradigma en el que las personas de avanzada edad estén integradas en la sociedad, “con más actividad, arrimando el hombro, viviendo de forma independiente, con más actitud y con un nuevo rol social”, entre otros aspectos. “La dignidad del individuo se mantiene toda la vida”, subraya.
Por su parte, desde la asociación de voluntarios Nagusilan, Mª Jesús Garitano, coordinadora de voluntariado, recuerda que “se envejece poco a poco día a día” y, en este sentido, recuerda que “no es viejo el que vive muchos años. Es viejo el que ve pasar los años sin vivirlos, el que pierde la ilusión por hacer cosas, por estar activo, por relacionarse, por vivir”.
Garitano subraya que envejecer de forma activa “es mucho más que hacer ejercicio para mantener el cuerpo en forma o crucigramas para que la mente este activa. Es preocuparse por lo que sucede alrededor, estar al día de lo que sucede en nuestro entorno, relacionarnos con los demás, escuchar a nuestros amigos y familiares, estar abiertos a nuevas formas de relacionarnos, dispuestos a “echar una mano” en lo que sea necesario. Es sentirse bien, sentirse capaz de hacer muchas cosas, sentirse útil”. Para lograrlo contamos con muchos medios a nuestro alcance, asegura, entre los que está el formar parte de una asociación de voluntariado social. “El entregarse al voluntariado social, como el que desarrolla Nagusilan, mejora nuestra autoestima, amplía nuestras relaciones sociales y nos hace solidarios con nuestra sociedad, viviendo en un exitoso y agradable clima de envejecimiento saludable, activo y solidario”, sostiene.
“Nos jubilamos de nuestra vida laboral, no de la vida. Por ello, es conveniente trabajar las relaciones personales y familiares, cultivar aficiones, compartir vivencias….En definitiva, seguir sintiéndonos vivos”, añade. Como “grandes enemigos” del envejecimiento, Garitano apunta a la inactividad (tanto física como mental) y la soledad, “tanto si vivimos solos como si, aunque no estamos solos físicamente, nos pesa la soledad, nos vemos rodeados de personas que no nos escuchan, no nos tienen en cuenta, no nos valoran…”. Frente a estos enemigos, aboga por “luchar para ser los protagonistas de nuestra vida. Pedir ayuda cuando la necesitemos pero siendo nosotros quienes tomemos nuestras decisiones”.