REDACCIÓN.- El presidente del Consejo General de Enfermería ha lanzado un mensaje institucional a las más de 325.000 enfermeras y enfermeros de España por el Día Internacional de las Enfermeras:

Queridas compañeras y compañeros

Hoy, 12 de mayo, celebramos el Día Internacional de las Enfermeras. En este nuestro día lo primero que quiero hacer es daros las gracias por la impagable labor que hacéis en todo momento. No existe duda alguna del rol imprescindible y fundamental de las enfermeras y enfermeros en la salud de las personas y en la asistencia sanitaria y sociosanitaria. Hasta el punto de que sin enfermeras no hay sanidad, ni asistencia sociosanitaria, y me atrevo a decir que, por no haber, no hay ni salud, porque nuestros cuidados son trascendentales, como lo es nuestra aportación en la educación para la salud de las personas.

Unos cuidados que las enfermeras y enfermeros proporcionamos a lo largo de toda la vida de nuestros pacientes, estando a su lado, permanentemente, procurando atenuar el dolor, el sufrimiento y la incertidumbre y acompañándolos ya sea en el camino hacia la recuperación, o en la travesía hacia el final de la vida.

En este 2022, desde la Organización Colegial de Enfermería nos hemos propuesto conseguir que las enfermeras veáis reconocida la labor fundamental que realizáis cada día en todos los centros y lugares donde estáis presentes. Por eso, queremos decir alto y claro que ha llegado el momento de acabar con las grandes injusticias que asolan a nuestra profesión desde hace muchos años.

Somos muy conscientes de que las enfermeras estáis exhaustas después de dos años de pandemia, que seguís teniendo jornadas eternas, doblando turnos, renunciando a días libres y vacaciones. Una gran mayoría tiene que convivir con contratos precarios de días e incluso horas, y condiciones indignas, todo ello propiciado porque en nuestro país tenemos una grave escasez de enfermeras que se manifiesta en las ratios más bajas de Europa.

Esta situación genera una sobrecarga asistencial que se vive como algo normalizado en el día a día, cuando se trata de algo que debería ser excepcional, y que pone en peligro la seguridad de enfermeras y pacientes. También afecta de lleno a vuestra salud mental: ansiedad, depresión, miedo, son situaciones viven un porcentaje muy alto de compañeros y compañeras.

Resulta también inaceptable que con un título de grado como el de Enfermería no se tenga el mismo nivel A1 que el resto de las titulaciones de Grado, la mayoría de ellas con formación académica idéntica a la nuestra.

Esta más que claro que existen intereses corporativistas en que sigamos perteneciendo al grupo A2 para mantener un techo de cristal que nos impida crecer como gestores y acceder a puestos de máxima responsabilidad para los que estamos sobradamente preparados y preparadas. Movimientos que son clasistas porque cuando se trata de otros profesionales (como los economistas, biólogos, periodistas…) no tienen objeción, aunque ambas titulaciones tienen idénticos créditos académicos que la nuestra.

Tampoco podemos olvidar en esta lista el absoluto abandono del Estado y las CC.AA. a nuestras especialidades enfermeras, aprobadas hace ya 17 años, y cuyo desarrollo precario está a años luz de las necesidades asistenciales de los pacientes y de nuestra profesión.

No apuestan por las especialidades porque lo que les interesa es un modelo de enfermera generalista, de enfermera para todo. Que es más barato y resta complejidad a la organización del sistema sanitario, aunque es contrario a las necesidades del paciente y nuestro crecimiento profesional.

Pero no vamos a cejar en exigir que se creen las categorías profesionales específicas de enfermeras especialistas y que se cataloguen los puestos de trabajo en todas las CC.AA. de una vez por todas, que se abonen las especialidades como corresponde diferenciándolas de una enfermera generalista y que se desarrollen nuevas especialidades necesarias para dar respuesta a las necesidades de los ciudadanos y pacientes.

Últimamente estamos asistiendo a un movimiento para poner en marcha un nuevo modelo de profesional “low cost” creando técnicos en cuidados y en geriatría que hagan nuestro trabajo cobrando mucho menos y generando menos problemas, movimiento que va en detrimento de la salud y seguridad de las personas. La formación profesional de supervisión sociosanitaria es el colmo del despropósito y no lo vamos a tolerar, ya que apostando por las enfermeras especialistas en geriatría y generalistas el problema estaría resuelto.

Ante esta situación que venimos viviendo ha llegado la hora de decir BASTA YA. Para ello, resulta fundamental que, como profesión, estemos más unidos que nunca. Tenemos que ser una piña en toda la estrategia de acciones que estamos desarrollando para poner a la profesión enfermera en el verdadero lugar que debe ocupar por su formación, su responsabilidad, su excelencia profesional y su capacidad innata de crecimiento y entrega por los pacientes.

Muchas gracias.