D. RUIPÉREZ / A. ALMENDROS.- En 2003, con apenas 15 años, Mbaye dejó Senegal a bordo de una patera. A su madre le dijo que iba a jugar un partido de fútbol. Nunca regresó. Hoy es enfermero en el Hospital de Basurto en Bilbao. Mbaye nos habla de su viaje por mar, de cómo llegó a Sevilla a un centro de menores que tuvo que dejar para ir a recoger naranjas a Valencia y así poder pagar su deuda con quienes le trajeron a España. Más tarde, decide buscar fortuna en Bilbao. La vida en la calle no es fácil pero un golpe de suerte en 2011 le llevó a estudiar enfermería.
¿Cómo un niño de 15 años hace ese viaje que podría haberte costado la vida?
Es un viaje con un riesgo muy alto, pero a los 7 años perdimos a mi padre y fue mi madre la que nos intentó sacar adelante con todas sus fuerzas, como pudo, pero yo veía que la situación cada vez era más complicada y veía que tarde o temprano tendría que tomar esa decisión. Justamente al terminar el curso escolar, ese mismo año 2003, me planteé la posibilidad de salir del país porque era la única alternativa que veía posible viendo la incertidumbre que había en mi país. Es verdad que podía haber salido mal como le ha pasado a mucha gente, pero con suerte llegamos vivos.
Pero ¿tu madre no sabía nada de que te ibas a ir?
Sí, en ese momento no podía decirle a mi madre que iba a emprender un viaje en patera porque por muy mal que estuviéramos ella no me iba a dejar salir. Como en esas fechas solía haber torneos de fútbol le dije que iba a jugar un torneo de fútbol con los amigos de la zona a toda ciudad y le pareció bien. En ese momento tenía todo pensado y había hablado con los que me iban a llevar en la patera y decidí salir. Salí en agosto de ese mismo año, pero tuvimos dos intentos. En el primer intento fue a mediados de agosto y llegando hasta Mauritania vimos que la patera se estaba rompiendo y nos dijeron que no podíamos seguir porque había riesgo de morir todos; y estuvimos esperando en el sur de Senegal un tiempo hasta que la patera estuviera en condiciones y volvimos a salir en octubre que fue cuando llegué a Tenerife.
Una vez que llegas, ingresas en un centro de menores, pero te has dedicado a trabajar en el campo, a la venta ambulante…
Sí, está muy bien el viaje y estar con la alegría de que hemos llegado y hemos encontrado la gloria que es Europa después de 10 días de viaje muy duros. Pero, es verdad, que cuando llegué me llevaron a un centro de menores en Sevilla y claro el pensamiento con el que me venía era con sacar adelante a mi familia, pero a la vez tenía un viaje que pagar y en esos 15 días en el centro de menores decidí no quedarme ahí, les dije que estaba muy agradecido, pero yo necesitaba hacer otras labores. Me dijeron que no podían retenerme y les pedí que me mandaran donde ellos creían que podría encontrar trabajo. Ahí fue cuando me dijeron que estaba la temporada de recoger naranja de Valencia. Me compraron el billete y me fui a Valencia y ahí fue donde empecé mi periplo migratorio: dormir en la calle desde el primer día y a trabajar de temporero. En esta ciudad estuve trabajando de temporero luego después fuimos a Murcia para hacer lo mismo, pero no había mucho trabajo y tuvimos que volver a Valencia y comenzamos con la venta ambulante.
Y ¿acabas en el País Vasco? Y ahí entiendo que dormir en la calle es más duro
Eso es. Estuve en Valencia un tiempo y en el año 2006 llegué a Bilbao después de recorrer medio país con la venta ambulante. Después de agosto de 2006 tuve que volver a Valencia a pagar las deudas que tenía porque con la venta ambulante me habían quitado en varias ocasiones la mercancía, acabé detenido por la policía… Pero una vez que llegué a Bilbao empezaba de cero porque no debía nada. Llegué a Bilbao con 10 euros en el bolsillo y fue empezar de cero de nuevo. Desde ese momento empecé a dormir en la calle otra vez. Es verdad que se pasa mal, el clima es diferente al de Valencia o Sevilla. Estuve viviendo seis meses debajo de un puente y en ese momento me estaba buscando poco a poco la vida y mejorando hasta conseguir entrar en un piso patera y poco a poco seguir buscándome la vida. Poco a poco cuando conseguí pagar mi deuda del viaje y fue en 2011 cuando encontré a esa persona que me alegró la vida y me dio la oportunidad de poder salir adelante. Este golpe de suerte que tuve me ayudó mucho a ser lo que soy ahora.
¿Por qué decides estudiar enfermería?
Siempre me había llamado la atención, pero es verdad que los motivos que me empujaron a hacer esa carrera fueron al recordar cómo al llegar en Tenerife, los primeros cuidados recibidos por el personal sanitario voluntarios de la Cruz Roja me llamaron mucho la atención y me lo planteé. Hablé mucho con ellos y les dije que me gustaba mucho lo que estaban haciendo y que ojalá algún día pudiera hacerlo. Me comentaron que eran enfermeros y enfermeras. Así que desde ese momento supe que quería estudiar esa profesión.
Finalmente lo lograste, ahora trabajas en el Hospital de Basurto de Bilbao. Y, ahora además has tenido que hacer frente a una pandemia. ¿Pensaste que podías enfrentarte en algún momento a una situación de epidemia como esta?
No, nunca te lo esperas. La vida es una carrera de obstáculos que vas superando y es verdad que mi periplo migratorio me ha permitido ser más fuerte y afrontar los obstáculos que se te cruzan, pero nunca me imaginaba que podría vivir una situación como la que estaos viviendo con la pandemia.
¿En qué servicio o unidad estás más cómodo trabajando como enfermero?
La verdad es que el mundo de la enfermería es bastante amplio. A mi me gusta mucho la educación y hago talleres de educación para la salud. También el trabajo hospitalario me gusta bastante pero ahora mismo lo que más me llama la atención, pero el día de mañana me gustaría dedicarme a la educación y a la Atención Primaria para estar más cerca de la población. Me gustaría poder trabajar con la población más vulnerable.