ÁNGEL M. GREGORIS.- “Me preocupaba que los niños, especialmente mis hijos, estén preparados para usar las redes sin hipotecar su vida, sin publicar fotos que les vayan a perseguir cuando vayan a buscar un trabajo”. Así nació Mi vida por un like, el nuevo libro del periodista David Ruipérez, concebido como un manual que ayude a padres, profesores, sanitarios y demás profesionales a educar sobre las redes sociales para que aprendan a sacar todo el jugo a esta realidad que ha llegado para quedarse. “Las redes sociales tienen dos caras, como herramienta de comunicación son increíbles porque puedes exhibir tu talento si eres músico, bailarín… y contárselo a millones de personas, pero también hay que saber que el uso que se hace de ellas es muy superficial, para fardar y presumir de una vida que no es la tuya. Habría que preguntarse si sabe igual la vida vivida en la pantalla de un móvil y no en la calle respirando”, afirma Ruipérez.

Durante la presentación de la obra en la librería El olor de la lluvia, en Madrid, el periodista, también coordinador de Contenidos en el Consejo General de Enfermería, destacó la importancia de que los sanitarios estén formados en este ámbito. “Hay determinadas profesiones sanitarias que se han convertido en una referencia en las redes sociales. Son muy importantes porque cuando surge un bulo sobre, por ejemplo, que las vacunas causan autismo, están ellos en las redes sociales desmintiendo esa desinformación o falsas noticias que llegan a la población y pueden influir en que la gente se cuide”, cuenta el autor.

Expertos en educación y redes sociales debatieron sobre la situación a la que se enfrenta la población con esta oleada instagramer. Víctor Pascual, jefe de estudios del Colegio Liceo Juan de la Cierva (Madrid), comentaba que los posibles peligros de las redes sociales se resuelven con educación en los colegios. “Si los niños conocen todos los riesgos y ventajas, así como las herramientas que existen, no tiene que haber problemas”, apunta, pero reconoce que es importante hacerlo cuando están los menores en el colegio porque “hay que tener en cuenta que para el mundo digital la mayoría de edad son 14 años”. Además, también cree necesario formar al profesorado, “puesto que a muchos este mundo digital les ha pillado un poco tarde”.

En el debate, Macarena Bartolomé, periodista de TVE, aseguraba que “los influencers se han convertido en medios de comunicación en sí mismos porque tienen sus propios seguidores, sus propios lectores, fiele…”. “Tenemos que hacernos eco de lo que está pasando en las redes porque es una realidad y muchas veces nos convertimos en un altavoz para que los conozcan esa gente que no llega a ellos directamente”, subrayaba.

Desde el mundo de la publicidad acudió Amel Fernández, experto en marketing en redes sociales, que apostillaba que “lo digital nos ha cambiado de lleno, en nuestra vida cotidiana, en la manera de enamorarnos, de trabajar, en la forma en la que percibimos y consumimos información”. “Tengo la teoría de que nos hemos convertido en consumidores de emociones, desbloqueamos el móvil unas 140 veces al día de media y pienso que es porque necesitamos consumir algún tipo de emoción, bien sea un email del jefe diciendo que ha recibido el informe o esa persona que estamos esperando a que nos conteste el whatsapp”, decía.

En cuanto al miedo a las redes sociales, Fernández consideró que bajo la cultura del miedo no sale nada bueno y bajo la cultura del terror, los niños lo que hacen es seguir haciéndolo más porque siempre prohibir despierta el deseo. “Estamos en un momento en el que hay que sentarse con ellos y explicarles lo que tienen de bueno las redes sociales, cómo se pueden utilizar y de quién se pueden fiar”, puntualizaba.