ANA MUÑOZ.- El Hospital Ramón y Cajal de Madrid es el único de la red sanitaria pública española que dispone de una Unidad de Micropigmentación Mamaria. Desde su creación en 2009 se ha atendido en ella a más de 1.500 mujeres que deseaban ver redibujadas esas partes de su anatomía que habían perdido por culpa de la enfermedad, pezones en la mayoría de los casos. Hoy, todas estas mujeres han conseguido mejorar su autoestima, su confianza en sí mismas y la relación con su entorno. Y todas ellas han pasado por las manos de Azucena Marzo, seguramente la persona que más experiencia tiene en España en el campo de la micropigmentación mamaria. Hablamos con ella justo antes de que intervenga como ponente en la Jornada de divulgación para pacientes y familiares con cáncer de mama que ha organizado su hospital este jueves en un auditorio abarrotado.
Micropigmentar no es tatuar
Antes de empezar a explicarnos en qué consiste su trabajo, Azucena deja muy claro un aspecto para evitar confusiones: micropigmentar no es tatuar.
La primera diferencia radica en que la micropigmentación es menos invasiva que los tatuajes tradicionales, porque se realiza sobre la epidermis, la capa más superficial de la piel. Por otro lado, los pigmentos utilizados son muy diferentes. Frente a las tintas de los tatuajes tradicionales, en la micropigmentación se emplean pigmentos inorgánicos de colores terciarios muy semejantes a los de la piel, que si bien pueden perder algo de intensidad con el tiempo, también se rediseñan con más facilidad llegado el caso. Además, los colores nunca viran hacia tonos indeseados, como sí ocurre a menudo con los tatuajes.
La superficie sobre la que se realiza el procedimiento también es muy diferente: las enfermeras trabajan sobre pieles patológicas, radiadas, con cicatrices y que, a menudo, recubren prótesis. Superficies todas ellas sobre las que no se debe realizar un tatuaje convencional. Además, una paciente que va a ser micropigmentada se somete previamente a una prueba de tolerancia y después al necesario seguimiento sanitario.
Pero la principal diferencia entre la micropigmentación y los tatuajes radica en su finalidad misma: el objetivo de la micropigmentación no es decorativo ni artístico, sino corrector. Se busca la naturalidad, “el sentido común”, en palabras de Azucena Marzo. “Más que saber dibujar, lo importante es tener sentido de la simetría y la naturalidad. La paciente tiene que verse las dos mamas iguales, aunque una de ellas esté micropigmentada. El resultado debe corresponderse con su reconstrucción mamaria en color, forma y proyección. No hay una areola igual a otra, ni todas tienen el mismo color. No puedes utilizar una plantilla”, explica la enfermera.
La gestión de la Unidad de Micropgimentación es cien por cien enfermera, aunque el trabajo en ella no sería posible sin la colaboración de muchos equipos distintos. Tanto Azucena Marzo como su supervisora, Olga Salcedo, se sienten muy respaldadas: “Tenemos apoyo institucional, de los médicos, los cirujanos, los dermatólogos, los oncólogos… Eso es muy importante, porque son ellos los que nos derivan a los pacientes. Confían en nuestra formación y nuestros resultados. No interfieren en nada”, aseguran. Estas dos enfermeras no sólo han realizado intervenciones en mamas. También han redibujado cejas y han corregido cicatrices, quemaduras y labios leporinos.
Adiós al estigma
La mayoría de las mujeres que acuden a la Unidad de Micropigmentación se ha visto mutilada en su zona más femenina: los senos. Los especialistas explican que el primer objetivo de una mujer intervenida por cáncer de mama es, evidentemente, la curación, que la estética se mantiene siempre en un segundo plano cuando se teme por la propia vida.
Sin embargo, es después, una vez curadas, cuando mirarse al espejo provoca sufrimiento: “Muchas no se reconocen a sí mismas, no quieren mantener relaciones sexuales, ir a un gimnasio o quitarse la ropa en un probador”, explica Azucena. Su supervisora añade que precisamente por eso “llegan con miedo pero también con muchas expectativas, porque vienen animadas por los médicos. Cuando terminamos, salen con la sensación de ser una persona normal, entera, sin mutilaciones ni estigmas”.
Por eso, en palabras de Azucena, “ganan ellas y ganamos nosotras. La satisfacción es total. Se emocionan, te abrazan, te dan a conocer sus vivencias. Cada una llega con una mochila que trae cargada de sufrimiento. La enfermera tiene que escucharlas activamente”.
El objetivo de estas enfermeras es ahora ir abriendo camino a otros hospitales, extender su iniciativa y conseguir que la micropigmentación se afiance como último paso en la reconstrucción de mama.
He intentado ponerme en contacto con vosotras y me es imposible
Me podías decir cual es la hora o día más aceptable para hablar
Un saludo y perdonar las molestias
Gracias
Por favor necesito comunicarme con la enfermera del Hospital Azucena Marzo y Olga Salcedo.
Muchas gracias,
Ilse
Estimada Ilse,
Le facilitamos el número de teléfono del hospital en el que trabajan Azucena y Olga: 91 336 80 00.
Un saludo.