ÁNGEL M. GREGORIS.- La micropigmentación mamaria supone un alivio y, muchas veces, una vuelta a la vida de muchísimas mujeres tras ser diagnosticadas de cáncer de mama. Las operaciones a las que se someten estas mujeres hacen que el pezón y la areola desaparezcan y esta técnica enfermera ayuda a mejorar, enormemente, la calidad de vida de las afectadas. La enfermera de la Unidad de Cirugía Plástica del Hospital Universitario de Cáceres, Mª Elena Galán, reconoce que es alucinante ver el efecto que tiene en las mujeres la reconstrucción del pezón-areola. “A mí muchas mujeres se me han roto y se han puesto a llorar. Es algo que les importa muchísimo y verse con la areola es increíble”, explica Galán.
Evaluar
Por sus manos pasan aquellas mujeres que necesitan una reconstrucción del pezón-areola y ella misma se encarga de evaluar y decidir los pigmentos y cómo será la forma, en relación con la de la otra mama. “La micropigmentación es el final de una reconstrucción mamaria y esto ayuda muchísimo a elevar la autoestima de las afectadas. Cuando ellas se ven vestidas, vale, pero cuando se miran al espejo y ven cómo tienen el pecho, piensan que les falta algo. Con esto, conseguimos darle un aspecto más natural. De hecho, este momento consigue también, de alguna forma, que intenten olvidarse un poco de su episodio de enfermedad, lo que ayuda a poder llevar mejor su día a día”, subraya la enfermera.
Los distintos tipos de pieles y tratamientos hacen que la atención deba ser completamente individualizada. “Dependiendo de cómo veamos la reconstrucción de la mama, utilizamos un pigmento u otro. También hay que mirar el grosor de la piel porque si se ha utilizado, por ejemplo, un colgajo de la espalda, la epidermis es mucho más gruesa y hay que dar tonos más oscuros. Todo depende de cada mujer”, puntualiza Galán.
Pomada
Ella también se encarga de explicar las curas tras la micropigmentación: “Se hace una herida como la que quedaría con un tatuaje. Normalmente es muy superficial, a veces se suele formar una pequeña costra, dependiendo siempre del tipo de piel. Lo que sí tienen que hacer es administrarse una pomada antibiótica para prevenir que no se infecte la herida. Debemos tener cuidado con esto porque debajo hay una reconstrucción mamaria y no queremos que la infección pueda ir hacia la prótesis. Durante siete días se echan esta pomada y luego ya sólo ducha y crema hidratante”.
Para ella, esto es algo muy gratificante, porque “vemos lo que han sufrido estas mujeres y vemos que a algunas se les alarga muchísimo en el tiempo debido a los tratamientos”. “Como enfermera, me encanta hacerlo”, concluye.