Miguel Ángel de Mena ha tomado posesión como nuevo presidente del Colegio de Enfermería de León, relevando así a José Luis Blanco, quien ha presidido el colegio durante los últimos diez años. De Mena asegura que su prioridad como presidente de las enfermeras leonesas “es que la sociedad a la que atendemos y entregamos nuestro trabajo y ciencia nos conozca, que sepa de verdad lo que hacemos”.  Y es que el presidente de los 3.800 enfermeros colegiados en la provincia considera que a pesar de que su función “se vio en una de las situaciones más drásticas que ha sucedido en el mundo, la pandemia de COVID-19, no ha sida valorada lo suficiente y se ha olvidado muy pronto. Nuestro trabajo es fundamental para que la salud de la comunidad, el bienestar de la misma y el buen funcionamiento del sistema sanitario perdure”.

La situación de la enfermería leonesa es similar al del resto del territorio nacional “cansada y poco reconocida tanto social como económicamente, sirviendo de apagafuegos junto con algún otro equipo sanitario, para que el Sistema Sanitario no desaparezca como lo entendemos actualmente. Y es que los gestores que tenemos a todos los niveles (políticos, sociales, sanitarios, etc) no están a la altura de las circunstancias”, añade De Mena.

El presidente leonés hereda la lucha de la reclasificación al nivel A1. Un camino que desea que sea fácil, aunque no tiene muchas esperanzas “por las presiones que vamos a tener en contra de otros compañeros sanitarios. Siendo realistas, también supondría un gran esfuerzo económico dentro de los presupuestos, pero no mucho más que otros epígrafes inútiles presupuestados”, comenta. “La pena es que mientras se arregla el tema económico, muchas compañeras/os no pueden optar a puestos de responsabilidad y determinantes en la toma de decisiones que nos afectan”, prosigue.

Unidad de salud mental

Además, una de sus metas es la creación de una unidad de salud mental en el colegio. “Es uno de los proyectos de la pasada Junta que no finalizaron. Lo estudiaremos y veremos si es posible su puesta en marcha, ya que no estaría mal poder contar con un equipo de compañeras/os que nos ayudaran a poder gestionar nuestras emociones durante el trabajo diario y fuera del mismo, emociones que se resienten por culpa de la presión asistencial en algún caso, de la presión de nuestras direcciones en otros casos, que hacen que nos vayamos quemando poco a poco”, finaliza De Mena.