ÁNGEL M. GREGORIS.- Allá por los años 90, Televisión Española comenzó a emitir ¡Murcia, qué hermosa eres!, una gala anual que se grababa en la comunidad y que consistía en un espectáculo musical, de humor y variedades. En 2007 fue la última vez que la corporación pública dio luz verde al show y la región se quedó sin un grandísimo escaparate de promoción a nivel nacional. Que la velada dejase de celebrarse no quita que Murcia tuviese, y siga teniendo, rincones muy especiales como las minas abandonadas de Mazarrón.
Un lugar en el que los romanos se asentaron para extraer plomo, plata o zinc, entre otros minerales, y que estuvo activo hasta los años 70, cuando su explotación ya no era rentable y se dejó a su suerte. Un abandono que, tras visitarlo, no se llega a entender del todo porque ofrece un paraje muy especial. La mezcla de colores de la mina con el sol y, si ha llovido, el agua en los pequeños lagos que se forman podría trasladar al visitante hasta un planeta desconocido. Más concretamente, podría parecer que se pasea por el mismísimo Marte. Los edificios, que antiguamente albergarían las “oficinas” de los mineros, están hoy destruidos debido a la dejadez de las instituciones. La entrada es gratis y sin control, lo que es un reclamo perfecto para aquellos que quieren destrozarlo todo y llenarlo de grafitis. Actualmente, sólo quedan los muros y restos de esas antiguas casas, que ahora es peligroso recorrer por peligro de desprendimientos.
Puesta de Sol
Situado en la carretera RM-607 a 8 kilómetros del Puerto de Mazarrón y a poco más de 1 kilómetro de Mazarrón ciudad, sin apenas señalización, se encuentra este enclave al que para llegar hay que ascender una pendiente de unos 400 metros. Ya arriba, hay tiempo de sobra para conocer, descubrir y fotografiar una zona diferente y singular. Desde lo más alto, las minas permiten ver una puesta de Sol espectacular, que se hace aún más increíble si se disfruta con familiares o amigos.
Precaución
Aunque el lugar merece una visita de una tarde, hay que tener mucho cuidado con los pozos de hasta 500 metros que se hallan en el suelo y que podrían ocasionar un accidente que, evidentemente, nadie quiere sufrir. Tampoco es recomendable pasear por allí de noche, ya que el terreno de piedras y socavones no es el más indicado para la oscuridad.
Si la visita se hace en verano, después de sufrir 35º a la sombra, nada apetecerá más que disfrutar de una terraza, con todas las medidas de seguridad. Por ejemplo, en la cafetería El Faro, muy cerca del faro del Puerto de Mazarrón, no sólo se puede descansar de la caminata, sino que te permite acabar el día con unas vistas geniales al mar.