MARINA VIEIRA.- Igor Stravinsky compuso «La Historia de un soldado» en 1917, justo antes de que la pandemia de gripe española azotara al mundo. Para su estreno, tuvo que esperar dos años antes de que el gran público conociese una de sus grandes obras, ya que debido a la expansión de la enfermedad el mundo se encontraba parado. Puede que sea casualidad pero justo es esta obra la que el Teatro Real ha elegido, en tiempos de pandemia, como homenaje a los profesionales sanitarios.
Siguiendo todas las medidas de seguridad e higiene exigidas por el momento, el teatro madrileño obsequiaba con una mañana de teatro y danza a todos los profesionales sanitarios que llevan meses trabajando sin tener la posibilidad de disfrutar un rato de ocio. El día 3 de octubre, bajo un frío sol de otoño, la ópera madrileña abría sus puertas para llenar de música y danza los corazones de aquellos que se encuentran dando todo para que esto, algún día, se convierta en un mal recuerdo. «Ahora con la situación que hay y trabajando, la cultura y el ocio pasan a un segundo plano y creo que es un buen momento para poder hacer uso de las actividades que nos ofrecen y también distraernos un poco, que nos hace falta», relataba Mónica Tebar, una de las enfermeras que disfrutaron de la promoción de entradas gratis que el Teatro Real, con la difusión del Consejo General de Enfermería, ofreció a las enfermeras y enfermeros que quisieron acercarse ese día al centro teatral. «Es una manera de que la enfermería esté dentro también de la cultura y en este caso el Teatro Real, el más importante que hay en Madrid», concretaba Gabriel García, otro de los enfermeros asistentes.
Desconexión
Una iniciativa lúdica que, seguramente, a más de uno le sirvió para olvidarse por un momento de la situación en la que nos encontramos. Para muchos seguro que fue un escape de aire fresco que les permitió meterse de lleno en la historia y contemplar la maravilla de encontrarse escuchando música en directo en el Teatro Real. En concreto, los asistentes pudieron disfrutar de la obra que Stravinsky compuso para contar la historia donde un soldado de permiso tiene que decidir si vender o no su alma –representada por el violín–, a cambio de un libro mágico que le permitirá conocer el futuro y hacerse rico. Alrededor de esta trama, inspirada claramente en el mito de Fausto, se construye una fábula que pone en evidencia nuestra obsesión por el “siempre más”, en una sociedad que nos ha hecho insaciables.
Los enfermeros y demás personal sanitario asistente pudieron disfrutar de este precioso espectáculo interpretado por solistas de la Joven Orquesta de la Comunidad de Madrid (JORCAM) donde la música y el baile se fundían en el escenario que presenta el edificio que alberga la ópera madrileña. «Quiero agradecer enormemente al Teatro Real que haya tenido en cuenta a las enfermeras para este reconocimiento. Ya que hemos estado trabajando muy duro y seguimos haciéndolo en esta segunda ola», reflejaba Encarna Fernández del Palacio, directora de enfermería del Hospital Clínico de Madrid quien también asistió al espectáculo. Algo, que desde el Teatro Real tienen claro que es más que merecido por la dedicación que los sanitarios de nuestro país están demostrando durante todo este año. «Es obvio que en estos momentos los sanitarios son lo más importante que tenemos. Todo lo que se haga en favor de los sanitarios es muy poco. Es un granito de arena, todos tenemos que contribuir e ir recuperando esa normalidad”, concluía Joan Matabosch, director artístico del Teatro Real.