ANA MUÑOZ (Múnich).- Son las cinco de la tarde en Múnich y el carillón centenario del nuevo ayuntamiento empieza a sonar. Sus 32 figuras bailan una danza regional mientras cientos de turistas observan desde la plaza de Marienplatz el espectáculo, en una escena que se repite día tras día.
Múnich es la tercera ciudad alemana por número de habitantes —casi 1,4 millones—, después de Berlín y Hamburgo y la más cara del país. Su germen fue un pequeño monasterio fundado en el siglo VIII por monjes benedictinos; de hecho, su nombre proviene de la palabra “Munichen” (que significa “el lugar de los monjes”).
Resurgir de las cenizas
Pocas ciudades hay en el mundo tan reconstruidas como Múnich, que quedó hecha pedazos tras los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial pero que, a lo largo de las décadas posteriores, se ha reconstruido cuidadosamente. Cuna y origen del movimiento nazi, el paseo por sus principales avenidas estremece cuando se recuerdan las fotografías de los desfiles multitudinarios presididos por Adolf Hitler a principios del siglo XX. En Múnich se encontraban también la sede del Partido Nazi (reconvertida en centro de documentación) y los principales ministerios y sedes institucionales del Tercer Reich.
Saliendo de Marienplatz y siguiendo el recorrido por Odeonplatz —lugar destinado a la celebración de conciertos y otros espectáculos en la calle— está la ópera de Múnich, uno de los liceos más bonitos de Europa. Junto a él se levanta la Residenz, el antiguo palacio de los reyes de Baviera, formado por más de 130 lujosas estancias.
Caminando hacia el norte llegamos a uno de los tesoros de la ciudad: su Jardín Inglés, uno de los parques urbanos más grandes del mundo —más, incluso, que el Central Park de Nueva York o el Hyde Park de Londres—, por el que campan a sus anchas bonitas especies de aves.
La ciudad de la cerveza
Si algo ha llevado el nombre de esta ciudad más allá de sus fronteras, eso ha sido el Oktoberfest, el gran festival de la cerveza que se celebra cada año desde 1810 y que atrae a cientos de miles de visitantes. Durante el festival, se consumen varios millones de litros de cerveza y muchos alemanes visten su traje regional. Esta es una de las celebraciones con más repercusión a nivel mundial.
Pero no sólo durante el Oktoberfest Munich es la cuna de la cerveza: los llamados biergartens que salpican la ciudad no son otra cosa que lugares al aire libre pensados para beber y comer en comunidad, cuando el clima continental fuertemente sometido a la proximidad de los Alpes lo permite. La ciudad cuenta, además, con algunas de las casas de cerveza más famosas del mundo, como la Hofbrauhaus, en la calle Platzl. Sus orígenes se remontan al siglo XVI y su cerveza, servida en grandes jarras, sigue siendo una de las más apreciadas. Entre los platos típicos destacan las salchichas blancas o weisswurst, que se suelen acompañar de ensalada de patata y de los clásicos panes en forma de lazo llamados pretzels.
En las afueras
Para quienes tengan tiempo de hacer una excursión, es muy recomendable acercarse al Neuschwanstein o Castillo del Rey Loco, que parece sacado de un cuento de hadas. También es interesante la visita al campo de concentración de Dachau, a 13km al noroeste de Múnich, y que actualmente alberga un monumento conmemorativo y un museo sobre el Holocausto.
Los aficionados al fútbol no pueden marcharse de Múnich sin bajarse en la estación de metro de Fröttmaning para conocer el Allianz Arena, el espectacular estadio del Bayern de Múnich, que abrió sus puertas en el año 2005. Con capacidad para 71.000 espectadores, sustituyó al estadio Olímpico de Múnich como templo del fútbol de la ciudad. Su apariencia de neumático gigante lo hace reconocible desde la distancia.
Por último, es importante saber que la ciudad se rige por unas reglas de civismo muy estrictas. La puntualidad en los transportes, el respeto a quienes circulan en bicicleta y la limpieza de las calles son sólo algunos reflejos del carácter más puramente alemán de esta ciudad bávara que ha sabido conservar sus costumbres sin renunciar a su aire cosmopolita.