ALICIA ALMENDROS.- La liga de fútbol, al igual que otras actividades deportivas, se ha parado, y con ella el trabajo de futbolistas, entrenadores y árbitros. En cambio, los días de Iragartze Fernández, árbitra de la Primera División Iberdrola, transcurren en turnos interminables. Ella, enfermera de un centro de salud de Bilbao, es una de las sanitarias se está enfrentando en el terreno de juego con un rival fuerte: COVID-19. “La verdad que en estos momentos debemos centrarnos en la situación por la que estamos pasando. Y eso hace que el arbitraje quede en un segundo plano”, explica Fernández.
Desde que sonó el inicio de este partido, Fernández reconoce que están siendo días duros, “estamos ante una situación que para el personal sanitario es nueva. Estamos enfrentándonos a situaciones de mucho estrés”. Para ella lo más difícil es amoldarse a los nuevos cambios que está habiendo “tanto en lo que se refiere al aumento de la demanda como a la aparición de nuevos protocolos”, comenta. “El papel de las enfermeras está siendo primordial. Realizamos cribados tanto en centros de salud como en los hospitales. La verdad que está habiendo buena coordinación y adaptación de todo el personal sanitario”, señala. Aunque el problema de la escasez de material es algo con lo que tienen que lidiar cada día. “No se esperaba que hubiera tantos contagios y tanta propagación en un periodo tan corto de tiempo. El material se termina con facilidad y está habiendo problemas para reponerlo”, señala.
La palabra miedo está en el terreno de juego en todo momento. “La gente siente desconfianza, es un virus nuevo que no sabemos bien cómo actúa por ello cualquier síntoma puede hacer que sospechemos de COVID-19. Hay muchos compañeros que están infectados, aproximadamente 1 de cada 10 infectados son personal sanitario. Creo que es un número muy elevado, teniendo en cuenta el papel tan importante que estamos llevando a cabo”, resalta. El miedo también ronda por la cabeza de los pacientes cuando llegan a los centros sanitarios, “no saben si lo padecen o si simplemente es un catarro. Nosotras desde el centro de salud intentamos calmarles y decirles que sin sintomatología grave es preferible quedarse en casa y realizar cuarentena. Creo que el hecho de hablar con nosotros y transmitirles calma hace que entiendan mejor la situación y se reduzca su nivel de estrés”, apunta la enfermera.
Los pacientes hospitalizados también necesitan el apoyo de los sanitarios en estos momentos. La soledad no es una compañera fácil para ganar este partido. “Cuando entran solos y nos ven con los EPIS se sienten vulnerables. El apoyo que les damos es fundamental, les cuidamos desde que entran hasta que salen del hospital para que su estancia allí sea lo menos traumática posible”, explica Fernández.
En los turnos de horas infinitas, esta árbitra no mira el reloj para ver cuánto tiempo le queda de partido, pero los aplausos de cada día a las ocho de la tarde les recuerda que la victoria cada vez está más cerca. “Es una inyección de adrenalina que nos hace continuar con nuestro trabajo más fuertes que nunca”, finaliza.
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