MIRIAM OLIVAS.- La incontinencia urinaria supone un problema de salud pública. Hasta el 55% de la población podría sufrirla en algún grado y es una patología que afecta gravemente a la calidad de vida de los pacientes. A ella se suma la estigmatización social y el silencio que forman parte del día a día de las personas que la sufren. Vergüenza, aislamiento o sufrimiento los acompañan de forma permanente. Una situación de angustia que en ocasiones se da en pacientes que ya presentan un deterioro cognitivo severo. En esta situación se hallan tres de cada cuatro afectados.
Las enfermeras suelen ser el primer sanitario que tiene contacto con el paciente lo que les otorga un papel fundamental en el abordaje de esta enfermedad. Es por esta necesidad de contar con las herramientas adecuadas para ofrecer un cuidado de calidad por lo que el Consejo General de Enfermería, a través de su Instituto de Investigación Enfermera y con la colaboración de Lindor, ha elaborado una guía gratuita, actualizada y práctica a disposición de todos los profesionales sanitarios.
En esta herramienta los profesionales encontrarán todo lo que necesitan saber sobre la atención y el cuidado de los pacientes que sufren esta patología. “Esta guía de incontinencia es un documento donde se recogen todos los aspectos más relevantes que tienen que ver con este problema de salud tan importante. Se engloba desde la valoración que tiene que hacer la enfermera, el plan de cuidados que puede realizar a este tipo de pacientes y todos los tratamientos y posibilidades terapéuticas que tenemos a nuestra disposición”, asegura el secretario general de Consejo General de Enfermería, Diego Ayuso.
“No es un problema menor”
La valoración es estos casos es fundamental y la eficacia de las distintas terapias disponibles dependen en gran parte de ella. Detectar casos de forma precoz y realizar intervenciones apropiadas se hace vital según cuentan las enfermeras que han redactado esta guía. Por este motivo, la educación al paciente y su participación en el proceso de su enfermedad les puede ofrecer resultados muy beneficiosos para su salud.
“Hemos creído muy necesaria la publicación de esta guía para enfermeras -y otros profesionales sanitarios- porque ha llegado el momento de que la incontinencia urinaria no sea relegada como un problema de salud menor. Muchos de los afectados están internados en centros sociosanitarios, por ejemplo, y queremos que los profesionales que prestan servicios en ellos tengan los mejores conocimientos a la hora de manejar la patología y los absorbentes disponibles”, asegura Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería.
Unidas por este reto, las enfermeras proponen la creación de unidades de suelo pélvico multidisciplinares provistas de sistemas de teleasistencia o “e-salud” para mantener el contacto estrecho y habitual entre pacientes y cuidadores. Además, se proponen campañas de información y sensibilización entre los profesionales de Atención Primaria y promover la prevención con el entrenamiento del suelo pélvico, especialmente para mujeres embarazadas.
Tratamiento de la dermatitis asociada a la incontinencia
La guía también es una aproximación a los daños colaterales de la enfermedad, ya que recoge de una forma amplia lo que tiene que ver con el cuidado de la piel y las secuelas para poner freno así a la repercusión de la patología.
Una de las complicaciones más relevantes son las lesiones cutáneas ocasionadas por el contacto prolongado con las heces y/o orina (DAI) y éstas pueden suponer un considerable efecto negativo en los pacientes que repercute en su bienestar físico y psicológico, en términos de dolor, morbilidad, aumento de estancias y costes asociados. Por ello, en la guía se reserva un especial apartado para la gestión del cuidado de este tipo de afección.
“Las personas que sufren DAI suelen ser personas dependientes, personas mayores, en las que las lesiones se profundizan. Se ve muchos en los hospitales, en los pacientes que ingresan con diarreas o con otras problemáticas. Hay otra cuestión y es que se han tratado de forma incorrecta. Casi siempre se han tratado como si fueran hongos, sin embargo, un estudio que se realizó en el hospital Puerta de Hierro de Madrid puso de manifiesto que no tenía nada que ver con hongos. Aquí encontramos el problema, en estas lesiones relacionadas con la dependencia se ha comprobado que el tratamiento es totalmente distinto al que se estaba aplicando”, cuenta Teresa Segovia, supervisora durante muchos años de la unidad de heridas crónicas del Puerta de Hierro y una de las autoras de la guía.
Teniendo en cuenta la importancia y el impacto de estas lesiones, con esta guía se pretende implementar un programa estructurado de cuidados que pasa por su localización epidemiología, correcta valoración y un correcto tratamiento que abarque la prevención, limpieza, protección e hidratación de la piel.
Un asunto de cuidados
Las enfermeras son fundamentales en el abordaje de esta patología y en el bienestar del paciente. “Sin duda, la incontinencia es un tema de cuidados y ahí las enfermeras somos líderes y tenemos que ser el referente para los pacientes que tienen esta problemática. Deben saber que las enfermeras le podemos dar solución a su problema”, asegura Ayuso.
Sin embargo, a pesar de esta necesidad de cuidados específicos se han encontrado barreras formativas que impiden abordar estas funciones con la calidad necesaria.
“Las enfermeras somos las que estamos en primera línea, las que vemos estas lesiones, las que tenemos que tratarlas. El problema es que no hay medios suficientes para hacerlo, ni formación suficiente y que muchos de estos componentes y materiales no tienen financiación por la Seguridad Social por lo que el coste es muy grande para el paciente”, asegura la enfermera.