D.R. .- Investigadores de la Universidad Johns Hopkins de Baltimore (EE.UU.) han desarrollado y testado un nuevo método para reducir las posibilidades de exposición de los bebés ingresados en la UCI de un hospital -por enfermedad o nacimiento prematuro- de una bacteria potencialmente mortal como es el Staphylococcus aureus. Según explica el autor principal de la investigación que recoge el último número de la revista de la Asociación Médica Americana (JAMA), “tradicionalmente, los procedimientos para prevenir infecciones nosocomiales en las UCI pasaban por mantener al personal y las instalaciones lo más estériles posibles. Nuestros estudio es de los primeros que sitúan el foco en los padres”, asegura el epidemiólogo y profesor de Pediatría Aaron Milstone.
La presencia de los progenitores y el cariño que dan al recién nacido es un factor importante en la evolución del pequeño. Sin embargo, según los datos de los Centros de Prevención y Control de Enfermedades de EE.UU. hasta el 30 por ciento de los adultos son portadores de esa bacteria, Staphylococcus aureus, aunque el microorganismo no cause daño alguno y se encuentren sanos. No obstante en un entorno hospitalario donde los pacientes están débiles o inmunodeprimidos. De hecho, algunas cadenas de la bacteria son resistentes a antibióticos y pueden causar graves daños en el organismo, como septicemia, endocarditis, neumonía u osteomielitis (infección de los huesos).
De acuerdo con los datos que manejan Milstone y su equipo, en Estados Unidos se producen más de 5.000 infecciones por esta bacteria y el 10 por ciento de esos niños infectados tendrían altas posibilidades de fallecer antes de que la infección fuera eliminada del hospital.
Para evitar este extremo, los investigadores han diseñado un sencillo régimen para madres y padres que deben seguir mientras sus hijos permanecen ingresados en una UCI. Las medidas preventivas incluyen la aplicación de un antibiótico de aplicación tópica (mupirocina) en las fosas nasales y la limpieza de la piel con una toallita impregnada de un 2% de gluconato de clorhexidina, un antiséptico común empleado para evitar las infecciones en la zona donde se va a proceder a una intervención quirúrgica.
Los autores de la investigación tomaron como muestra a 190 recién nacidos ingresados en dos UCI de los hospitales Johns Hopkins entre finales de 2014 y finales 2018. Cada niño tenía al menos uno de los dos progenitores que habían dado positivo en el análisis de Staphylococcus aureus. La presencia de la bacteria también se buscó en los bebés obviamente.
Los padres de 89 bebés llevaron a cabo las medidas profilácticas, mientras que a los 101 restantes usaron un placebo y unas toallitas idénticas en su embalaje y aspecto, pero sin medicamento alguno.
De los 190 bebés, 42 -cerca de un 22 por ciento- adquirieron la bacteria de su padre, madre o de ambos a la vez. Cuatro de los pequeños se infectaron con la variedad resistente a antibióticos.
De los 101 bebés cuyos padres formaban parte del grupo de control 29 (casi el 29%) adquirieron la bacteria, pero del grupo cuyos padres seguían las medidas profilácticas sólo resutaron infectados 13 de 89, lo que representa un 15%.
“Los resultados de nuestro estudio preliminar indican que el tratamiento con mupirocina intranasal y toallitas de clorhexidina puede reducir significativamente el número de niños que resulte infectado con Staphylococcus aureus por el contacto con un padre portador”, asegura Milstone.
Tras este trabajo harán falta nuevos estudios más amplio para determinar si se deben modificar los protocolos y si este tipo de medidas preventivas deben aplicarse sistemáticamente a todos los bebés ingresados en la UCI o sólo a los que presenten un riesgo mayor.
Un Comentario
Concha Gómez
¿Se estudió si el personal sanitario portaba la bacteria?. Me parece que no se pueden descartar como fuente de contagio.