ALICIA ALMENDROS.- Te diagnostican cáncer y, ahora ¿qué? Así, sin anestesia ni nada, es como esta enferme-dad que tan acostumbrados estamos a escuchar, pero tan poco preparados estamos para sufrir, llega a la vida de cualquier persona. “El momento del diagnóstico se vive con mucha ansiedad puesto que el paciente recibe mucha información; le surgen dudas y con frecuencia presenta mucho miedo. En esta etapa la enfermera realiza la educación sanitaria para empoderar al paciente de los hábitos de vida saludables que se recomienda llevar durante todo el proceso; convirtiéndose en el profesional de referencia”, resalta Ángeles Peñuelas, presidenta de la Sociedad Española de Enfermería Oncológica (SEEO).
Las enfermeras tienen un papel de vital importancia durante toda la enfermedad. “Desde que se diagnostica se crea el primer vínculo. Nosotras acogemos al paciente y a la familia y los acompañamos”, explica Carmen Molina, enfermera del Hospital de Día de la Clínica Universidad de Navarra en Madrid. “En este acompañamiento hacemos mucho papel de apoyo, de seguimiento, de control de síntomas, de control de toxicidades… Evaluamos todo y en función del tratamiento y del momento en el que se encuentren, damos pequeños consejos. La verdad es que es un trabajo en equipo”, añade.
Paso a paso
El cáncer va mucho más allá del diagnóstico. Son 24 horas, 365 días al año de incertidumbre. “Cuando una persona sabe que padece esta patología es un momento de vulnerabilidad a todos los niveles, pero no sólo para la persona, sino que toda la familia se ve envuelta en el proceso. Y las enfermeras estamos a su lado, estableciéndose una relación muy especial”, resalta la presidenta de la SEEO. “Hay que recordar que el paciente oncológico es un paciente complejo y necesita que nosotras estemos ahí. Al final, las enferme-ras conocemos al paciente mucho más que el médico”, apunta Julia González, supervisora de Oncología del Hospital Clínico de Madrid.
Donde estos pacientes pasan muchas horas es en los hospitales de día para recibir el tratamiento, y ahí también la enfermera capitanea la situación. “Nosotras preparamos el tratamiento, garantizando siempre la seguridad del paciente, resolvemos dudas e intentamos darles unas pautas para que su calidad de vida sea mejor”, explica María Isabel Vivas, enfermera del Hospital de Día de la Clínica Universidad de Navarra en Madrid. Pero, sobre todo, es en estos momentos cuando aparecen las primeras dudas “y nos preguntan por los efectos secundarios que van a tener, las limitaciones que pueden surgirles en su vida diaria, dónde pueden acudir si se encuentran mal, si podrán seguir trabajando…”, enumera la enfermera.
El trato enfermera-paciente va más allá del hospital o centro de salud. “Les ayudamos con los cuidados a domicilio y estamos en contacto en todo momento. Y, sobre todo, saben que, ante cualquier duda, pueden llamarnos por teléfono”, expone Molina.
Una palabra tabú
Cada año se diagnostican en torno a 275.000 casos nuevos de cáncer y existen alrededor de 1,5 millones de personas afectadas por este conjunto de enfermedades. En cambio, todavía es una palabra que asusta. “Creo que hay que concienciar a la gente de que ahora la incidencia del cáncer es cada vez mayor y aunque sí que es cierto que da miedo, deberíamos evitar que sea una palabra tabú y verlo como una enfermedad crónica”, comenta Diana Hermida, enfermera de la Unidad de Oncología del Hospital Clínico de Madrid.
Todavía, hoy, se sustituye por “una larga enfermedad”, “una patología grave”, “un tumor maligno” … “El cáncer ha sido una patología muy estigmatizada. Era sinónimo de muerte y la sociedad la trataba como tabú, pero poco a poco, desde la SEEO, la hemos ido desestigmatizando y creo que se va consiguiendo. Hay que recordar que el cáncer es una enfermedad para la que, actualmente, tenemos muchos tratamientos y reducir su connotación negativa ayuda a que las personas que lo padecen lo afronten de otra manera”, expone Peñuelas.
El cáncer en los últimos años avanza hacia la cronicidad, pero volver a la rutina diaria tras sufrir esta enfermedad no siempre es fácil. “Sienten que su vida se para, pero hay que recordarles que después vuelve todo a la normalidad: hay que volver a ser dueño de tu casa, de tu trabajo… Pero, sobre todo, deben perder el miedo. Nosotras intentamos animarlos siempre y apoyarles, sobre todo los días de las revisiones. Esos días se pasa mal. Tened en cuenta que desde que se les hace el TAC hasta que les dan los resultados son momentos de incertidumbre y ahí las enfermeras debemos apoyarles”, resalta Molina.
En primera persona
“Las enfermeras son la cara visible que tenemos los pacientes cuando llegamos al hospital. Siempre están ahí, desde el momento en que las llamamos, o incluso sin llamarlas. Cada vez que cambian de turno vienen con una sonrisa a saludarnos e incluso nos dan ánimos si notan que estamos más bajas de moral o nos aclaran las dudas que surgen…”, detalla Carmen, paciente de la Unidad de Oncología del Hospital Clínico de Madrid. Francisco Cerdán acude cada día al Hospital de Día de la Clínica Universidad de Navarra a recibir tratamiento y comparte la opinión de Carmen: “si de alguien tengo que hablar bien durante todo este proceso es de las enfermeras. Son como parte de mi familia”.
Hablar, preguntar y expresar cómo uno se siente forma parte también de “ese tratamiento” para vencer la enfermedad. “Es muy importante que el paciente se exprese porque cuando hablas en voz alta cuentas tus miedos y sentimientos. Es muy liberador para ellos, por un lado, y, por otro, pienso que ayuda mucho a otros pacientes que pueden estar pasando por situaciones similares para tomar ideas, consejos o pequeños ‘tips’ que les pueden ayudar a llevar el proceso mejor”, argumenta Reyes Ayuso, enfermera del Hospital de Día de la Clínica Universidad de Navarra en Madrid.
Según la Organización Mundial de la Salud, entre el 30 y el 50% de los cánceres se pueden evitar. Para ello, es necesario reducir los factores de riesgo y aplicar estrategias preventivas de base científica. “La educación para la salud es uno de los pilares fundamentales del trabajo de las enfermeras. Sabemos que, si modificamos estilos de vida, las probabilidades de tener un proceso oncológico disminuyen sustancialmente. Tenemos evidencia suficiente de que la relación entre tabaco, alcohol, exceso de peso y sedentarismo con el diagnóstico de cáncer de pulmón, mama y digestivo, que son los más prevalentes, es directa. En base a esto, las líneas maestras en las que deberíamos trabajar deben pasar por fomentar y promover el trabajo de las enfermeras de Atención Primaria. Debe ser en este nivel, principalmente, donde se trabaje la promoción de la salud y la prevención del cáncer. El trabajo de las enfermeras aquí es fundamental”, expone Peñuelas.
La prevención abarca también la detección precoz de la enfermedad y el tratamiento de los pacientes. Si se detectan a tiempo y se tratan adecuada-mente, las posibilidades de recuperación para muchos tipos de cáncer son excelentes. Por eso, no hay que olvidarse de los programas de cribado, “debemos formar a la población para que sepa detectar aquellos signos que puedan ser significativos en la identificación temprana de un diagnóstico de cáncer. Actualmente hay ya pautas, como la autoexploración de mama, ampliamente conocidas y que han contribuido a la detección temprana, mejorando con ello el pronóstico de muchos pacientes oncológicos”, añade Peñuelas.
“La atención al paciente oncológico requiere de la intervención coordinada de equipos formados por profesionales de múltiples especialidades durante todo el proceso en los que las enfermeras deben estar muy presentes”, explica Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería. “Al final, la existencia de estos comités consigue que el paciente viva más y viva mejor”, añade la presidenta SEEO.
El contacto diario hace que las enfermeras puedan aportar mucho acompañando al paciente y a la familia, y siendo su principal enlace de conexión en todo el proceso. “Somos clave porque al final somos las personas que más contacto tenemos con los pacientes y podemos aportar mucho sobre el estado general del paciente. Además, nos ayuda saber el tratamiento que se le pauta y por qué para después explicarle los efectos secundarios que va a tener y todas las dudas que le puedan surgir”, comenta Vivas.
Para la presidenta de la SEEO, no sólo la enfermería debe estar muy presente en el equipo multidisciplinar, “debemos contar con más enfermeras expertas en Oncología. Hay que reivindicar la especialización desde los colegios, las universidades… incluso debemos ser los propios profesionales quienes encabecemos esa exigencia porque en cualquier momento de nuestra vida podemos pasar a ser paciente. E igual que cuando enfermamos queremos tener al lado al mejor médico, debemos pedir también contar con la enfermera mejor preparada. Cada vez más, tanto los propios pacientes como los oncólogos reconocen el papel que tienen las enfermeras oncológicas en la calidad del cuidado de los pacientes con cáncer, y esto está reconocido también a nivel europeo”, comenta la enfermera.
Aquí juegan un papel protagonista las enfermeras gestoras de casos en cáncer, “que con un enfoque holístico gestionan todos los cuidados necesarios de los pacientes, gestionan las agendas y visitas con un enfoque multiprofesional, son el apoyo y referente para el paciente en todo momento, mejorando de una forma muy considerable la calidad asistencial”, comenta el presidente del Consejo General de Enfermería.
“Hay que contar con enfermeras expertas y debemos pelear todos por esto”, comenta Peñuelas. “En definitiva, el cuidado experto de una enfermera oncológica contribuye a la disminución de complicaciones y morbimortalidad, obteniendo mejores resultados y aumentando la calidad de vida del paciente”, finaliza.
#12mesesxLaEnfermeria
El papel de las enfermeras en la lucha contra el cáncer protagoniza el mes de febrero en el marco de la campaña “2020, 12 meses por la enfermería”, una iniciativa de visibilidad de la profesión impulsada por el Consejo General de Enfermería.