GEMA ROMERO.- Cerca de 35.000 enfermeras estaban citadas entre los campus de Ciudad Universitaria y Somosaguas para acceder a una de las 5.266 plazas convocadas en Madrid. La mayor convocatoria de las 13 que se desarrollaron ayer en toda España. En DiarioEnfermero acompañamos a una de las aspirantes.
Tocaba madrugar para poder llegar al campus de Somosaguas. Algo complicado dado que no funcionaban los autobuses públicos, así que sólo era posible acceder en coche, o en Metro Ligero. Dada la gran cantidad de vehículos y los problemas para acceder al recinto y aparcar, la inmensa mayoría ha optado por el coche particular. Parados un kilómetro antes de llegar y todavía faltaba más de una hora para el llamamiento. Dentro, los autobuses desplazados desde Guadalajara ya habían llegado. El campus parece a rebosar.
Antes de entrar al examen muchos nervios, consultas de última hora al calendario vacunal -siempre cae alguna pregunta- y mucho buscar dónde estaba el aula del examen. En el campus de Somosaguas era difícil, entre tanta gente, ver los carteles que habían colocado a la entrada de los distintos edificios, demasiado pequeños y demasiado bajos.
A las nueve en punto se abrían las puertas exteriores. Lo primero, localizar el aula correspondiente, una visita rápida al baño, comprar algo de beber y esperar a que empezase el llamamiento. Con puntualidad de reloj suizo las aulas abrían sus puertas a las 9:30, silencio relativo en los abarrotados pasillos y respiración contenida cada vez que se oía un primer apellido igual. Parece increíble que tantas personas compartan apellidos. Sólo los “Navarro” ocupan tres clases.
Algunos ausentes, todavía no se sabe cuántos, pues no han publicado datos oficiales de asistentes, y a las 10 de la mañana ya estaban todos listos para empezar, pero tocaba esperar. Dentro del aula avisaban de que en el campus de Ciudad Universitaria iban con retraso y todas las clases deben empezar a la misma hora. “Esto es algo que tienen que solucionar, -señala a la salida una de las aspirantes- no es de recibo que nos tengan más de media hora esperando para empezar un examen en el que nos jugamos tanto”.
Por fin, a las 10:30 dan el pistoletazo de salida. Comienza el examen. Por delante 110 preguntas, 100 oficiales y 10 de reserva, con cuatro respuestas cada una, y dos horas para contestar. En la primera media hora podrán abandonar el examen. También podrán hacerlo si terminan antes de tiempo, pero no en la última media hora.
Fuera esperaban algunos familiares, parejas, padres e incluso algunos bebés. Matan el tiempo en la cafetería, paseando por el campus, o leyendo un libro o el móvil en las escaleras. En torno a las 12 crecía el bullicio en las puertas, se aproximaba el final y los niños corriendo y jugando se han multiplicado. Algunos aspirantes que ya han terminado repasan sus respuestas y comparten dudas.
A las 12:35 comenzaba la marabunta, los aspirantes salían en tromba. La imagen se repite cientos de veces: casi todos salen hablando por el móvil, unos para comentar sus primeras impresiones, otros para localizar a quienes les esperaban a las puertas.
La opinión generalizada es que se ha tratado de un examen muy enfermero, con muchas preguntas del día a día, poca legislación y poca estadística, que suelen ser los “cocos”, y con enunciados claros, sin ambigüedades. El resumen es que se ha tratado de un examen asequible, incluso hay quien lamenta no haber estudiado un poco más. Ahora la clave está en saber si se ha superado la nota de corte y contar con los puntos suficientes del concurso de méritos para logar la ansiada plaza fija. La primera clave la dará la plantilla de respuestas que está previsto que se publique hoy.