IRENE BALLESTEROS.- Un olvido o un despiste pueden ser el inicio de una demencia o incluso puede derivar en problemas cognitivos de mayor gravedad. Por ello, aprender a detectarlos a tiempo y prestarles la atención que merecen podría llegar a evitar muchas enfermedades. Con ese objetivo, la ‘Ruta Enfermera’ -la mayor campaña de visibilidad del Consejo General de Enfermería- a su paso por Logroño ha impartido un taller sobre el manejo de pacientes con demencia en domicilios, una formación en la que se dan consejos básicos para tratar este tipo de enfermedades.
Raquel Velilla, presidenta del Colegio de Enfermería de La Rioja e instructora de este taller, ha incidido en las cuestiones prioritarias donde se debe prestar atención para tratar a este tipo de pacientes y enfermedades. “Donde debemos prestar atención es en los inicios de las demencias, porque a veces los familiares piensan que son despistes que, por la edad, parecen normales, pero en ocasiones son signos de alerta y tenemos que estar vigilando lo que ocurre en cada caso. Cuando vemos que hay un problema que afecta a cosas importantes, como la cocina, o que esa persona deja de hacer cosas de su rutina, o que, por ejemplo se le olvidan nombres, conviene decirles a dónde tienen que ir, dónde pueden encontrar ayuda y cómo tienen que enfocar el problema, y ahí es donde ayudamos las enfermeras”, explica la presidenta al inicio del taller.
Recursos, cariño y paciencia
Cuidar desde el cariño, la paciencia y el positivismo puede ser clave en el tratamiento de estos pacientes, en este proceso, las enfermeras además ponen el foco en los cuidadores, quienes también deben velar por su propia salud. “Hay que cuidar con mucho cariño a estos pacientes porque, al final, la emoción y el sentimiento lo siguen manteniendo. Por ejemplo, yo tengo pacientes a los que les ha hecho el aseo una persona con cariño y otra un poco más brusca y les ha alterado, sin embargo, quien les trata con cariño, se nota que impacta de forma positiva en ellos, porque están más tranquilos y mucho menos alterados. Por eso, a los cuidadores hay que enseñarles a que tienen que tener paciencia, que es quererlos, estar con ellos y luego, es muy importante también que el cuidador se cuide, porque hay familiares que van a nuestras consultas destrozados psicológicamente y ya no pueden proporcionar esa atención a los pacientes, o incluso se sienten culpables. Por eso, es necesario que busquen sus espacios de relax, de salida y de escape. Y luego, las enfermeras también tenemos que enseñarles a proporcionar los cuidados básicos a estos pacientes con demencia, como es la hidratación, la disfagia, alimentación y orientarles a dónde tienen que acceder para encontrar recursos de ayuda, en este sentido las enfermeras también nos centramos en esto en nuestras consultas y les ayudamos y aconsejamos sobre las páginas donde pueden encontrar recursos cognitivos gratis, entre muchas otras cosas”, sigue la presidenta.
Diferencias y señales de alarma
Ninguna demencia es igual, cada una tiene sus propias diferencias, sin embargo, sí que existen señales de alarma comunes que facilitan un diagnóstico precoz de la enfermedad. Aprender a detectarlas para darles la importancia que requieren es fundamental. “Hay distintas demencias pero, lo más importante y lo que todos sabemos son los olvidos y despistes de las personas que la padecen, estos suelen ser, por ejemplo, que se pierden, que se les olvida las cosas, que se les quema la comida, son cosas las cuales te hacen ver y detectar que algo está empezando a pasar. Ahí es cuando, sin asustarles, debemos ir supervisando la vida diaria de esa persona. Y cuanto antes se diagnostique, mejor. No pasa nada si finalmente no es una demencia y es, por ejemplo, una depresión, una falta de vitaminas o un tema hormonal. Hay que diagnosticarlo, apoyarlo y solucionar el problema, pero es indispensable supervisar la vida de esas personas para poder aportarles el mejor tratamiento y cuidado posible”, concluye Velilla.