DAVID RUIPÉREZ./ FERNANDO RUIZ PÉREZ- Hablamos con Pedro Vidal, presidente del Colegio de Enfermería de La Rioja, acerca de la actualidad en su región, especialmente de todo lo que tiene que ver con la gestión y la última hora en torno a la crisis sanitaria por la pandemia de COVID-19
¿En todos los años que llevas trabajando en el colegio de enfermería, al frente de las enfermeras riojanas ¿soñaste alguna vez que ibas a enfrentarte a una emergencia sanitaria como la que tenemos estos días?
No nunca, jamás se me ha pasado por la cabeza. Además, si te soy sincero, cuando veía lo que estaba pasando en China, a pesar de que sabemos la gran movilidad entre países que existe hoy en día, lo veía tan lejos que jamás me imaginaba lo que iba a suceder. Fue a partir del 2 de marzo, cuando nos llegó una comunicación del CGE de que habían hablado con el ministerio para que empezásemos a pensar en suspender todas las actividades. Nosotros teníamos una actividad de Nursing Now esos días y fue el 4 de marzo cuando nos llegó una comunicación por parte de la consejería para que suspendiéramos todo
Lo veía tan lejos que jamás me imaginaba lo que iba a suceder
¿Y como se viven esos primeros momentos de la pandemia? Porque Haro fue uno de esos pueblos que tuvo bastantes casos en un primer momento y estuvo cercado. ¿Cómo lo vivieron las enfermeras y la comunidad sanitaria entonces?
Inicialmente fue una sorpresa, porque precisamente el 5 de marzo teníamos un Consejo Riojano de Salud y en ese mismo consejo ya la consejera nos informó de ese brote explosivo que se había producido en Haro, el célebre funeral de Vitoria que originó dos focos importantes. Nos comunica que si había que mandar a la Guardia Civil lo haría y efectivamente al día siguiente estaban allí tratando de reconducir la situación. Inicialmente fue mucha sorpresa, no había medios de protección suficiente. Yo hablé con las compañeras del centro de salud de Haro y estaban desbordadas, porque además había un problema que, después, en ese magnifico estudio que hizo el Consejo General de Enfermería, se puso de manifiesto y es que las enfermeras riojanas atribuyen los contagios a que la gente no contaba la verdad. Al principio, cuando acudían los pacientes no decían que habían tenido contactos sospechosos. Atribuyen más el contagio a eso que a que no hubiera medios de protección.
Entonces ¿atribuyen más a esa falta de sinceridad de los pacientes en un primer momento, quizás por temor a ser confinados, que a lo que se adujo de la falta de mascarillas y EPIs?
Si, en el caso del estudio que ha hecho el Consejo General, la pregunta estaba establecida en cuáles son las causas. Ellos no dicen que les engañasen. Ellos aducen que es por contacto con pacientes que no se sospechaba que podían ser positivos al COVID19. Eso es algo que me decían ellas. “Es que te engañan, les preguntas cuando estás intentando tirar un poco del hilo y no te dicen la verdad” me han dicho.
¿Pero también ha habido en La Rioja falta de material? ¿Estabais preparados? ¿Ha habido acopio de material?
Si efectivamente, Eso fue así al principio, pero luego se solventó en gran medida. Yo digo en todas las entrevistas que me hacen el ejemplo de la industria riojana, que ha sido tremendo, en especial la más característica ha sido la industria del calzado de Arnedo que inmediatamente se pusieron a fabricar batas, etc. También la industria textil en Ezcaray. Se pusieron a fabricar EPIs y eso palió en gran medida hasta que fue llegando más. Luego tuvimos la incidencia aquella de las mascarillas que no reunían requisitos, que también afectó aquí y que se habían repartido por toda La Rioja. Lo que pasa es que fueron rápidos en la gestión y cortaron la distribución y recogieron las que estaban en los diversos centros.
El ejemplo de la industria riojana ha sido tremendo
Y ahora que llevamos ya una experiencia de dos meses, ¿Qué lecciones crees que hemos aprendido y de las que debemos estar orgullosos, y que errores también hemos cometido y que debemos evitar en siguientes oleadas de esta u otras pandemias que nos puedan sobrevenir?
Yo creo que son muchas las cosas que hemos aprendido. Por parte de la administración se deben corregir esos errores cometidos. Eso lo veremos a partir de ahora. Uno de los pasos que se han dado y que de alguna forma pueden corregir esa situación es que aquí se creó desde el principio, en el entorno del Consejo Riojano de Salud, una figura que llevábamos mucho tiempo demandando que es la enfermera de enlace. Esta figura la han dedicado ahora a la enfermera del seguimiento de los casos COVID. Eso es hacer las cosas bien, aprender sobre la marcha. Otras muchas cosas aún habrá que aprenderlas. Volviendo al estudio del CGE, somos la única comunidad, junto a Murcia, que aprobamos la gestión del gobierno regional al tiempo que suspendemos la del Gobierno central.
Y ahora ¿Cuál es el panorama que tenemos? ¿Podemos ser optimistas? ¿Tenéis miedo como han manifestado muchos responsables sanitarios a que la gente sea irresponsable, no obedezca esas medidas de seguridad y podamos dar pasos atrás y tener más casos o cree que el ciudadano se comporta como es debido?
Bueno, hay un poco de todo. Lo que tenemos que tener presente es que esta es una comunidad pequeñita. Logroño, la capital, tiene 130.000 habitantes y toda la comunidad un poco más de 300.000. Hay muchos núcleos urbanos inferiores a 10.000 habitantes, eso quiere decir que hay menos dificultades y menos posibilidades de que se junte demasiada gente. En cuanto al comportamiento de la gente, yo creo que ha sido ejemplar en el conjunto de la ciudadanía. Ahora por las calles ves un poco de todo, ya existe la posibilidad de ir a una terraza pero en general no está habiendo grandes problemas. Aquí no ves problemas de ese tipo, que por ejemplo en una terraza se junten cantidades muy numerosas de gente.
En cuanto al comportamiento de la gente, yo creo que ha sido ejemplar en el conjunto de la ciudadanía