GEMA ROMERO.- Tras la difusión del “Procedimiento de actuación ante ausencia de médico de familia en centros de salud” en la Comunidad de Madrid, desde la Sociedad Madrileña de Enfermería Familiar y Comunitaria (SEMAP) solicitan que si este problema es verdaderamente coyuntural -como sostienen en la consejería de Sanidad- se especifique que la atención por parte de las enfermeras es de “carácter excepcional y temporal” y que “siempre que haya que activar el procedimiento se refuerce la plantilla de enfermeras de ese turno, para que no se resienta el servicio a prestar por las enfermeras de ese centro de salud”. Así, las enfermeras de primaria piden reforzar plantillas ante la ausencia de médicos de familia en Madrid.
Así, en el comunicado que han publicado también solicitan que se “habilite de forma inmediata para poder prescribir lo que la ley ya nos autoriza”.
Problema estructural
Sin embargo, para SEMAP “la falta de médicos no es un problema coyuntural de la Atención Primara madrileña que se da sólo en determinadas épocas”. A su juicio, “se debe reconocer que este es un problema estructural” y “ponerse ya a pensar y definir bien cómo se va a prestar desde ahora la atención a los ciudadanos”.
Y es que para SEMAP “las enfermeras no podemos, no debemos ni queremos suplir los déficits estructurales de la Atención Primaria madrileña en las circunstancias actuales, pues eso supondría una merma en la calidad del servicio enfermero que recibiría nuestra población, que, por otro lado, bastante ha sufrido con la adaptación del trabajo enfermero, en la gran mayoría de los centros de salud, por la situación de pandemia”.
“Las enfermeras familiares y comunitarias estamos capacitadas y dispuestas a asumir nuevas competencias, pero para ello exigimos la definición de los puestos de trabajo de las EFyC”. Para ello reclaman “la adecuación de la plantilla estructural de Enfermería de la AP para dar respuesta a las dos realidades actuales: la necesidad de cuidados de nuestra población y la ausencia de médicos”, concluyen.
Por el momento, la población no está preparada para aceptar que un usuario de la sanidad acepte la asistencia de su salud a una enfermera. Los usuarios no se fiarían de los conocimientos de una enfermera par ponerlos al servicio de una necesidad de salud. Asi mismo, la estructura médica no va a aceptar que una enfermera diagnostique una enfermedad, lo que por otra parte, no está legalmente capacitada ¿y formada? . Además no todas las enfermeras están dispuestas a asumir la resonsabilidad de las funciones médicas. Los usuatrios no se fían. La falta de aceptación de los usuarios a las enfermeras como proveedores principales de salud tiene una raigambre histórica: los médicos y las instituciones sanitarias (dirigidas por médicos, generalmente) o políticas (influenciadas por la estructura médica) han relegado a las enfermeras a una función secundaria y lo han visibilizado permanentemente. La imagen que ha quedado en el imaginario colectivo es la supeditación de la enfermera como «ayudante» del médico, sin capacidad de critrio propio. Así es muy difñicil de admitir que las enfermeras asuman la asistencia sanitaria con un rol similar al del médico.