DAVID RUIPÉREZ.- En las heridas de más compleja cicatrización, la novedosa terapia VAC –una técnica de presión negativa- ha demostrado su capacidad para reducir el tiempo de cicatrización y favorecer el cierre definitivo de la herida. Sin embargo, ni el procedimiento es tan conocido entre la enfermería como se pudiera presuponer ni se contaba con un plan de cuidados estandarizados en esta área. Es por ello que un grupo de enfermeros sevillanos lo han desarrollado en un artículo que publican en el último número de la revista científica Hygia, que edita el Colegio de Enfermería de Sevilla.

“Esta técnica requiere del conocimiento de la enfermería, para poder valorar la evolución de las heridas, el correcto funcionamiento de la técnica y poder así plantear un plan de cuidados dirigido al paciente que porta dicha terapia, cubriendo sus necesidades, problemas de independencia y de colaboración”, explica a DiarioEnfermero.es la enfermera Julia Franco Navarro, una de las autoras de la investigación, junto con Manuel Alejandro Campos Gómez y Raquel Gutiérrez Rivero.

 Según recoge el estudio, la terapia con presión negativa reduce el tiempo de hospitalización, los costosos procedimientos en quirófano para implantar colgajos e injertos, los desbridamientos repetitivos y los reingresos. Lo que hace la terapia VAC es estimular la proliferación celular y aparición del tejido de granulación (para poder cerrar uniformemente la herida), aproximar de forma mecánica los bordes de la herida, disminuyendo el volumen de la misma. También controla el edema perilesional y el exudado de la herida, aumenta el flujo sanguíneo y reduce la presencia de bacterias.

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 ¿En qué consiste la técnica?

A grandes rasgos, el VAC se basa en aplicar presión subatmosférica local en una herida. Julia Franco se familiarizó con la técnica en la planta de Cirugía Digestiva del Hospital de Valme (Sevilla) y comprobó en persona sus ventajas y añade a las anteriormente mencionadas algunas otras tras su experiencia en la aplicación práctica de la técnica. “estimula el crecimiento del tejido de granulación mediante los efectos de macro y microtensión, sirve para tratar heridas infectadas, prepara el tejido para un posible injerto en la zona y, en general, es poco doloroso”, comenta.

 A la hora de establecer un plan de cuidados estandarizados (ver tablas 2 y 3), los autores establecen tres tipos de problemas con los que se puede enfrentar la enfermería. Por una parte, existen Problemas de Colaboración (PC), que son problemas de salud reales o potenciales en los que el usuario requiere que la enfermera realice por él las actividades de tratamiento y de control prescritas por otro profesional, generalmente el médico. Son situaciones relacionadas con la patología. La enfermera es responsable de su actuación, pero la responsabilidad del resultado final y el control de la situación y la autoridad para determinar las intervenciones que deben llevarse a cabo recaen sobre el profesional con el que colabora.

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 Otros obstáculos a valorar son los posibles Problemas de Autonomía (PA), cuando la autonomía es la capacidad física e intelectual de la persona que le permite satisfacer sus necesidades básicas, mediante acciones realizadas por ella misma. Cuando el usuario carece de la capacidad física o intelectual necesaria, el agente de autonomía realiza por él ciertas acciones encaminadas a satisfacer las necesidades susceptibles de cierto grado de suplencia.

 También se dan Problemas de Independencia: la independencia es el nivel óptimo de desarrollo del potencial de la persona para satisfacer las necesidades básicas de acuerdo con su edad, sexo, etapa de desarrollo y su situación de vida y de salud.

 “Realmente –continúa franco- el plan de cuidados va dirigido a cada paciente, debiendo realizar una correcta valoración y establecer así los problemas de colaboración, que son propios del uso de la terapia VAC y que debemos resolver con el médico, problemas de autonomía del paciente, donde tendremos que suplir total o parcialmente algunas necesidades y actividades, y esos problemas de independencia, en los que la enfermería juega un papel fundamental, porque es la única capacitada para diagnosticarlos y tratarlos. En el artículo planteamos un plan de cuidados estándar que nos puede servir de orientación, pudiendo añadir y/o eliminar lo que no sea necesario. estos pacientes presenta normalmente una falta de conocimientos de la técnica, que les genera ansiedad o temor por los cambios en el estado de salud, deterioro de la adaptación… Para cada uno de los diagnósticos tendremos que establecer unos objetivos e intervenciones y llevarlas a cabo con el paciente”, concluye.