ÁNGEL M. GREGORIS.- 8.30 de la mañana. Suena el despertador. Este es el aviso de que empieza un nuevo día para Miriam. Un nuevo día, pero a la vez igual que el resto desde hace ya 11 meses. Ella es una de las casi 15.000 enfermeras que lucharán el próximo 6 de febrero por conseguir una plaza de enfermero interno residente en España y desde el pasado mes de marzo sigue la misma rutina todos los días.
Se levanta, se ducha, desayuna un Colacao con pan tostado y se sienta en la mesa del salón. Sólo descansa a mediodía para comer. “No puedo estudiar en silencio ni en bibliotecas, me gusta hacerlo en el salón de mi casa porque en mi habitación me entran ganas de dormir. No me importa que mi abuela me interrumpa y me pregunte cosas, yo paro un momento y le contesto”, cuenta Miriam. De 9.30 a 14.30 y de 17.30 a 22.00 es una jornada habitual en su vida. A veces, la tiene que alargar hasta la medianoche, dependiendo del tema que le toque repasar ese día.
“Un mes antes del examen no te vas a sacar el EIR, es prácticamente imposible. Te lo sacas día a día, estudiando frente a las adversidades de querer irte por ahí y no poder”, afirma la enfermera, que comenzó a prepararse la prueba en marzo de 2015 y ha seguido una planificación estricta durante estos meses. “De marzo a junio es la primera vuelta y es una toma de contacto, leer y comprender más que estudiar. Después, de julio a diciembre es cuando hay que prepararse para estudiar y, por último, de diciembre a febrero es la tercera vuelta, de repaso”, explica Miriam.
Temario
Como no existe un temario específico marcado por el Ministerio, las enfermeras tienen que repasar todo lo que han aprendido en los cuatro años de carrera. Miriam estudia cada día una asignatura y al final de la tarde revisa las troncales como son las Médico-Quirúrgicas, Fundamentos o Salud Pública. “Los temas más importantes me los repaso, los que son menos importantes los estudio por ultraresúmenes que preparamos en la academia y los que no han caído nunca en tercera vuelta ya no los miro. Me estudio los desgloses, que son las preguntas que han salido otros años, luego me hago las autoevaluaciones dos veces, me hago los test de primera, segunda y tercera vuelta dos veces y, después, me hago un generador de 100 preguntas cada día por cada asignatura”, apunta.
Miriam terminó la carrera el año pasado y durante unos meses estuvo compaginando los estudios de grado con los del EIR. Su sueño siempre ha sido ser matrona y por eso no descarta dejar Madrid si no consigue una plaza en algún hospital de la capital.
“Me iría a cualquier sitio de España con tal de especializarme en enfermería obstétrico-ginecológica. Desde que tengo uso de razón he querido pertenecer a la sanidad. Me gustan mucho los niños, ayudar a las madres, todo lo que tiene que ver con la anticoncepción, la salud sexual… Las matronas no sólo ayudan a dar a luz, hacen muchas más cosas”, resalta.
Descanso
En casi un año, ha tenido tan sólo unos días de descanso en verano, en octubre y ahora en Navidad. Todo por lograr su objetivo. Aunque está preparada y ella lo sabe, Miriam es consciente de que sólo 968 enfermeras lograrán alzarse con una de las ansiadas plazas. No tiene dudas, en caso de que ella no esté entre las afortunadas, “volverá a presentarse el año que viene” porque cree que ser especialista es imprescindible también para la profesión.
“Todas las enfermeras deberíamos hacer una especialidad porque se vería más reconocido nuestro trabajo y, además, nos otorga una mayor capacidad para realizar cuidados especiales a los pacientes”, comenta Miriam, que apunta que estaría muy bien que las instituciones aprobasen la especialidad obligatoria porque “nos daría un papel más importante dentro de la sanidad”.
Cinco horas
“Te lo juegas todo a un examen de cinco horas y puedes tener un mal día. La verdad es que espero que no sea muy fácil el examen ni muy difícil. Que no sea muy fácil hará que la gente que se presenta por presentarse no tenga tantas posibilidades de sacar respuestas netas y que no sea muy difícil para que los que llevamos 11 meses estudiando podamos aprobar”, puntualiza.
A pesar de que todavía ella no tiene su plaza, anima al resto de enfermeras a que se preparen para conseguirlo en las próximas convocatorias. “Tengo amigas que no quisieron empezar cuando acabamos la carrera y ahora van a comenzar a estudiar para 2017 porque no encuentran trabajo”, concluye.
El 6 de febrero Miriam se examinará en la Universidad Rey Juan Carlos, en Vicálvaro (Madrid). 14.915 enfermeros más harán lo propio allí y en otras muchas universidades españolas, que abrirán sus aulas para que casi mil de ellos cumplan su sueño, convertirse en enfermero interno residente.