ALICIA ALMENDROS.- Antonio y Ana, abuelos de dos nietos, aseguran que los pequeños comen de todo “fruta, verdura en puré y mucho pescado”, sostienen. En cambio, una enfermera del Hospital Universitario de Móstoles ha realizado un estudio que bajo el título “Abordaje pediátrico y parental de estilos de vida en una población determinado”, demuestra que los padres suspenden en alimentación. “La mitad de los niños encuestados presentaba una mejora de la adherencia a la dieta mediterránea, necesitando así, una mejora de hábitos alimentarios. Por su parte, los datos de los padres muestran que un 60% no realizan ningún tipo de actividad física y solo el 20% realizaba media hora de ejercicio”, expone Elena Cruz, enfermera del Hospital Universitario de Móstoles (Madrid).
Dispositivos electrónicos
En el desarrollo del trabajo se llevaron a cabo 220 encuestas entre adultos y niños de 6 a 14 años de Arroyomolinos (Madrid). Además de quedar en evidencia la baja práctica de actividad física, el estudio muestra que los menores usan algún dispositivo electrónico durante las comidas, algo que es desaconsejable. “El 60% de los niños encuestados comía viendo la televisión o usando un dispositivo electrónico. Pero a nosotras nos preocupa que, además de que cuando comen con la tele no se relacionan con el resto de los familiares y amigos o se distraen y no saben que comen o tienen una vida sedentaria, muchos estudios muestran que durante la hora de la comida hay mucha publicidad de alimentos procesados dirigidos al público infantil y esto hace que puedan consumir más esos alimentos que no son sanos”, afirma Cruz.
Enfermeras
Las enfermeras tienen mucho que decir en lo que educación en hábitos saludables se refiere. “Atendemos a una población que aparentemente no tiene por qué tener factores de riesgo, pero que necesita mucha información. De hecho, a raíz del trabajo hicimos unos talleres -teóricos y prácticos- de alimentación. Consistían en realizar, con padres y niños o padres y abuelos, talleres de cocina y les mostrábamos cómo involucrarles en esos cambios de hábitos. Les enseñábamos a planificar la lista de la compra sabiendo qué alimentos vamos a consumir el resto de la semana, a intentar siempre consumir alimentos frescos o mínimamente procesados y dejar a atrás los ultraprocesados, evitando de manera habitual comprar bollería, zumos envasados, lácteos azucarados, carnes precocinadas, etc”, explica la enfermera.