ALICIA ALMENDROS.- Diarrea, necesidad de acudir frecuentemente al baño o ruidos abdominales pueden resultar avergonzantes para los pacientes pediátricos que padecen Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII). Para ayudar a estos niños a afrontar de forma positiva su patología, el Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona organiza todos los años un campamento. Pero, ¿qué saben estos niños sobre su patología?
Para resolverles estas dudas, dos enfermeras del hospital catalán se desplazaron al campamento infantil. “Nuestras funciones eran más de educación sanitaria grupal, en el sentido de que nosotras organizamos una serie de juegos educativos con la finalidad de que ellos trabajen qué es su enfermedad”, explica Laura Álvarez, una de las enfermeras participantes. “Montamos un photocall con una serie de preguntas relacionadas con la colitis ulcerosa y el Crohn y les íbamos haciendo fotos instantáneas en la medida que iban acertando – relata Álvarez-. La verdad que nos quedó muy chulo: unos fallaban, otros acertaban, veían las diferencias entre sus tratamientos y conseguimos la finalidad de todo esto: hacer educación sanitaria basándonos en el juego”.
Aunque sólo pudieron estar con estos niños un día, porque su trabajo en el hospital no les permitía quedarse más tiempo, esta enfermera reconoce que les hubiera gustado permanecer con ellos al menos tres días. “El día que estuvimos observamos que los niños son súper responsables. A la hora de cenar, por ejemplo, no hacía falta estar pendiente de la medicación, ellos sabían lo que les tocaba, la verdad que están bastante educados en este sentido”, asegura Álvarez.
El objetivo final de estas enfermeras era que tuvieran claro la patología que tenían y que cualquier duda que les pudiera surgir fuese resuelta. “Al encontrarse en este campamento con niños que padecían la misma enfermedad que ellos, no sienten vergüenza a la hora de hablar de su patología, o de tener que ir muchas veces al baño…”, afirma la enfermera.
Labor de enfermería
La acogida de los enfermeros fue muy buena. “Íbamos a ver qué nos encontrábamos, porque cuando nos ven en el hospital con el uniforme piensan en las normas que les vas a instaurar pero aquí nos topamos con otro polo opuesto. Nos acogieron muy bien, se dieron mucho a nosotros: se hacían fotos, nos preguntaban, querían probarse nuestro uniforme… Era un grupo bastante bueno para llevar a cabo la actividad”, finaliza.
ARTÍCULOS RELACIONADOS