D. RUIPÉREZ / A. ALMENDROS.- La revista ENFERMERÍA FACULTATIVA habla de la historia de la enfermería en nuestro país con Raúl Expósito González, enfermero y profesor asociado de la Universidad de Castilla-La Mancha. Su tesis «La Organización Colegial de la Enfermería Española: desde los inicios de la actividad colegial hasta la colegiación oficial única. La Organización Colegial en la provincia de Ciudad Real», ha recibido la calificación de Sobresaliente cum laude optando así a los Premios Extraordinarios de Doctorado.
¿Cómo surge la necesidad de organizarse la profesión como una profesión colegiada?
La historia de la enfermería en España es una historia que no tiene parangón en otra latitud en el mundo. Es una historia única y yo creo que por eso la convierte en algo excepcional, la más digna de ser estudiada. La colegiación surge en España de forma voluntaria. Sobre todo, porque un grupo de hombres, en este caso practicantes, sienten la necesidad de que se tienen que agrupar para perseguir el intrusismo a finales del siglo 19. Ese es el origen de la colegiación o mejor dicho asociación libre y voluntaria. Todavía no estamos hablando de colegios oficiales propiamente dichos.
Enfermeras, podólogos… hay como un entramado de profesiones distintas que acaban de alguna manera relacionadas…
En el mundo anglosajón, por ejemplo, son las mujeres las que lideran ese fenómeno asociativo, porque la profesión de enfermera sí que estaba en vías de desarrollo, no estaba todavía consolidada en estos países.
En cambio, en España es verdad que la figura de la enfermera y del enfermero existía, pero no tenía ese estatus legal, ese estatus oficial. En cambio, sí que existía. Estaba reconocida legalmente en 1857, la carrera de practicante y la carrera de la matrona. Pero las circunstancias de la época, de la sociedad española, hace que sean los hombres los que tiran de ese carro, a diferencia de lo que sucede en otros países. Y es verdad que bueno, pues para para conocer la historia del fenómeno asociativo de la colegiación, tendríamos que hacer un seguimiento diferenciado de cada una de estas profesiones practicantes, matronas y por supuesto, enfermeras que existían.
¿Estaban más vinculadas a órdenes religiosas no?
Sí, efectivamente. Y de hecho hay similitudes, por ejemplo, con lo que ocurrió en Italia, donde el colectivo de enfermeras vinculadas a institutos religiosos las que van a promover iniciativas legislativas para que se reconozca el título de enfermera tanto en España como en Italia. Y eso se produce prácticamente en la década de los años de los años 20 en Italia. Y en España, es 10 años antes, en 1915, cuando a instancias de la Congregación de Siervas de María, se reconoce el título de enfermera.
¿Los podólogos llegaron más tarde?
El arte del callista que era como se llamaba, era una de las competencias que tenían asumidas los practicantes dentro de su plan de estudios. Al igual que el arte del dentista, también se escindió en una titulación totalmente independiente de la enfermería.
¿Había diferencia entre el practicante y la enfermera en los 70 a los 60 del siglo pasado?
No hace falta que nos remontemos tan atrás, porque todavía en pequeñas zonas rurales, la figura del practicante, aunque ya no existe, pero sí que sí que se hace referencia, por ejemplo, a la enfermera, a la enfermera de esa zona como el practicante, por aquello de que la tradición oral se ha ido manteniendo de generación en generación y la figura del practicante tenía un reconocimiento social importante para aquellos años.
Estamos hablando de tres ocupaciones distintas, con orígenes distintos, con retribuciones distintas, con formación distinta y lógicamente, con un reconocimiento social muy distinto.
Es curioso que luego confluyan
En la unificación de practicantes, matronas y enfermeras se produce en el año 1953 bajo una sola denominación, un solo título, que es el Ayudante Técnico Sanitario. Y bueno, pues la historiografía nos ha demostrado que esto no estuvo exento de polémica, porque en aquellos años, hablar de practicantes y de enfermeras, era hablar de cosas distintas, pese a que ambos colectivos desempeñaban las mismas funciones.
Los practicantes, por ejemplo, desde siempre consideraron a la profesión de enfermera como una profesión de inferior categoría, y todo esto se fue arrastrando incluso décadas posteriores.
De hecho, lo de ayudante técnico sanitario (ATS) sigue apareciendo en documentos oficiales y leyes, algo que nadie entiende ¿verdad?
Sí. Aunque es verdad que ahora enfermera que es la denominación internacional esta muy extendida en nuestro país y se tiende a olvidar titulaciones pasadas que efectivamente forman parte de nuestra historia. El ayudante técnico sanitario es una figura que no tiene precedentes en ninguna parte del mundo. Por eso digo que la historia de enfermería española es una historia muy rica que está todavía por descubrir.
De hecho, las figuras españolas de la enfermería y sanitarias en general, salvo cuatro excepciones médicas, que no hemos sabido descubrir.
Así es la enfermería española necesita buscar sus propios referentes. Lógicamente a nivel internacional existen. Tenemos a Florence Nightingale que fue la precursora de los cuidados de la enfermería moderna, pero yo pienso que la enfermería española es un mundo por descubrir y dentro de ese mundo hay que ubicar a nuestros referentes. De hecho, para la enfermería española es un orgullo que el hospital de pandemias de aquí de la Comunidad Madrid lleve el nombre la enfermera Isabel Zendal. Es un hito para para nuestra profesión, y tenemos que que seguir avanzando en ese sentido.
¿Con qué tres hechos relevantes de la enfermería española te quedarías?
Mirando hacia nosotros mismos, hacia la enfermería española, considero que hay tres momentos que son importantes. Por un lado, está el año 1929, cuando se decreta la colegiación oficial obligatoria para practicantes y un año después para enfermeras en 1930. Creo que el año 1953, con la unificación de practicantes, matronas y enfermeras bajo el título Ayudante Técnico Sanitario, también es un momento crucial, pese a que no es la terminación internacional porque sería la iniciativa del legislador de tender a unificar todas esas ocupaciones en una profesión. Y, lógicamente, el tercer momento sería cuando se alcanza el Grado Universitario de Enfermería que nos ha abierto las puertas a nivel académico para que la enfermera española pueda realizar estudios de segundo ciclo e incluso de tercer ciclo, y doctorarse en su propia disciplina.