REDACCIÓN.- La evaluación nutricional del paciente con cáncer debería convertirse, junto a la temperatura, presión arterial y frecuencia cardíaca, en la cuarta constante vital, pues influye en la tolerancia y eficacia de los tratamientos. Esta fue una de las conclusiones de la primera edición del Foro de Nutrición Clínica en el Paciente Oncológico que, con el liderazgo del Grupo de Expertos del Paciente Oncológico (GENPO) y la colaboración de la Alianza +Nutridos, sirvió para incidir en la importancia de que la nutrición clínica sea parte transversal del tratamiento del cáncer y esté presente en todo el proceso asistencial del paciente oncológico. Un proceso en el que la enfermería también tiene mucho que decir.
“En los pacientes que no alcancen el 60% de sus requerimientos nutricionales durante 1-2 semanas se debe añadir tratamiento médico nutricional, generalmente en forma de suplementos nutricionales orales. La nutrición enteral (NE) por sonda es la forma de nutrición preferida cuando la vía oral no es posible. La nutrición parenteral (NP) se debe prescribir en los casos en los que no es posible utilizar la vía digestiva. El uso de la NP total (NPT) o complementaria (NPC) puede realizarse en aquellos pacientes que no alcanzan el 60% de sus requerimientos por vía oral/enteral, para mejorar su estado nutricional y la calidad de vida del paciente, sopesando su indicación y el riesgo/beneficio de esta intervención”, ha destacado Juan Antonio Virizuela, del Servicio de Oncología Médica del Hospital Virgen Macarena de Sevilla, por eso el tratamiento nutricional debería ir encaminado en primer lugar a realizar un adecuado consejo dietético, que incluya también aspectos del estilo de vida, como la realización de ejercicio físico adaptado a la situación del paciente.
Como explicaba Alfredo Carrato, del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Ramón y Cajal e integrante de GENPO, los pacientes con cáncer tienen un mayor riesgo de padecer desnutrición debido tanto a las manifestaciones del tumor en sí mismo, como las consecuencias del tratamiento con cirugía, quimio o radioterapia.
Por ello, Miguel León, presidente de la Alianza +Nutridos, puso de relieve la necesidad de un diagnóstico y tratamiento precoz de carácter transversal para la desnutrición clínica. Además, destacó que la desnutrición es un problema común a todas las especialidades clínicas y su prevención y corrección beneficia a los pacientes con cáncer con independencia de la especialidad médica o quirúrgica que se encargue de sus cuidados a lo largo de cada una de las fases de la enfermedad.
Mejora de la calidad de vida
Durante la primera mesa del evento, moderada por Paloma Casado, del área de Humanización del Hospital Clínico San Carlos, se presentaron los puntos clave del documento realizado por el Grupo de Expertos en Nutrición del Paciente Oncológico (GENPO). “Un adecuado estado nutricional en el paciente con cáncer mejora la calidad de vida, la tolerancia a los tratamientos contra el tumor y puede disminuir las complicaciones y la mortalidad”, destacaron Carmina Wanden-Berghe, coordinadora del Grupo de Trabajo en Nutrición Artificial Domiciliaria y Ambulatoria (NADYA) y Cristina de la Cuerda, médico adjunto de la Unidad de Nutrición del Hospital General Universitario Gregorio Marañón. Asimismo, resaltaron que es prioritario pensar en el estado nutricional del paciente desde el minuto “0”.
Desde el punto de vista de los pacientes, se resaltó la importancia de la toma compartida de decisiones, por razones legales (Ley 41/2002, de 14 de noviembre, básica reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica), pero también prácticas; pues solo si comparte las decisiones se hace corresponsable activamente. “Es necesario que los pacientes entiendan bien la situación, aportarles la información necesaria para convenir objetivos e implicarse en la toma compartida de decisiones y analizar conjuntamente su experiencia PROMs PREMs”, subrayaron José Luis Baquero, director y coordinador científico del Foro Español de Pacientes (FEP) y Begoña Barragán, presidenta del Grupo Español de Pacientes con Cáncer (GEPAC).
Por su parte, David Cantarero, profesor titular de la Universidad de Cantabria en Economía aplicada, resaltó que, en desnutrición hospitalaria, su detección precoz puede ser coste-efectiva. “Instaurar de modo sistemático este sistema de detección precoz que incluya una herramienta de fácil aplicación para profesionales sanitarios, conseguiría ahorro de costes que podría alcanzar hasta 48 millones de euros en un hospital de más de 1.000 camas”.
Para cerrar la primera parte, Marga Garrido, responsable de la Unidad de Farmacia Oncológica del Hospital Costa del Sol, destacó que los Planes Estratégicos Autonómicos deberían apostar por un abordaje precoz de la desnutrición en pacientes con cáncer, con objetivos bien definidos que impliquen a todos los niveles asistenciales, profesionales que atienden a estos pacientes y a todos los Centros.
“Los gestores sanitarios pueden actuar en muchos casos como impulsores de protocolos de actuación coordinada y precoz para abordar el problema de la desnutrición en pacientes con cáncer y promover la creación de equipos de soporte nutricional que atiendan a estos pacientes”, señaló la Dra. Garrido.
Visión multidisciplinar
La segunda mesa, moderada por Julia Álvarez, del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Príncipe de Asturias, arrancó con un debate multidisciplinar en el que expertos de diferentes especialidades y sociedades científicas expusieron sus posicionamientos acerca de la desnutrición clínica en el paciente oncológico. María Ángeles Pérez Escutia, jefa de Sección del Servicio de Oncología Radioterápica del Hospital Universitario 12 de Octubre, incidió en que la desnutrición puede conllevar el empeoramiento de la tolerancia y beneficio de los tratamientos oncológicos, así como disminuir la calidad de vida de los pacientes, teniendo un impacto negativo en la supervivencia.
Siguiendo la línea sobre la importancia de una detección precoz de la desnutrición, Juana Carretero, vicepresidenta primera de la Sociedad Española de Medicina Interna, subrayó que la formación en nutrición no forma parte de los planes estructurales de estudio de los profesionales, al menos no de una forma relevante para que permita considerar la desnutrición como una comorbilidad de los pacientes. Y, por otro lado, esa ausencia de reconocimiento de la desnutrición como un problema médico importante conlleva un absoluto desconocimiento sobre cómo abordarlo.
Por su parte, el presidente del Grupo Español de Rehabilitación Multimodal, José Manuel Ramírez, destacó que la Vía RICA se basa en la mejor evidencia científica disponible, y de sus recomendaciones demandan diferentes procesos asistenciales, en dependencia del procedimiento quirúrgico, estos procesos determinan la actividad a desarrollar en cada momento y el responsable de esa actividad. Los resultados dependen de una buena coordinación en el equipo, y se mejoran a través de sesiones clínicas conjuntas donde periódicamente se actualicen los datos, reflexionando sobre los mismos. “Es clave que aprendamos a trabajar en equipo, que el equipo esté constituido por todos los que participan en el manejo de los pacientes y que la comunicación sea fluida”, destacó.
En el debate también se incidió en la importancia del papel fundamental de la enfermería. En este sentido, la delegada del Área de Nutrición del Consejo General de Enfermería, Marilourdes de Torres, señaló que el objetivo del cuidado enfermero y el acompañamiento es ayudar al paciente a mantener por sí mismo, acciones de autocuidado nutricional que le sirvan para conservar la salud y la calidad de vida. Incluso son el coadyuvante necesario para afrontar las consecuencias de la enfermedad hasta la curación o en los últimos días de vida, porque humanizar el cuidado es una responsabilidad inherente a la función enfermera, en su compromiso con los pacientes. En este sentido, Bernard Gaspar, presidente de la Asociación Española de Afectados de Cáncer de Pulmón, destacó que se debe apostar por la información y formación nutricional, tanto para los profesionales como para los pacientes, ya que “tenemos que considerar que la nutrición es parte integral de cualquier tratamiento oncológico”.
Finalmente, Elena Martín, jefe de Servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo del Hospital Universitario de La Princesa, incidió en que la desnutrición en el paciente quirúrgico con cáncer está asociada a complicaciones quirúrgicas importantes, como la aparición de infecciones postoperatorias y dehiscencia las suturas, pudiendo ser una causa frecuente de reintervenciones. Esto conlleva que se retrase su recuperación, aumente la estancia hospitalaria y los costes económicos, se retrase el inicio del tratamiento adyuvante y empeore su calidad de vida. Además, “se ha visto que la desnutrición afecta el pronóstico del paciente oncológico asociándose a una disminución de la supervivencia”.