ÁNGEL M. GREGORIS.- Conseguir que los niños y adolescentes ingresados puedan vivir lo mejor posible su enfermedad y hospitalización es el objetivo del programa Childlife, que pretende complementar el trabajo de la enfermería, utilizando explicaciones adaptadas a la edad y condiciones de cada paciente.
Este modelo de atención, que surgió en Estados Unidos en 1982, está implantado actualmente en el Hospital Sant Joan de Déu (Barcelona) y busca tranquilizar a los niños que ingresan para ser operados. “Una intervención quirúrgica puede generar una ansiedad que hasta cierto punto es lógica, incluso nosotros sabemos que tiene que existir porque es normal que al entrar en el quirófano nos preocupemos al no saber qué va a ocurrir. Nosotras lo que hacemos es ayudar al nivel emocional de los niños porque aunque sea una ansiedad habitual no quiere decir que no se pueda mejorar y ofrecer algún tipo de asistencia que minimice esas emociones negativas”, afirma Núria Serrallonga, enfermera childlife del hospital catalán.
Por ejemplo, con un muñeco de trapo se les explica, mientras juegan, cómo se les va a poner la vía, para qué sirve la anestesia, cómo será la operación y qué cosas le irán pasando, entre otras cuestiones. Además, los niños pueden preguntar en todo momento sobre aquellas cuestiones que les inquietan y se les presenta a los profesionales que se encontrarán al despertar de la operación.
Con la idea de formar a nuevas enfermeras y demás profesionales sanitarios para que puedan trabajar en este ámbito, la Universidad de Barcelona ha puesto en marcha junto al Sant Joan de Déu, el primer máster universitario en atención emocional al niño hospitalizado según el modelo Childlife. “Como no hay ninguna formación ni legislación aquí en España es importante empezar a formarnos, ir creando cuerpo de conocimiento e ir intentando que cada vez más hospitales puedan incorporar esta figura”, resalta Serrallonga.
CORRECCIÓN COMENTARIO ANTERIOR: “No hago nada…”
GRACIAS.
Tal vez en otros países, como en el caso de los Estados Unidos, se piensen que quedan muchas cosa por inventar. Pero lo cierto es que aquí en España, un país “normalito”, las enfermeras y enfermeros venimos realizando este tipo de labor, de forma habitual. Yo a mis pacientes infantiles les imprimo dibujos para colorear de las series de televisión, o les quito las vías periféricas “con magia”, y si tengo tiempo (lo que ya es muy difícil) me invento algún juego… Procuro preguntarles cual es su equipo de fúltbol, que juegos les gustan más, o quien son sus “compis” del colegio preferidos y porqué… No haga nada que no realicen otros colegas, posiblemente, mucho mejor que yo, que ya estoy entrado en años.
Si ha esto hay que llamarlo “childlife”, pues vale. Acepto pulpo como animal de compañía.
Pero no deja de ser una forma más de expresión del Gran Arte que es la Enfermería. De ese humanismo que hemos sabido transmitir a lo largo de los siglos, posiblemente aprendido de las enfermeras y enfermeros religiosos que nos han precedido.
Humanismo que ha estado ausente en otras Ciencias de la Salud, guiadas por los aspectos crematísticos y de notoriedad en la sociedad. Y que ahora, viendo en lo que han convertido sus profesiones, parecen estar “a la búsqueda de los valores perdidos”. Como si una forma de actuar, una habilidad social, o una forma de vivir tu profesión, pudiera improvisarse de un día para otro.