GEMA ROMERO.- «Una de mis vecinas en mi aldea dio a luz y después del parto no cesaba de sangrar. Su familia intentó llevarla a caballo a la ciudad; pero murió en el camino. No quiero ver a una sola madre más morir de camino a la clínica o saber que un bebé queda huérfano”. Por esta razón Abida Nowroz, una joven afgana de Noorgram, en la provincia de Nuristán, está estudiando Enfermería.
En su aldea es muy difícil encontrar enfermeras. De hecho el 40% de centros de salud en Afganistán carecen de mujeres en su personal, lo cual es un problema en un país donde a menudo no se permite que las mujeres sean atendidas por hombres. También son escasos y se encuentran a largas distancias los centros sanitarios, donde los profesionales tampoco quieren trabajar por razones de seguridad: temen los ataques de los talibanes.
Para una mujer como Abida estudiar tampoco es algo fácil en un país donde la mayoría de las niñas ni siquiera termina la escuela primaria. “Mis padres estaban muy preocupados, no entendían cómo podría vivir lejos de ellos”, cuenta Abida, pues su escuela se encuentra en Jalalabad, “pero durante meses insistí mucho hasta que convencí a mi padre que me permitiese asistir a la escuela”.
La oposición familiar llevó a su hermano mayor a abandonar la casa paterna en señal de protesta. “Dijo que, en tanto que mujer, no me podría defender, y que los insurgentes locales nos harían daño si nos encontraban”.
A pesar de todo, Abida ha continuado con gran tesón sus estudios y ya está haciendo una contribución invalorable en su comunidad local, ya que vuelve a su casa los fines de semana para ayudar a administrar inyecciones a los niños enfermos.
La escuela de enfermería de Jalalabad es una de seis en todo el país que están formando a más de 200 enfermeras.
Texto original y fotos: UNITED NATIONS DEVELOPMENT PROGRAMME
Muy bella labor , yo tambien soy enfermera , vivo en latinoamerica y mi sueño es poner mis conocimientos y ayuda a los más necesitados ????