ÁNGEL M. GREGORIS.- Los largos ingresos suponen un deterioro de la calidad de vida de los pacientes, que ven interrumpida su rutina habitual por una enfermedad que les obliga a permanecer grandes periodos de tiempo en el hospital. Contribuir a que la estancia sea lo más placentera posible es uno de los objetivos de las enfermeras como profesionales más cercanos a ellos. Más allá de los tratamientos y consultas diarias, los pacientes buscan llenar sus días con actividades de ocio que les distraigan de la vorágine hospitalaria.

La enfermera Marta Ramos, del Hospital Lozano Blesa (Zaragoza), es consciente de esta situación a la que se enfrentan diariamente decenas de pacientes y hace ya dos años se propuso mejorar la calidad de vida de estos ofreciéndoles más posibilidades de ocio durante su tiempo libre en el centro. Tras realizar una encuesta entre los pacientes, la enfermera vio que la mayoría del tiempo lo pasaban en la habitación y que esta, a su vez, la asociaban con el sitio en el que les dan las malas noticias. “La habitación es una estancia un poco deprimente para ellos”, afirma Ramos.Rincon de Ocio - Sala Oncología

Al conocer esta situación, planificó un proyecto y pidió permiso al centro zaragozano para habilitar una sala donde los pacientes ingresados en la planta 11 y cuidados paliativos pudiesen desconectar. “Es un lugar al que pueden ir para intentar evadirse de lo que es la realidad del hospital. La sala está decorada con mensajes positivos, tiene dos bibliotecas juegos de mesa, revistas…”, explica Marta Ramos, que cuenta que ahora están intentando poner un reproductor de música con cascos externos.

“La iniciativa -agradece Ramos- se ha podido realizar gracias a la ayuda de todos los profesionales”. “Yo tuve la idea, pero al hospital no le ha costado nada de dinero. El personal de servicios técnicos nos hizo las estanterías y lo demás son donaciones de empresas o de los propios trabajadores y familiares de la planta”, recalca.

Detalle vinilo en la paredLa sala está disponible 24 horas al día y, en principio, no hay un control de quién coge cada libro. “La gente sabe que los van a utilizar otros pacientes después de ellos y son bastante respetuosos”, comenta Ramos.

Pasar un rato con las visitas fuera de la habitación o relajarse leyendo un libro son sólo algunas de las actividades que ofrece esta sala. Además, para los familiares con pacientes encamados todo el día, también puede servir como vía de escape.

“Nosotras tenemos la posibilidad de darnos a conocer más en esta sala, que vean que no sólo estamos en el momento de las habitaciones, de curas, inyecciones… sino que también podemos hablar con ellos en otros momentos”, asevera la enfermera.

Tras meses en funcionamiento, el interés por la sala ha ido creciendo entre los pacientes del hospital. “El 80% de los que pasan por allí señalan que es muy beneficioso el rincón de ocio para ayudar, sobre todo, a su estado anímico”, concluye.