ANA MUÑOZ.- Las Unidades de Cuidados Intensivos (UCIs) son una de las áreas hospitalarias con más monitores y sistemas de alerta sonora, lo que las convierte también en las más ruidosas. Aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda niveles medios de sonido para las salas de hospital por debajo de 35 decibelios (dBA) con un máximo de 40 dBA durante la noche, lo cierto es que ese límite se supera a menudo, con el consecuente impacto negativo en el bienestar de los pacientes, así como en el funcionamiento óptimo del personal de enfermería y médico.
Es lo que ocurría en el Hospital Jessa Ziekenhuis, de Bélgica, donde enfermeros, médicos y pacientes se quejaron en reiteradas ocasiones de los niveles de ruido. Para ponerle cifras a esos niveles y comprobar si, como temían, estaban por encima de lo recomendado por la OMS, un grupo de investigadores del hospital midió los niveles de sonido registrados en una UCI de 12 camas y los recogió en un estudio que se ha presentado en el congreso de la Sociedad Europea de Anestesiología, Euroanaesthesia 2016, que se ha celebrado estos días en Londres, Reino Unido.
Para ello, colocaron un medidor de nivel de sonido (Amptec 10EaZy RT) junto a la cama en una habitación de dos camas, así como en el puesto de enfermería. Se realizaron las mediciones después de un periodo de adaptación de dos semanas para evitar el potencial sesgo del efecto Hawthorne, que se da cuando las personas son conscientes de que están siendo observadas. Después, se registraron los niveles de sonido durante 24 horas seguidas.
El resultado de las observaciones reveló que los niveles de sonido promedio fueron de 52,8 dBA durante la noche y 54,6 dBA durante el día. Se registraron un total de 14 picos de sonido superiores a 80 dBA con el pico más alto de 101,1 dBA. En el puesto de enfermería se registraron niveles medios de 52,6 dBA de noche y 53,9 dBA durante el día y 11 picos por encima de 80 dBA, con un pico de sonido máximo de 90,6 dBA. Medidas, todas ellas, significativamente por encima de las recomendaciones de la OMS.
Cómo luchar contra el ruido
A Elisabet Gallart, enfermera en la UCI de adultos del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona, los resultados del análisis belga no le sorprenden. «Es difícil reducir esos niveles de ruido. De hecho, existen estudios que demuestran que en las UCIs es prácticamente imposible llegar a los niveles que establece la OMS, aunque se están implantando distintas medidas para conseguirlo. Por ejemplo, desde la industria se está trabajando en diseñar sistemas de alarmas luminosas que se pueden ver desde el control de enfermería, para que sólo en aquellas situaciones en las que exista riesgo para la vida del paciente se activen las señales acústicas».
Precisamente en el Hospital Vall d’Hebron analizaron hace algún tiempo los factores que más estresaban a los pacientes durante su estancia, «y más del 80% mencionó entre ellos el ruido», recuerda Gallart. Por eso, los profesionales solicitaron unos indicadores luminosos que, colocados en zonas estratégicas de la unidad, darán cuenta del nivel de ruido. Además, tal y como explica la enfermera, «haremos próximamente una intervención sobre la actitud del equipo en general, daremos charlas sobre este asunto a modo de recordatorio de lo que se debe hacer y qué consecuencias tiene no hacerlo. Cuanto más tecnificada está una UCI más alarmas y más aparatos hay, y seguramente también más profesionales que, aunque sea atendiendo al propio paciente, hacemos ruido».
En la misma línea, Reyes Merino, supervisora de UCI del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, asegura que «los niveles de ruido se sobrepasan constantemente». Un problema que, a su juicio, «tiene difícil solución, porque la necesidad de ser silenciosos es algo que deben tener interiorizado todas y cada de las personas que trabajan en la unidad». Además, explica, «se trata de un servicio muy transitado, tanto por las personas que trabajamos en él como por quienes entran y salen para hacer pruebas o los familiares que vienen de visita. A eso suma las alarmas, los monitores… Es demasiado». Su hospital se ha planteado instalar carteles disuasorios, pero, aún así, «vemos muy complicado reducir el nivel de ruido».