GEMA ROMERO.- El 9% de la población española ha consumido cocaína alguna vez en la vida y más de 17.300 personas iniciaron tratamiento para dejarla en nuestro país, según el último Informe del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones de 2017. Madrid cuenta con el primer centro en Europa en el que el 100% de sus pacientes son adictos a la cocaína que quieren desintoxicarse: La clínica Nuestra Señora de La Paz, perteneciente a la Orden San Juan de Dios.
Fundada en 2001, “este dispositivo surge por la peculiaridad que tiene la cocaína en relación con otro tipo de adicciones: no existe un tratamiento farmacológico ambulatorio con el que poder atender a estos pacientes. Necesitan un tratamiento integral, con un equipo terapéutico y poner el foco también en la patología psiquiátrica que suele acompañar a los consumos de cocaína”, explica a DiarioEnfermero.es Roberto Izquierdo, coordinador de enfermería de la clínica.
En la Unidad de Cocaína, como dispositivo intermedio, a caballo entre las unidades de desintoxicación y las comunidades terapéuticas, el 100% de sus pacientes son adictos a esta sustancia -la segunda droga ilegal más consumida en España tras el cannabis-, pero con consumos asociados a otras patologías, “lo más frecuente es cocaína-alcohol, aunque últimamente el patrón de consumo que ingresa es cocaína-cannabis-alcohol. La patología psiquiátrica asociada es el trastorno de personalidad, que se da en el 68% de los casos”, comenta Izquierdo. Entre sus pacientes, casi 8 de cada diez son hombres y con una media de edad de 31 años.
El 100% de sus pacientes tienen adicción a la cocaína
La vía de entrada al centro es la red de drogas. La Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento tienen un circuito de tratamiento ambulatorio a través de los Centros de Atención Integral a Drogodependientes (CAID). Sin embargo, si el paciente no es capaz de mantener la abstinencia es derivado para su ingreso en la clínica. “El único criterio de exclusión es que estén en consumo activo de heroína, por la complicación que supone tratar esta adicción. Tenemos pacientes en tratamiento con metadona, eso no es problema, pero si hay un consumo activo de heroína, además de la cocaína, no pueden ingresar”, explica Alberto Ruiz, enfermero de la unidad.
21 días de aislamiento
El proceso empieza con el aislamiento del paciente, incluso de las familias, durante 21 días, y después se va abriendo el abanico de posibilidades de salir y tener contacto con el exterior. “Este periodo para nosotros es importante porque de alguna manera toman distancia con su entorno habitual y con las familias y les permite tratar la desintoxicación y empezar la deshabituación”, señala Ruiz.
Al llegar al centro lo primero que hacen es entregarle un contrato terapéutico, con las normas a cumplir y que han de firmar. Entre ellas se incluye el aislamiento con el exterior, la restricción y supervisión de llamadas, autorización de salidas que deben ser acompañadas, registro al entrar y salir, análisis constantes, retirada de objetos peligros, incluyendo la colonia, o un control estricto del dinero.
Como comenta Alberto Ruiz, “muchas de las actividades de enfermería que realizamos tienen que ver con medidas de protección. En la habitación no tienen botes de colonia, de cristal, cuchillas…, cada mañana para realizar su aseo personal han de pasar por el control y recoger sus efectos personales, y devolverlos una vez utilizados. También tienen asignada una cantidad diaria de dinero, de su dinero, que se les entrega por la mañana. Lo que les sobre deben devolverlo por las noches. Eso supone que estemos pendientes de ellos de forma permanente para evitar otro tipo de riesgos. Al fin y al cabo, es una unidad con cuidados de psiquiatría, pero con pacientes bastante autónomos”.
Seguimiento
En todo este proceso la enfermería es su principal apoyo, los que están en el seguimiento diario. “Con todas estar normas la idea es romper los hábitos que tienen que ver con el mundo marginal. Que se habitúen a utilizar el dinero de una forma normalizada, que salgan del trapicheo habitual, al están habituados en ese entorno de consumo”, señala Ruiz.
Por ello, tras la firma del contrato deben realizar un registro de todas sus pertenencias, de todo lo que traen, “para evitar que introduzca cosas peligrosas o algún tipo de sustancia que pueda suponer poner en riesgo la abstinencia de los pacientes, del resto de los compañeros, o la suya propia”.
Toda la terapia se orienta a la prevención de recaídas
Para Sergio -nombre ficticio de uno de los pacientes en rehabilitación- el papel de enfermería es el de “policía bueno. Sí que es verdad que a veces se tienen que poner en el papel de policía malo y para nosotros muchas veces es difícil asumir esas normas. Sobre todo, al principio es complicado, pero hacen un trabajo muy bueno”, reconoce. Y es que como señala Roberto Izquierdo “el trato con el paciente es peculiar. Tiene que ser cercano, amable, cálido, pero hay situaciones en las que uno se tiene que poner serio y no dejar que interfieran y consigan más cosas de lo que está programado y acordado con el equipo terapéutico. La relación es complicada, hay que mantenerse firmes, pero sin dejar de ser su compañía, su apoyo, la persona que le oriente y el tutorice en toda su estancia aquí”.
“Los pacientes pueden estar irritables, pueden estar ansiosos, tienen muy poca tolerancia a la frustración. El manejo del paciente es cercano, con cierta empatía, pero con límites claros”, sostiene Ruiz. De hecho, para Alberto Izquierdo “aunque tienen explosiones de ira, o puede darse la agresión verbal, la agresión física no es habitual”.
Supervisión constante
Tras los 21 días de aislamiento tienen contacto con la familia, a través del teléfono, por primera vez. “Todas las llamadas son supervisadas, pasan por enfermería y una vez que confirmamos que es el familiar que ha firmado el consentimiento pasamos la llamada al paciente, que deberá atenderla en el pasillo, no cuentan con teléfono en la habitación. Tenemos un listado con las personas autorizadas, por dos motivos, por la ley de protección de datos, pues no se le puede dar información a cualquier persona y por otro lado para controlar quién llama desde el punto de vista de la seguridad del paciente. Imaginad que llamara algún traficante o alguien que está consumiendo actualmente, lo que le entrarían son ganas de irse a consumir”, explica el enfermero de la unidad.
El contacto con la familia siempre lo realiza la enfermería
“Las indicaciones terapéuticas que les damos van encaminadas a prevenir las recaídas. Entendemos que el manejo del dinero, el contacto con otras personas consumidoras y exconsumidoras o el contacto con otro tipo de sustancias psicoactivas son un riesgo. Nuestra idea es que cambien el estilo de vida y que eviten esas situaciones. Al fin y al cabo, son personas vulnerables, el contacto con otros consumidores les puede desestabilizar y que recaiga en un momento dado”, subraya Izquierdo.
Inmediatamente después de la llamada, el siguiente fin de semana, empiezan a salir. “Empezamos con salidas muy controladas, de poco tiempo, son 3 horas y vamos aumentando en el tiempo. La siguiente salida sería siempre de fin de semana y siempre acompañados por la familia. Las salidas se van ampliando: 12 horas la siguiente, 24 y 48, siempre en sucesivos fines de semana. Estas salidas para nosotros son muy importantes, pues vemos cómo se comporta el paciente en su entorno habitual, pero controlado. Esto te permite, durante la semana siguiente, tratar las dificultades que hayan surgido con respecto a situaciones de riesgo, o si se ha producido algún tipo de incidencia”, señalan.
Interacción grupal
La base del tratamiento es la interacción grupal, en la que procuran modificar los patrones de conducta para evitar recaídas, su objetivo primordial. De hecho, aunque las habitaciones son individuales, con baño integrado para favorecer la privacidad, -algo muy apreciado por los pacientes- el resto de actividades se realizan el grupo, en el salón, donde los pacientes comen, desayunan, meriendan y cenan, hacen las terapias grupales o ven la tele: así controlan el tipo de programas que ven. El tiempo que pueden estar en su habitación está marcado y tienen prohibido entrar en otras habitaciones, de ahí que sea muy habitual verles charlando en el pasillo.
Aunque realizan también terapias individuales, muchas de las terapias van encaminadas a educación para la salud. Además, “una parte importante de la labor de todo el equipo terapéutico es trabajar las habilidades sociales. Las dificultades de relación las solemos utilizar para reorientarlas terapéuticamente”. “Procuramos que tengan ocupado mucho tiempo de su día. Hay terapias más lúdicas, terapias más educativas y una de las terapias que realizamos es la terapia ocupacional, donde van alternando manualidades con objetos de cerámica, marquetería, hacen mimbre. Luego en época de navidad hacen adornos navideños, los belenes que luego decoran nuestro centro y es una labor muy positiva y muy apreciada por los pacientes. Contamos también con una piscina climatizada, en la que los pacientes pueden bajar, hacer deporte. Bajan con los monitores, les organizan clases de aquagym y ejercicios dentro del agua…”, señala Izquierdo.
Centro de día
En la cuarta planta, donde se encuentra la unidad de cocaína, realizan la desintoxicación e inician una deshabituación, que no es total. Por ello, en 2007 vieron la necesidad de crear un dispositivo intermedio, en el que el paciente no pasara de estar tan protegido en planta al control externo de los CAID y se creó un centro de día, donde los pacientes pueden completar la deshabituación y pasar la jornada, aunque ya podrán ir a dormir a su domicilio. En esta etapa, se intenta que recuperen la autonomía y consigan una reinserción tanto personal como laboral.
Como explica Elena Muñoz, enfermera del centro de día, “en la planta están dos meses o dos meses y medio y en el centro de día otros tres meses más”. Tras casi 6 meses, los pacientes que terminan el tratamiento rondan el 78%. El resto o bien solicita el alta voluntaria o es expulsado del programa. “Un positivo por drogas en los distintos controles que se les hacen es motivo de expulsión. El que tengan contacto entre ellos más allá de una amistad, también puede ser motivo de expulsión. Si eso sucede se les da el alta y se les deriva a su CAID de referencia”, subraya Izquierdo. Lo que sí tienen permitido es fumar, incluso en sus habitaciones, pues al tener consideración de centro psiquiátrico están excluidos de la prohibición de fumar en lugares cerrados.
En el centro de día, donde seguirán realizando terapias individuales y grupales, Muñoz se encarga de impartirles charlas de educación para la salud. “Les hablo de los principales problemas asociados a los malos hábitos tóxicos: cocaína, alcohol, les hablo de alimentación…”. En el botiquín también se encarga del control y seguimiento de los pacientes y su medicación, de la gestión de citas con otros profesionales, las analíticas… Aquí, poco a poco, lograrán una autonomía total. Para pacientes como Sergio “lo duro viene ahora después, cuando vuelves a una vida, que no puede ser la misma, aunque sea en el mismo lugar”.
5 Comentarios
clau
completamete deacuerdo contigo…
Cansado.
Vamos a ver el problema a las adiciones cada día es más grande por muchas razones cada un/a la suya pero donde yo veo una poca vergüenza es que dijan que hasta la fecha no hay un medicamento para ayudar al adicto de cocaína no la hay porque es un negocio redondo con los centros de paga. Yo estudiando un poco este gran problema cada vez más común en la sociedad. Que en EEUU tienen una vacuna que lo que hace es que la cocaína no entra en el cerebro y mucho menos en el nervio central que es donde van todas las sustancias. Dicen que dicha vacuna está aún de prueba con animales. Eso es mentira no se saca al mercado porque los centros de van a la mierda y eso no conviene. ¿Pero hablamos de personas enfermas? Cierto pero don dinero es quien manda ¿ Cuando habrá solución? Lo siento mucho pero solución ya hay pero tardará mucho tiempo en laboratorios.
jose manuel lopez mendez
tengo un hijo en la prision de MANSILLA DE MULAS,EN LEON, es drogodependiente ,ahora tiene un juicio con una setencia pendiente de la entrada en un centro terapeutico,,segun el art,21,2 del c.p.,el puede solicitar entrar en uno,bien proyecto hombre,etc. y no las ute,que tambien son centros terapeuticos pero en el que existen drogas.
somos asturianos,y con pocos medios,me podian decir si existe alguna unidad parecida a la suya en asturias,tal vez la cruz roja.
Ánimo 00
¿ El 9% de la población? Eso es mentira muchísimo mas por lo menos el 30% o más o mas pero seguro. Y otra cosa mas que añadir cada día habrá mas gente que por la curiosidad o malas amistades la probarán por desgracia por la gente que caiga…
Ánimo 00
También quiero decir que da igual el adicto si es ludópata alcohólico que cocainomano. Solo digo que la gente sea adicta a cualquier vicio es un negocio redondo para los centros para adictos y no toda la gente sale sonriendo mas bien llorando y el bolsillo secó un centros de estos puede costar una barbaridad igual de 7.000€ hasta 10.000€ qué muchísimo dinero más lo mínimo que estara son de 6 meses a 1 año un problema muuuy grande.