ÁNGEL M. GREGORIS.- “Tengo que centrarme en mi salud mental. Tenemos que proteger nuestra mente y nuestro cuerpo y no limitarnos a hacer lo que el mundo quiere que hagamos. Ya no confío tanto en mí misma”. Con estas palabras anunciaba la gimnasta estadounidense Simone Biles que se retiraba de la competición por equipos en los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020. Unas declaraciones que dieron la vuelta al mundo y que ocasionaron gran controversia entre aquellos que no entendían esta decisión y los que apoyaban el gesto tan valiente de una de las grandes protagonistas de estas Olimpiadas.
Con tan solo 24 años ha logrado hacer reflexionar sobre la importancia de la salud mental de una forma magistral y ha puesto en boca de todos un problema muy estigmatizado para el que la sociedad necesita educación. “Que deportistas de la talla de Simone Biles sean capaces de expresar que se encuentran psicológicamente mal es una muestra de valor que puede ayudar a disminuir el tabú que existe sobre la salud mental y a que la población sea capaz de pedir ayuda cuando comienzan a sentirse mal”, afirma María del Mar García, vocal de Salud Mental del Consejo General de Enfermería, que considera imprescindible apostar por las enfermeras especialistas como garantes no sólo de los cuidados del enfermo mental, sino también de la promoción de la salud mental en la población.
Un día después de la retirada de Biles, su equipo comunicaba que tampoco estaría en las finales individuales con las que había alcanzado la gloria en los anteriores juegos de Río 2016, pero una semana más tarde notificó que sí iba a participar en la final de barra de equilibrio, que se celebraría este martes, 3 de agosto. Tras la presión a la que fue sometida al principio, la gimnasta ha logrado la medalla de bronce en esta categoría y ya suma siete medallas olímpicas en su carrera. “Estamos en una sociedad competitiva y el diagnóstico en salud mental en muchas ocasiones se vive como síntoma de flaqueza o debilidad. Honra a Simone Biles su sinceridad para verbalizar lo que le ocurre”, destaca Francisco Megías, presidente de la Asociación Española de Enfermería de Salud Mental (AEESME), que subraya, además, que “si en lugar de ser un problema mental lo fuese físico, como un cáncer o una amputación, la gente en general sentiría compasión antes que rechazo”.
Y es que, las durísimas críticas que ha recibido sólo vislumbran una falta de educación. Tal y como expresa Megías, “es necesario educar a todos y todas en salud mental desde la infancia y no de una manera extraordinaria, sino de una forma natural y transversal a otros aspectos formativos o de apoyo en la niñez y adolescencia y en todas las etapas de la vida”.
Mucho más cerca y también menos mediático ha sido el caso de María Isabel, la cantante que ganó Eurovisión Junior 2004 con su mítico Antes muerta que sencilla y que lleva 17 años intentando hacerse un hueco en el panorama musical, que ha decidido retirarse por problemas de ansiedad. Ella misma aseguraba que volverá “cuando termine de entender el funcionamiento de esto”.
“La presión muchas veces surge del entorno más cercano y por intereses ajenos. La presión emulativa puede llevar a frustraciones que antes o después se pagan con alteraciones mentales. El buen cuidado en el ámbito de la salud mental es imprescindible para formar personas capaces de enfrentarse a las situaciones de la vida diaria y a las situaciones extraordinarias que en la vida se van a dar”, asevera Francisco Megías.
Del mismo modo opina la vocal del CGE, “en el caso de estas personalidades es casi obligado que el entrenamiento vaya acompañado de técnicas de cuidado en salud mental”. “Tienen miedo a fallar, a defraudar a su entrenador, a su familia o a su público. Ante toda esta presión, se les debe enseñar cómo manejar la ansiedad, el estrés, cómo descargar el cúmulo de emociones…”, puntualiza.
Por este motivo, García hace un llamamiento para que las administraciones cuenten con las enfermeras de salud mental. “Tras 20 años formando profesionales en esta especialidad, no pueden desempeñar su labor en la mayor parte de las comunidades y se ven obligadas a desarrollar su trabajo en servicios distintos a su especialidad”, informa. Para ella, “estas profesionales deben estar promocionando la salud mental en muchísimas situaciones de la vida, exámenes, trabajo, duelos, competiciones… y, a su vez, también son el eslabón necesario para acabar con el estigma”.
En definitiva, Simone Biles ha dado voz a miles de personas que necesitan ayuda y no la tienen, ya sea en el deporte, en la música o en la vida cotidiana. Ha puesto sobre la mesa un problema contra el que las administraciones deben luchar, eliminando y educando contra el estigma.