EUROPA PRESS.- La vacunación es un «pilar básico» de un estilo de vida orientado al envejecimiento saludable, junto al ejercicio físico, la alimentación adecuada o el desarrollo de una red de apoyos socioafectivos, según han resaltado expertos del ámbito sanitario en la mesa redonda ‘Vacunas para envejecer con salud’, organizada por el Observatorio de Salud, con el apoyo de GSK.
Según Guadalupe Fontán Vinagre, coordinadora del Instituto Español de Investigación Enfermera del Consejo General de Enfermería, las bajas tasas de vacunación en personas de mayor edad tendrían su origen en que «actualmente la población desconoce y, por tanto, tiene una baja percepción del riesgo que suponen las enfermedades prevenibles en los mayores de 65 años».
Para afrontar esta barrera, Fontán y el Consejo General de Enfermería han abogado por «impulsar la formación de ciudadanos y sanitarios de forma que puedan abordarse las dudas, favorecer el conocimiento, desmontar los bulos y promover la confianza de todos».
Etapas
«La vacunación en todas las etapas de la vida es esencial para una vida sana y para un envejecimiento saludable ya que no solo previene frente a la enfermedad y la muerte, sino que también, protege contra las complicaciones, secuelas y discapacidad frecuentemente asociadas a las enfermedades inmunoprevenibles», ha reflexionado durante el encuentro la responsable del Grupo de Vacunas de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), Isabel Jimeno.
Alfredo Corell, catedrático de Inmunología de la Universidad de Valladolid y miembro de la Sociedad Española de Inmunología (SEI), ha añadido que el cumplimiento de las recomendaciones de vacunación es tan importante en la edad adulta como en la edad pediátrica ya que «el sistema inmunitario de los humanos es heredado y hay dos momentos del desarrollo caracterizados por un nivel de funcionamiento más bajo: nada más nacer y cuando vamos envejeciendo».
Funcionamiento
Concretamente, según Corell, «los hombres por encima de los 50 años y las mujeres por encima de los 60 años experimentan un declive en el funcionamiento de sus defensas que hace que respondan peor ante las infecciones y les vuelve especialmente susceptibles a determinadas enfermedades».
Por este motivo, «cobra una importancia trascendental vacunarnos para ayudar a prevenir enfermedades como la gripe, el herpes zoster o el COVID-19, que pueden implicar riesgos para la vida y la calidad de vida».
Así, «al igual que en estas edades se trabaja en promover una mejor alimentación, hacer ejercicio, dormir bien o no consumir sustancias tóxicas, también es importante trabajar para que los mayores estén al día en la vacunación».
Actividades
Por su parte, Ángel Gil, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Rey Juan Carlos, ha destacado que tradicionalmente «el foco de las actividades de prevención en la edad adulta se ha centrado en la cronicidad, principalmente en el riesgo cardiovascular o el ictus, dejando de lado la prevención primaria».
Por ello, es fundamental, según el experto, impulsar el uso efectivo de las herramientas que permiten disminuir la aparición de enfermedades que afectan directamente a la calidad de vida, como la gripe, el neumococo el herpes zoster y que ya se encuentran incluidas en los calendarios de vacunación a lo largo de la vida aprobados por las autoridades de Salud Pública.
Inmunización
Especialmente importante, además, es asegurar que esa inmunización llegue de manera efectiva a la población adulta con factores de riesgo, según Carmen Román, especialista en Medicina Preventiva Hospital La Mancha Centro y coordinadora de la Red de Vacunas de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública y Gestión Sanitaria.
La experta ha abogado por la «formación continuada de todos los profesionales que atienden a estos colectivos vulnerables con el objetivo de potenciar la vacunación al tratarse de una medida segura, eficaz y necesaria para evitar que sufran infecciones, mejorar su calidad de vida y facilitar la continuidad de sus tratamientos».