RAQUEL GONZÁLEZ ARIAS.- La escasez de mascarillas, explica Guadalupe Fontán, enfermera del Consejo General de Enfermería, está obligando a que en muchas ocasiones los profesionales sanitarios tengan que reutilizar sus mascarillas FFP2: “aunque no es lo óptimo, en el caso de tener que hacerlo, lo que se recomienda para preservar la mascarilla FFP2, es colocar encima una mascarilla quirúrgica  para proteger a la FFP2 del contacto directo con los microorganismos y, de alguna manera, evitar la contaminación con fluidos y secreciones de la FFP2 para poder reutilizarla a nivel personal, guardándola en buenas condiciones de higiene, de humedad…”. De esta forma, concluye, “podríamos prolongar su uso de manera excepcional y siempre desechándola si ha habido contacto con secreciones o con el paciente”.

Cuidado con la falsa sensación de seguridad

De otro lado, Guadalupe advierte sobre las medidas que algunas personas están tomando para protegerse del virus y que pueden, en ocasiones, dar una falsa sensación de seguridad. Y es que, en las contadas ocasiones en las que la mayoría de los ciudadanos pueden salir de sus casas estos días son para ir a la compra o pasear al perro. Algunos llevan guantes desechables puestos de casa, a otras personas, si van a comprar, se los dan en la entrada del supermercado. Esta medida de protección, sin embargo, puede dar esa falsa sensación de seguridad y, por ello, advierte Guadalupe Fontán, es importante tener en cuenta que aunque llevemos guantes, hay que extremar las precauciones porque lo que toquemos con ellos puede estar infectado y si luego nos llevamos las manos a la cara con los guantes puestos no hay protección que valga. Lo mismo sucede, explica, si con esos guantes tocamos los objetos que llevamos en el bolso, por ejemplo, la cartera con la que vamos a pagar, las gafas o el teléfono móvil. El virus puede quedarse en estos objetos que, una vez en casa, y ya sin guantes, podemos manipular con el riesgo que ello conlleva.

“El uso de guantes tiene un riesgo y es que produce una falsa sensación de seguridad que puede hacer que perdamos la atención de otras medidas como evitar tocarnos la boca, los ojos y la nariz y realizar frecuentemente la higiene de manos”, subraya. Los guantes, explica, son para situaciones puntuales y se recomiendan, por ejemplo, “para coger alimentos en el supermercado, pero cuando nos vayamos del supermercado hay que quitarse esos guantes. No tenemos que seguir con ellos puestos en el coche, por ejemplo. Y, muy importante, al llegar a casa, aunque hayamos llevado guantes, no debemos olvidar la higiene de manos y limpiar las superficies de móviles, gafas y objetos personales que hayamos manipulado con ellos”.