RAQUEL GONZÁLEZ ARIAS.- Uno de los mayores reconocimientos que puede recibir una enfermera es, sin duda, el de sus pacientes y cuidadores. Con esa motivación y ligados a la oncología nacieron las distinciones “Dama de la Lámpara”, una iniciativa promovida por la Fundación Sandra Ibarra y la Universidad Autónoma de Madrid que ayer celebraron su segunda edición tras el parón pandémico de rigor. Eso sí, han cumplido con lo que se propusieran en 2019, dar el salto del ámbito autonómico de la Comunidad de Madrid al nacional. Así, ayer se hizo entrega del galardón a las seis enfermeras elegidas por sus pacientes como las más empáticas, entrenadoras y llenas de vida en dos ámbitos, el hospital pediátrico y de adultos.
Las premiadas
En el ámbito del hospital de adultos, las enfermeras más votadas por su pacientes y cuidadores han sido Yulie Quintero Herrera, del Hospital de la Princesa de Madrid, como enfermera más llena de vida; Trinidad Gómez Ferriz, del Hospital Universitario Virgen del Rocío, como enfermera entrenadora; y Montserrat Álvarez Colorado, del Hospital Universitario Virgen Macarena de Sevilla, enfermera más empática.
En el ámbito del hospital pediátrico, el reconocimiento a la enfermera más llena de vida fue para María José Hernández Bruñas, del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid; mientras que Marta Acosta González, del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla fue la enfermera más empática e Isabel Fernández González, del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander, se alzó con el distintivo en la categoría de enfermera entrenadora.
La necesidad de reconocer
El acto fue conducido por Sandra Ibarra, al frente de la Fundación que lleva su nombre. Durante la entrega recordó algunos momentos de su paso por la planta de oncología cuando con 20 años se enfrentó, por primera vez, a la leucemia. Una enfermedad que reaparecería siete años más tarde. De la superación nacieron precisamente la fundación y la necesidad de reconocer los cuidados, la dedicación y el cariño de las enfermeras. “Nos encantan estos premios porque de un lado son los pacientes los que dan las gracias, algo que a los seres humanos se nos olvida muchas veces; y de otro porque visibilizan la enfermería. Las enfermeras tienen que ocupar el lugar que les corresponde, son las vertebradoras de nuestro sistema sanitario y hace falta que se reconozca”, explicaba Sandra Ibarra momentos antes de comenzar la entrega.
Un ejemplo para los estudiantes
Por su parte, Eva García Perea, directora del Departamento de Enfermería UAM, aseguraba que “estos premios son un regalo. Que una fundación de pacientes reconozca el trabajo de excelencia de sus enfermeras, que las premie y que esto tenga lugar en un entorno académico como es la universidad, donde los estudiantes pueden asistir a ese reconocimiento y tener como referente a esas enfermeras premiadas por los pacientes, es un acto redondo, perfecto”.
Representación enfermera
El acto contó también con la representación del Consejo General de Enfermería y de la Organización Colegial, con la asistencia de algunos de los presidentes y representantes de los colegios provinciales. Así, estuvieron Pilar Fernández y Diego Ayuso, vicepresidenta y secretario general del Consejo; Inés López Carral, presidenta del Colegio de Enfermería de A Coruña, y Víctor Bohórquez, presidente del Colegio de Sevilla.
Desde el Consejo General, Pilar Fernández destacó la importancia de estas distinciones: “es necesario reconocer el trabajo de nuestras enfermeras a todos los niveles, pero es cierto que cuando este reconocimiento llega de los propios pacientes se convierte en algo muy especial. Esta ha sido una noche muy emotiva en la que no han faltado las lágrimas, por algunas de las historias compartidas, pero también la alegría”.
La anécdota
El evento contó con la intervención del monologuista Daniel de la Cámara, que puso el broche a estos premios con un toque de humor. Destacado fue el momento en el que tras hilar su discurso en torno a la sanidad y su comparativa con el modelo británico, una discreta Sandra Ibarra llamó su atención ante la presencia de representantes de la embajada del Reino Unido y es que los premios cuentan también con su apoyo y con el de la Fundación Florence Nightingale. Una advertencia que hizo al monologuista reconducir su discurso por si acaso, aunque todo hay que decirlo, no traspasó la línea y consiguió su objetivo: un toque de humor para ayudar a ver siempre el vaso medio lleno.