IRENE BALLESTEROS.- Los centros hospitalarios son una de las instituciones más contaminantes y con mayor impacto ambiental. La deficiente gestión de residuos, el uso inadecuado de los recursos, la falta de gestión y organización en los procesos hace que el impacto medioambiental de estos sea muy alto, lo que conlleva a un impacto no solo en el medio, sino también en la salud de las personas, reduciendo drásticamente su calidad de vida.

Fundació Sanitària Mollet

Ante esta situación, algunos centros ya han tomado cartas en el asunto y han puesto en marcha una serie de medidas para paliar los efectos negativos del impacto medioambiental de los hospitales. En concreto, el Hospital Universitario Mollet, en Barcelona, gracias a la incansable labor de la institución y de sus profesionales, ha conseguido ser el único hospital de Cataluña Net Zero en emisiones directas. Un centro que ha sido reconocido internacionalmente como Green Hospital y que ha logrado reducir la generación de residuos, minimizar los consumos de energía y agua, y hacer un uso eficiente de los recursos, y que ha reducido sus emisiones directas en un 91% en 12 años. El proyecto nació desde la gobernanza durante la fase de construcción del nuevo edificio, que abrió sus puertas en julio de 2010. Nace con una planta de geotermia, con una estructura de cubierta plana para instalar placas fotovoltaicas e incluso con una recogida de aguas pluviales. “Nosotros durante los dos últimos años no hemos gastado ni una gota de agua para regar los jardines de nuestros patios, que nos ayudan, a su vez, a integrar el hospital con esta zona que pertenece al Plan de Espacios de Interés Natural de Cataluña”, explica Miguel Ángel Martínez, director de medioambiente del hospital.

Este hospital ha trabajado con una visión de mejora continua de los procesos. “Nuestra intención siempre ha sido desde el principio intentar reducir nuestra huella de carbono en cada uno de los procesos, es decir, ofrecer una atención sanitaria de bajas emisiones”, sigue, y esto pasa por desplegar una cultura verde en todos los estamentos de la institución, algo que en este hospital “dentro del modelo de atención, centrado en las personas, lo tenemos muy integrado desde hace muchos años”.

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Enfoque salutogénico

Los profesionales que forman este hospital cuentan con una cultura y un modelo de atención centrado en la persona, que parte de un enfoque salutogénico, donde entienden “la salud no como un estado completo de bienestar, sino como un concepto de salud mucho más proactivo, lo que entra en coherencia con cuidar también el medioambiente. Al final, es un tema de justicia social. Nosotros gestionamos recursos públicos, por lo tanto, tenemos que ser cuidadosos con cómo y en qué se invierten esos recursos, y si podemos mejorar su eficiencia, mucho mejor”, cuenta Mireia Vicente, directora de Enfermería del Hospital de Mollet.

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Cambio de mentalidad

El Hospital de Mollet lleva años implantando una cultura del bienestar y del cuidado del medioambiente en cada esfera de la institución. Pero, para que un engranaje funcione, todas las piezas deben estar en consonancia, por ello, desde 2012 la formación en sostenibilidad ambiental es obligatoria para llegar a todos los niveles y a todos los profesionales. Aquí, la formación es la herramienta indispensable para lograrlo. “Ofrecemos formaciones de buenas prácticas ambientales y gestión de residuos. Gracias a que tenemos el hospital organizado por procesos, hemos podido hacer sesiones muy específicas para cada una de las áreas, así sensibilizamos a los profesionales, y les hacemos mejorar en la gestión de residuos en cada área. Por ejemplo, cómo tienen que segregar los residuos, cómo utilizar los equipos, qué productos químicos se pueden emplear para que sean menos dañinos…”, explica el director de medioambiente.

Para comprobar si la sensibilización ambiental y la cultura verde estaba llegando todos los profesionales, el hospital puso en marcha una encuesta para todos los profesionales para corroborar si todos tenían la misma mentalidad de llegar a ser un centro neutro en emisiones, y el resultado fue del 9.7 sobre 10. “Hemos recibido una gran implicación por parte de los profesionales, y con ello hemos podido detectar necesidades. Tenemos canales de comunicación, hacemos visitas en cada una de las áreas e incluso hemos creado un grupo con 20 embajadores ambientales voluntarios que representa, cada uno de ellos, un proceso en la institución”, sigue.

En este grupo, las enfermeras tienen un papel muy destacado en el liderazgo de los procesos de la institución. Su carácter formativo, y sus cualidades para sensibilizar a la población, las convierte en el colectivo idóneo para esta tarea. “El personal de enfermería es clave, sobre todo a la hora de gestionar residuos y sensibilizar a las personas. Es un colectivo muy motivado en formarse y en colaborar en la mejora continua para mejorar la calidad asistencial”, puntualiza el director.

Impacto en profesionales y pacientes

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¿Cómo impacta este cambio de mentalidad en pacientes y profesionales? Por ejemplo, recientemente se ha implementado el programa de hemodiálisis domiciliaria, para personas con insuficiencia renal crónica, que ayuda a mejorar el bienestar y calidad de vida de las personas que realizan este tratamiento, y también mejora el impacto ambiental al reducir los desplazamientos y el consumo de agua entre otros beneficios. “Tratamos de que las personas que están en diálisis solo vengan un día y además tengan la posibilidad de hacer la diálisis en su casa, lo que tiene un impacto en su calidad de vida porque mejora su conciliación familiar, laboral, evitan desplazamientos y cuidan su intimidad. Científicamente está demostrado que aumenta su esperanza de vida“, explica la directora enfermera.

Además estos expertos también han reducido la estancia media de las personas que han pasado por una intervención de prótesis de rodilla o cadera. “Esto evita drenajes, sondajes, infecciones urinarias, infecciones de la piel, la estancia hospitalaria, incluso posibles caídas o infecciones. Al final, si tú respetas y cuidas el medioambiente, esto tiene un retorno directo hacia el planeta, pero también hacia el paciente”, cuenta.

¿Cómo convertir tu centro en emisiones cero?

Mireia y Miguel Ángel lo tienen claro. No hay que inventar nada, simplemente cultivar buenas prácticas, contar con los profesionales y ser valientes. “A través de buenas prácticas hemos llegado a una reducción del 26% del consumo energético, gracias a los profesionales y a sus propuestas. Podemos hacer más con menos. Al final desde la altas direcciones de los centros sanitarios tienen que entender que no ser sostenibles no va en contra de un ahorro económico, por suerte en este centro esto se ha tenido claro desde el principio pues el proyecto Green Hospital nació desde la alta dirección. Todos ganamos en esto. Gana el paciente, la institución, los profesionales y gana la comunidad”, asegura Martínez. Entre sus procesos sostenibles, destacan la reducción de los días de estancia en hospitalización, minimizar los viajes innecesarios y la movilidad sostenible, mejorar la adecuación diagnóstica, reducir la generación de los residuos y crear nuevos sistemas más eficientes, como la recuperación y tratamiento de gases anestésicos, que son gases persistentes en la atmósfera que contribuyen al efecto invernadero y, por tanto, tienen un alto impacto ambiental.

Por su parte, Mireia Vicente incide en la sensibilización y la formación. “El primer paso es formar, sensibilizar y también fomentar desde la alta dirección la cultura de la mejora continua entre los profesionales. Yo les diría a las enfermeras que sean valientes, que se atrevan a hacer propuestas bien fundamentadas. Que se formen y que intercambien esas buenas prácticas para incorporarlas a medida que sea posible dentro del hospital, empezando por cosas pequeñas pero con un alto impacto”, concluye.