ÁNGEL M. GREGORIS.- Toma de constantes, un calentamiento, una tabla de ejercicios de pie, otra en colchoneta, toma de pulso, bicicleta o cinta estática, estiramiento y toma de constantes. Esta es la rutina que siguen los pacientes en la Unidad de Rehabilitación Cardiaca del Hospital Virgen del Rocío (Sevilla) durante cada sesión. Y allí, junto a ellos, un equipo multidisciplinar, que vela porque la evolución de la jornada sea la correcta.

Las enfermeras, además, son las que controlan que las constantes vitales y el pulso de los pacientes estén dentro de lo normal para continuar con el ejercicio. “Acogemos al paciente, le explicamos lo que es el programa y en la primera sesión los enseñamos a tomarse el pulso para que aprendan a autocontrolarse. En la pizarra ponemos las frecuencias cardiacas de entrenamiento que no deben sobrepasar y estamos pendientes mientras la fisioterapeuta dirige la sesión”, afirma Pepe Martín, enfermero de la Unidad.

El 90% de los pacientes sufren cardiopatía isquémica, pero también hay trasplantados, personas con válvulas… y los problemas principales son anginas de pecho, arritmias, tensión arterial, algún síncope, etc. “Lo que hacemos en un día normal es tomar controles; una vez a la semana tomamos perímetro abdominal y pesamos al paciente. Durante la sesión, también vemos cómo va la situación cuando cambian de ejercicios”, destaca Martín. Lo normal es que se hagan unas 15 sesiones, dos o tres veces por semana y antes él mismo da una charla inicial para dar orientación de cómo controlar los factores de riesgo y diferentes consejos. “Las principales dudas suelen ser con la comida, saber qué puedo y qué no, a qué nivel pueden hacer ejercicio y también nos preguntan por la sexualidad”, explica.

No todos los pacientes tienen las mismas características y, por eso, es imprescindible adaptar el ejercicio a cada uno. “El trabajo lo adaptamos continuamente porque no sólo sufren una patología cardiaca y en muchas ocasiones tienen otros problemas asociados. Se hace de manera individual, no todos hacen lo mismo ni responden de la misma forma”, comenta Patricia Ruiz, fisioterapeuta de la Unidad, que reconoce que contar con los enfermeros en este espacio es prioritario porque “un trabajo se va enlazando con el otro y cuando surgen problemas cada uno atendemos de una manera según nuestra profesión”.

Para los afectados, esto es una forma de volver a la vida y recuperar su día a día. “Estoy encantado y, sobre todo, viendo cómo hemos mejorado todos los compañeros en lo que a cualidades físicas se refiere, humor, sociabilidad… Hay que potenciarlo y tener conciencia de esto”, puntualiza Fernando Marín, paciente de la unidad.