A. ALMENDROS / D. RUIPÉREZ.- Ana Belén Hernández es matrona en el Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda (Madrid) y ha llevado a cabo una investigación que se ha convertido en un referente internacional. Y es que entre las conclusiones a las que ha llegado Hernández se encuentran las numerosas ventajas que supone para la madre y el bebé el que ésta esté bien hidratada y esto se aplica también al paritorio.
¿Tú eres de esas matronas que siempre tuvo claro que quería dedicarse a esto o fuiste cambiando de opinión a medida que avanzaba el Grado?
La verdad que no. Siempre he querido ser enfermera, pero no tenía la vocación de matrona, de hecho, cuando terminé Enfermería salió una convocatoria de matrona después de muchos años y decidí presentarme sin estudiar ni nada. Evidentemente no aprobé. Después estuve ejerciendo en el área oncológica durante 13 años, y llegó un momento en el que necesitaba un cambio. No había muchas salidas y las pocas especialidades que había era Salud Mental o Ginecología y Obstetricia. Me preparé un año para matrona e hice el examen. Por tanto, es cierto que o siempre he querido ser matrona ni he tenido una vocación previa. Realmente para mi el concepto de matrona es una enfermera especialista. Al atribuirle un nombre distinto parece que es algo diferente y ajeno al área de enfermería; pero no, una matrona es una enfermera especialista y si pierde esa parte deja de ser bajo mi punto de vista buena matrona.
Como buena investigadora, observas lo que ocurre a tu alrededor y te planteas hipótesis. ¿Cómo surge la idea de investigar sobre el tema de la hidratación?
Esto fue a raíz de empezar la residencia. Venía de trabajar en Oncología donde llevamos un control hídrico muy exhaustivo y cuando empecé la especialidad vi que en el paritorio donde estaba había una auténtica anarquía total: había matronas que ponían unas soluciones, otras compañeras otras diferentes, no se dejaba beber a las mujeres durante el trabajo de parto… y cuando nos reuníamos en la teoría preguntaba a mis compañeras qué pasa con la hidratación en el resto de los hospitales y nadie sabía nada de protocolos del tema ni nada. A partir de ese momento me quedé con el gusanillo y empecé a recopilar información. Pero durante el año de la residencia se quedó aparcado. Cuando me incorporé de matrona había unas compañeras que estaban haciendo un trabajo de investigación, se lo comenté y les pareció muy interesante y me propusieron hacer el Máster de Investigación y que este tema lo llevara como proyecto, y así lo hice. Cuando tenía el proyecto de investigación lo presenté en el hospital y me propuso presentarlo a los Premios de Investigación del Hospital, y nos lo dieron. A partir de ahí es cuando empezamos a llevarlo a cabo.
Y, ¿cuál es el primer paso?
En un principio hicimos un estudio descriptivo porque las referencias bibliográficas eran muy escasas y necesitábamos saber cómo hidratábamos nosotros. Que esa búsqueda estaba un poco sesgada porque durante este tiempo yo ya había intentado cambiar la práctica en el hospital, pero salieron cosas muy chulas. Y como nos pareció una línea muy bonita decidimos hacer un ensayo clínico en el que vamos a hablar de un protocolo de hidratación óptima en el que vamos a tener dos apartados: en uno haremos una hidratación óptima en función de los resultados que nos salieron en el descriptivo y otras no. Lo presentamos a los FIS y nos lo dieron. Con lo cual estamos terminando el ensayo clínico.
Y, ¿cuál es vuestra teoría? ¿cómo sería la hidratación óptima?
Primero quiero aclarar que cuando nosotros hablamos de hidratación mixta es decir soluciones intravenosas y de agua o bebidas isotónicas. Porque en nuestro paritorio nosotros sí dejamos beber. A raíz de eso pudimos cambiar la práctica con los anestesistas y nos dejaron que las mujeres durante el trabajo de parto pudieran beber, que en otros hospitales no dejan. Tras el estudio nos salió una medida de 300ml/hora entre soluciones intravenosas y agua o bebidas isotónicas, y nos salió que las mujeres que estaban más hidratadas tenían un tipo de trabajo de parto mucho más corto, no hacían fiebre intraparto, estaban menos tiempo con oxitocina, menos tiempo con analgesia epidural, los niños no hacen ictericia, la lactancia materna era muchísimo mayor… con lo cual hay que hidratarlas.
Estamos hablando de una investigación con una trascendencia importante…
Sí, además nos hemos reunido un equipo bastante bueno porque como había poca información y referencia bibliográfica, así que metimos al jefe del servicio de Obstetricia, al jefe de sección, a anestesia que era importante, y al ser cuestión de hidratación metimos a una nefróloga. Y ella es la que nos controla los iones, porque no hemos encontrado ningún estudio que nos analice el antes y el después a través de iones, de volumen.
Además de investigar, coordinas una unidad de cáncer hereditario, ¿en qué consiste?
Es una unidad de asesoramiento de cáncer hereditario, es decir lo que hacemos es asesorar a estos pacientes, que mayoritariamente son mujeres… Testamos a la familia entera y lo que hacemos es educación y seguimiento sanitario para toda la familia. Lo que hacemos es citar a las mujeres o a las familias, hacemos una anamnesis de todos los antecedentes personales, antecedentes gineco obstétrico, hacemos un árbol familiar en el que vemos cuál es el testado idóneo y si cumple criterios de test genéticos se hace una analítica y cuando tenemos los resultados los citamos. En función de los resultados se dan recomendaciones de familia de alto riesgo o si hay que derivarlo a unidades de alto riesgo, puede ser a Oncoginecología para cirugía profilácticas. Ahora, en lo que estoy más centrada es que en muchas mujeres gineconcológica está un poco abandonada desde el punto de vista de la sexualidad, es decir, cuando una mujer tiene una cirugía de mama, ya no es solo la mutilación y que tú con tu imagen te sientes mal, sino que, por la quimioterapia, por los inhibidores de las hormonas luego tienes problemas en las relaciones sexuales. Y es cierto que tanto los médicos como las enfermeras nos centramos en la enfermedad, pero no vemos más allá, y estas mujeres tienen problemas importantes en el tema de la sexualidad y esto es algo que quiero investigar en un futuro cuando acabe con la hidratación.
Muchas enfermeras cuentan que tienen dificultades a la hora de investigar, ¿cuál sería tu receta para que aquellas que quieren hacerlo puedan?
Deberíamos hacer como hacen los médicos. Que hubiese más participación en la recogida de los datos de campo, es decir los médicos investigan y uno lidera y el resto son coinvestigadores porque al final tú estás en mi investigación y yo estaré en la tuya. Y esto enfermería no lo tiene. En enfermería si tu lideras eres un poco “pesada” de que me metes en un rollo y hay que intentar convencer… Por tanto, hay que cambiar un poco ese pensamiento, es decir, no investigo por mí si no por mejorar la práctica. Y, por otro lado, desde el área de las direcciones o no se desde donde habría que tener más apoyo. Es decir, salen ayuda de intensificación del Carlos III que son muy escuetas y hay hospitales, como el 12 de Octubre, que a través de su fundación sí que a las personas con investigación les permite intensificar, es decir, permite que te liberes de durante un periodo, te dediques solo a investigación y puedas tener una retribución económica. Y la verdad que creo que algo hay que hacer porque si no al final la investigación en enfermería desde el punto de vista solo asistencial es inviable.