RAQUEL GONZÁLEZ ARIAS.- “Si sus ojos hubieran visto lo que he visto yo…” Así lamenta Esther Rey, directora de Enfermería del Hospital La Paz de Madrid, las aglomeraciones, fiestas y botellones que el pasado fin de semana ponían de manifiesto que muchos, claramente, han confundido el término del estado de alarma con el de la pandemia. El primero ha concluido, pero a la pandemia todavía estamos lejos de decirle adiós. La vacunación permite mirar al futuro con optimismo y la situación dista ya mucho de la que vivíamos hace apenas unos meses, pero de ahí a la normalidad que conocíamos aún queda mucho por andar, si es que vuelve algún día, como muchos ponen en duda.
El presidente del Consejo General de Enfermería, Florentino Pérez Raya, ha reconocido que “estamos preocupados. Veremos qué ocurre dentro de unos días como consecuencia de esas concentraciones. No es lógico, con lo que hemos vivido y estamos viviendo, que haya personas que decidan quitarse la mascarilla y romper la distancia de seguridad. Es realmente preocupante”.
Por su parte, Esther Rey, afirma no saber “en qué están pensando cuando se comportan así. Desde luego, no conocen lo que nos pasa en un hospital, no conocen el sufrimiento y lo terrible que es esta enfermedad, que puedes pasar en un minuto de estar bien a estar a pocos minutos de morir”. Y recuerda que “el virus se ha llevado muchas vidas por delante, ha dejado muchas familias rotas y mucho sufrimiento”.
“Necesitamos que esto acabe ya”
La directora de enfermería de La Paz reconoce que los profesionales también anhelan que esto termine ya: “tenemos la necesidad de que esto acabe. Yo estoy todo el día en vacunación y lo disfruto muchísimo porque la única manera de acabar con esto es la vacuna, la vacuna y hacer las cosas bien: mascarillas, distancia de seguridad…”.
“Tenemos que ser responsables para evitar contagiarnos nosotros y contagiar a los demás, sean mayores o jóvenes. Por ello, pedimos responsabilidad total a la población”, concluye Pérez Raya.
Homenaje versus descontrol
La “euforia” en las calles llegaba apenas unos días antes del Día Internacional de las Enfermeras, que se celebró ayer 12 de mayo, haciendo aún más evidente el contraste entre el reconocimiento al esfuerzo y dedicación de nuestras profesionales y la inconsciencia de quienes han decidido mirar a otro lado como si eso bastara para acabar con un virus que ha puesto el mundo patas arriba.
Este año, el 12 de mayo ha traído consigo el recuerdo de momentos inolvidables y la reflexión sobre lo aprendido. Así lo cuenta Esther Rey: “hemos vivido momentos muy duros, muy duros… como la soledad de los pacientes que tenían que estar aislados y se veían privados de la compañía de los suyos. Y en este tiempo, nos hemos tenido que adaptar rápidamente a las circunstancias, aprendiendo nuevos protocolos, aceptando que lo que vale hoy mañana ya no, sacando lo mejor de nosotros mismos con conocimiento, profesionalidad, buen talante y mucho ánimo”.