REDACCIÓN/EUROPA PRESS.- Sólo Galicia y Baleares cuentan con un programa específico de atención a niños alérgicos en las aulas, a pesar de que entre el 10 y el 18% de las reacciones alérgicas alimentarias se producen en el entorno escolar, tal y como ha revelado la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (Seicap).

Desde la sociedad médica alertan de una falta de preparación en la mayoría de los colegios y, especialmente, denuncian la ausencia de protocolos de atención ante reacciones alérgicas, de formación específica en alergias a profesores y personal de comedores y de un botiquín con adrenalina.

Con el inicio del curso escolar, han recordado que es necesario que los profesionales de los centros educativos de infantil, primaria, secundaria y educación especial, en centros públicos, privados o concertados, estén preparados para atender en un primer momento una reacción alérgica.

Recomiendan la adopción del Programa Alerta Escolar – como el puesto en marcha en Galicia y Baleares, que suministra material didáctico, vídeos y una serie de protocolos en anafilaxia dirigidos a profesores, que permiten explicar de forma sencilla qué es la anafilaxia, cómo reconocerla y cómo administrar la adrenalina.

Además de formar a los profesores y trabajadores de los centros escolares, el presidente del Consejo General de Enfermería, Máximo Gonzalez Jurado, aboga por la implantación obligatoria de la figura de la enfermera escolar. “No tiene ningún sentido que, a día de hoy, no sea obligatoria la presencia de la enfermera escolar en los centros educativos porque es la única vía de garantizar la seguridad de los alumnos. Cada vez son más frecuentes la existencia de patologías infantiles como las alergias, intolerancias alimentarias o diabetes, entre otras, y la presencia de un profesional sanitario debidamente formado y especializado, supone un seguro de vida para todos los alumnos, no sólo en casos de emergencia, también enseñándole al niño y a su familia a gestionar su propia enfermedad para poder vivir con la mayor calidad de vida posible”, ha destacado.

González Jurado también ha recordado que “la existencia de la enfermera escolar va más allá de su actuación en casos de alumnos con problemas de salud, situaciones que ya de por sí justifican su implantación en toda España”. Así, ha subrayado que las enfermeras en los colegios desarrollan una importante labor diaria en dos ámbitos: la actuación clínica en el abordaje de heridas, traumatismos o enfermedades comunes; y la implantación de programas de educación para la salud en ámbitos como la alimentación saludable, la prevención de adicciones o la salud sexual, entre otras.

Otra de las vertientes que componen el programa Alerta Escolar es el registro del alumnado escolarizado en los centros educativos de estas comunidades, que presentan patologías crónicas, como asma, alergias con riesgo de anafilaxia, diabetes, epilepsia y cardiopatías congénitas con riesgo de muerte súbita, es decir niños que pueden presentar una situación de riesgo vital.

Preocupación entre los padres

Según datos de la SEICAP, entre el 4 y el 8% de los niños tienen alergia a alimentos y casi la mitad de los padres están preocupados porque su hijo alérgico tenga que comer en el colegio. «Aunque los niños diagnosticados saben qué pueden comer y qué no y cuáles son los síntomas de una reacción, siempre puede ocurrir un accidente. Además, cada vez hay más niños que debutan con reacciones alérgicas en el colegio», asegura Luis Echeverría, coordinador del grupo de trabajo de Alergia Alimentaria de la SEICAP.

Según datos de una encuesta realizada por la sociedad, la mitad de los niños han sufrido algún problema en las salidas organizadas por el centro escolar. Por eso, hay que prestar atención a «cualquier aspecto relacionado con la comida en el entorno escolar: celebraciones de cumpleaños, recreos, convivencias o excursiones».

Las reacciones alérgicas en el entorno escolar pueden estar provocadas por distintas causas, entre ellas la ingestión incontrolada del alimento, «algo que es muy habitual entre niños», afirma este experto.

«La ignorancia de la composición de una comida o de la existencia de reacciones cruzadas entre alimentos; la ingestión inadvertida por etiquetado incompleto o incorrecto; o los contactos indirectos o contaminación como las servilletas o los utensilios de cocina pueden provocar una reacción alérgica, ya sea leve o, incluso, un ‘shock’ anafiláctico» añade.