DAVID RUIPÉREZ.- La matrona sevillana María Isabel Fernández Aranda se dio cuenta hace tiempo del papel que las nuevas tecnologías están empezando a jugar en factores relacionados con el embarazo, como el seguimiento de la gestante o la información que esta demanda. Por ello acaba de publicar en la revista especializada Metas de Enfermería un completo estudio del amplio panorama de aplicaciones para móviles y tabletas en este sentido. Fernández considera que las apps de ginecología son una nueva punta de lanza de una nueva enfermería obstétrica y que pueden tener un impacto muy positivo, aunque no están exentas de riesgos. “Observando el día a día de la sociedad actual te das cuenta de la importancia de las nuevas tecnologías y la utilidad y rentabilidad que pueden tener estas aplicaciones para la gestante.
Aplicaciones como Whatsapp están instaladas en el 98% de los smartphone lo que te da una idea del poder de difusión que tienen”, comenta la matrona. Desde su punto de vista, la mujer embarazada está así más informada y, por parte del profesional, “hay dos aspectos esenciales. Por un lado, al estar la gestante más informada sobrecarga menos las consultas obstétricas por cuestiones triviales y por otro lado las apps son unas herramientas muy potentes para la consulta de información basada en la evidencia, consulta de protocolos generales o del propio hospital, algoritmos de actuación, dosis de medicación…etcétera”, añade.
Los riesgos
No obstante, en su investigación, Fernández ha constatado que los principales problemas “son, sin duda, la veracidad y seguridad de la información que ofrecen y la calidad de sus contenidos. La información errónea que pueden transmitir a la mujer puede alarmarla innecesariamente o hacer que deje de acudir a la consulta por un exceso de confianza, ya hemos tenido algún caso de muerte fetal en el que la madre no se sentía el bebé pero estaba escuchando el latido con un monitor comprado en e-bay y mal colocado.
La solución pasaría por La solución pasaría por diferenciar entre apps válidas para su uso clínico y las que no los son realizando un férreo control de las primeras para dejar a las segundas como herramientas de entretenimiento.