MARINA VIEIRA.- “Bip, bip”, suena el móvil de Isabel Bueno, enfermera de quirófano en el Hospital Universitario del Sureste, en Arganda del Rey, Madrid. “Un huracán ha arrasado una de las zonas más pobres de Ecuador y se requiere ayuda humanitaria urgente. Convocamos al START para estar presente en el país en menos de 72 horas”, relata un mensaje de texto en su móvil; el remitente: la Agencia Española de

No es un mensaje real, pero podría serlo. Los sanitarios del START tienen que estar preparados para, en 72 horas, partir al otro lado del mundo

Cooperación Internacional (AECID). No es un mensaje real, pero podría serlo. Así son las normas en la vida de esta enfermera y en la del resto del equipo de sanitarios que forman parte del START desde que el año pasado se incorporasen al Spanish Technical Aid Response Team (START). Desde mayo de este año, fecha en la que se activó oficialmente la iniciativa, su rutina de trabajo en un quirófano puede dar un giro de 180 grados en cualquier momento: sólo es necesario que se requiera su asistencia en cualquier punto del mundo y cuenta con un corto plazo de 72 horas para hacerse a la idea. Lo mismo le ocurre a Juan Antonio Sinisterra, médico de emergencias sanitarias en el Servicio de Emergencias Sanitarias Valencia (SES), quien también se comprometió con la iniciativa y desde entonces también se encuentra alerta para, en el momento que necesiten su trabajo, dejarlo todo y partir a donde requieran su ayuda.

Este equipo de emergencias sanitarias está formado por 65 profesionales —personal sanitario, de logística y de coordinación— que atienden a las necesidades humanitarias en lugares en crisis. España, como país comprometido con los objetivos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha formado este equipo de profesionales de primer nivel preparados para reaccionar ante catástrofes naturales.

Un trabajo extremo

Así es la sala de ingresos el hospital de campaña.  Imagen: Miguel Lizana, AECID

El grupo de sanitarios debe estar preparado para trabajar y desplegar el hospital de campaña en cualquier rincón del mundo. Un trabajo intenso concentrado en rotaciones de 15 días en turnos de 12 horas, todo ese tiempo “cubriendo y asistiendo a los pacientes que lleguen al hospital de campaña”, explica Isabel Bueno. “En cooperación humanitaria no siempre las condiciones de trabajo son las ideales, así que debemos estar preparados para trabajar, dar lo mejor de nosotros, reponernos y seguir”, relata la enfermera.

El compromiso de estos sanitarios es admirable, ya que después de esta experiencia intensa se tendrán que incorporar a su trabajo habitual. “Tras 15 días trabajando 12 horas y durmiendo en el suelo hay que pensar que tenemos que volver. Tendremos uno o dos días de cortesía para de nuevo incorporarnos a nuestra rutina de trabajo diaria”, cuenta Isabel Bueno a www.diarioenfermero.es. Las 65 personas que trabajarán en el hospital de campaña, mano a mano, las 24 horas al día, deberán saber priorizar a los más de 150 pacientes que se suelen recibir en una jornada. El centro sanitario tiene capacidad para hospitalizar a 20 personas y en él “se incluye todo el material necesario —instrumental, farmacia, agua y tratamiento de residuos— para ser autosuficiente”, informan desde la AECID. “La ventaja de un hospital de campaña es que la jerarquía entre categorías está menos definida: esto facilita que las áreas de actuación de cada una de ellas sea más compartida. Además, la tensión del momento y la distancia de tu hogar ayuda a aumentar los lazos personales de colaboración y apoyo”, especifica Juan Antonio Sinisterra.

El programa

“La formación se hizo a través de una plataforma de clases online para las que me tenía que organizar los turnos. Nos llegaba un mensaje en

Un momento de la formación del equipo START. Imagen: Miguel Lizana, AECID

el que decía, “a las 17 horas comienza el siguiente webinar” y yo me tenía que organizar con mis compañeras para no tener que meter el iPad en el quirófano”, bromea Bueno. La formación duró cinco meses y los profesionales seleccionados para el START tenían que realizar las actividades en el tiempo que tenían disponible. “La flexibilidad fue amplia y se facilitó el acceso así como la supervisión y ayuda por parte de la organización”, reconoce el médico Juan Antonio Sinisterra.

A pesar de que el programa se planificó meticulosamente antes de incorporar al equipo de sanitarios, su colaboración ha sido clave para ir perfilando los últimos detalles. “Nuestras ideas se han tenido muy en cuenta. Por ejemplo, al principio las rotaciones se plantearon para hacer en un mes y hablándolo entre compañeros vimos que 12 horas trabajando —que no haciendo guardia— y durmiendo en el suelo durante más de 15 días iba a ser demasiado para cualquier persona. Les propusimos hacer rotaciones de 15 días y aceptaron nuestra idea”, cuenta con orgullo la polifacética enfermera.

START

“Este proyecto forma parte de la iniciativa Emergency Start Teams (EMT) de la Organización Mundial de la Salud y es una de las formas en las que se compromete España a responder a catástrofes naturales”, especifican desde la AECID. Nuestro país está implicado con la organización internacional para aportar una atención sanitaria de calidad en las poblaciones afectadas. Por esta razón, los sanitarios que forman parte de la iniciativa son elegidos tras un proceso de selección en el que se exigen méritos profesionales y formativos del más alto nivel. “El Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación, junto a la AECID, puso en marcha un proceso de selección en el que como requisitos se pedían: ser trabajadores del sistema público sanitario de cualquier comunidad autónoma, CV, formación, experiencia en cooperación e idiomas”, cuenta Isabel Bueno.

En colaboración con el Sistema Nacional de Salud, estos profesionales sanitarios realizan su trabajo en el momento en el que se lo requieren. “Una vez que nos acredita la Agencia de Cooperación Internacional, nos da un certificado que está regulado por ley. Nosotros lo presentamos en Recursos Humanos en la dirección de Enfermería. Comunicamos en el hospital que si a nosotros nos activan el centro sanitario tiene la obligación de darnos el permiso para ir, remunerarnos durante el tiempo que estemos en servicio humanitario y, si lo consideran necesario, aportar un suplente a nuestro trabajo”, relata Isabel Bueno. “Es como si el Ministerio de Sanidad cambiase nuestra ubicación durante 15 días a ese lugar del mundo”, puntualiza la enfermera. No han contado con problemas en su centro de trabajo, ya que se ha entendido perfectamente la importante misión para la que han sido seleccionados. “Tuve un apoyo incondicional desde el primer momento. El resto de los compañeros que están en el proyecto START han recibido el mismo buen trato, no sólo desde la consejería, sino desde las propias

El hospital de campaña tiene capacidad para hospitalizar a 20 personas. Imagen: Miguel Lizana, AECID

direcciones de sus servicios”, detalla el médico de emergencias Juan Antonio Sinisterra.

Chalecos rojos

Coloquialmente son conocidos como los chalecos rojos, porque es el uniforme que deben llevar. Pero no es sólo una prenda, sirve para ayudar a identificarlos como personal sanitario y voluntario. “De un vistazo se te puede identificar como voluntario, ya seas médico o enfermero”, expone Isabel. “Trabajamos en un hospital de campaña y ahí dentro, en medio del caos que a veces acompaña a una emergencia, con un vistazo saben una emergencia a un golpe de vista saben que tú eres cooperación española y que estás ahí para ayudar”, especifica Bueno.

La valentía y entrega de este equipo de sanitarios es admirable. Un trabajo al límite que requiere mucha formación y responsabilidad no apto para cualquiera. Quizás, Isabel Bueno, Juan Antonio Sinisterra y el equipo de sanitarios que están desde el pasado mayo dispuestos a dejarlo todo si se requiere su ayuda, son de otra pasta. Si eso es lo que les diferencia del resto de los mortales, el mundo necesita la receta de ese material para crear más gente como ellos.

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