GEMA ROMERO.- La tecnología sanitaria supone un gran avance para los pacientes en multitud de tratamientos. Si hablamos de cáncer y de oncología radioterápica, contar con aceleradores que trabajan diez veces más rápido y con gran precisión, significa mejoras para los procedimientos y los pacientes que son evidentes, pero también son muy útiles para las enfermeras que trabajan en estas unidades.
En el hospital San Francisco de Asís de Madrid lo han comprobado de primera mano con la puesta en marcha de un nuevo acelerador, el Elekta Versa HD, que acaban de inaugurar. “Gracias al nuevo acelerador podemos aplicar dosis altas de radiación directamente sobre el tumor, evitando irradiar los tejidos sanos que están alrededor, con lo que conseguimos un mayor índice terapéutico reduciendo al máximo los efectos secundarios. Este equipo permite disminuir la exposición a la radiación, que será de apenas unos minutos. De esta forma, las sesiones de tratamiento que duran 30 minutos, se realizan en sólo 10”, ha señalado Graciela García, oncóloga radioterápica y coordinadora médica del centro.
Para enfermería también supone muchísimas ventajas, tal y como explicaba a DiarioEnfermero.es Gema Cabezas, enfermera de la unidad del centro madrileño. “Este tipo de tratamientos minimiza los efectos secundarios que pueden producirse con la radioterapia. Con este nuevo acelerador lineal aseguras que el tratamiento se administra como se tiene que administrar, donde se tienen que administrar, disminuyendo muchísimo los márgenes de posicionamiento o de error que puedan surgir. Eso se traduce en una disminución de efectos secundarios porque no se están irradiando tejidos sanos”, con lo que también se reduce la necesidad de cuidados.
El tratamiento con radioterapia tiene una estrecha relación con el cuidado de la piel, pero el trabajo de enfermería va más allá, pues su día a día consisten en realizar “un seguimiento al paciente, principalmente con el tratamiento de soporte para prevenir y minimizar posibles efectos secundarios derivados del tratamiento, poder controlarlos y mejorar su calidad de vida”, sostiene esta enfermera.
De hecho, “en la consulta de enfermería, al paciente se le hace una valoración desde el primer día, con una valoración integral, no solamente del cuidado de la piel, también una valoración nutricional, una evaluación de su estado emocional y se le dan unas recomendaciones de forma verbal y también escrita de los cuidados que debe llevar durante el tratamiento de radioterapia para poder minimizar los efectos secundarios que pueden derivarse”, explica Cabezas.
En todo momento pretenden que sea una consulta abierta “para que el paciente, cuando lo precise tenga al enfermero o enfermera disponible para atenderle en sus necesidades y evitar así muchísima ansiedad que les puede generar, o circunstancias que pueden surgir durante el tratamiento de radioterapia”, finaliza.