EUROPA PRESS.- Un nuevo estudio danés sugiere que la diabetes tipo 2 podría implicar una reducción del riesgo de sufrir una de las más crueles dolencias degenerativas, la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), según recoge el último número de la revista JAMA Neurology.
Estudios previos habían mostrado cierta relación entre tener un factor de riesgo vascular, como obesidad o un alto índice de masa corporal , elevado colesterol o hiperlipemia con la incidencia de la ELA y la supervivencia de los pacientes. La diabetes era un terreno inexplorado en su relación con esta enfermedad neurodegenerativa, pero lo que está claro es que los diabéticos suelen tener sobrepeso u obesidad y elevados niveles de lípidos.
Marianthi-Anna Kioumourtzoglou, de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, y sus colegas examinaron la relación entre diabetes, obesidad y ELA usando los datos de 3.650 pacientes daneses diagnosticados de ELA entre 1982 y 2009. La edad media de aparición de la dolencia fue de 65,4 años. Estos datos se compararon con los de 365.000 personas sanas, que hicieron de grupo control. Los autores también identificaron a 9.294 pacientes con diabetes por lo menos tres años antes de la fecha índice (la fecha del diagnóstico de ELA o la misma fecha para las parejas de controles), 55 de los cuales fueron diagnosticados posteriormente con ELA. La edad media del primer diagnóstico relacionado con diabetes fue de 59,7 años.
Asociación
El estudio encontró que la diabetes, pero no la obesidad, se vinculó con un menor riesgo de ELA. La asociación con la diabetes se vio afectada tanto por la edad del diagnóstico de ELA como la edad al momento del diagnóstico de la diabetes, con la mayor edad al momento del diagnóstico para ambas asociada con menor riesgo de ELA.
“Hemos realizado un estudio a nivel nacional basado en la población y observamos una asociación protectora global entre la diabetes y el diagnóstico de ELA, con la sugerencia de que la diabetes tipo 2 es protectora y la diabetes tipo 1 es un factor de riesgo. Aunque los mecanismos que subyacen a esta relación siguen sin estar claros, nuestra conclusiones centran más su atención en el papel del metabolismo energético en la patogénesis de ELA”, concluye la investigación.