ÁNGEL M. GREGORIS.- Convivir con el VIH conlleva, en numerosas ocasiones, un gran estigma en la vida social, familiar y laboral de quien lo padece. Concienciar a la población de que las personas con VIH se puede llevar una vida completamente normalizada es trabajo de todas las instituciones. Este es uno de los compromisos del Consejo General de Enfermería, que se ha adherido un año más a la ruta Yo Trabajo Positivo, impulsada por la organización Trabajando en positivo, que lucha contra la discriminación de las personas con VIH en sus empleos.

“Nadie, por el hecho de haber sido diagnosticado de VIH, puede sufrir discriminación en ningún momento de su vida. Para las enfermeras, el acompañamiento y la ayuda activa a los pacientes es fundamental. Desde el Consejo General estamos muy concienciados con la lucha contra el estigma en los centros de trabajo. Y, por supuesto, en los centros sanitarios también. Las enfermeras y cualquier profesional sanitario que sea portador de VIH puede realizar su trabajo diario sin ningún problema”, afirma Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería.

Ministerio de Sanidad

Así lo pone de manifiesto también Oriana Ramírez, jefa de Área de la División de control de VIH, ITS, Hepatitis virales y Tuberculosis del Ministerio de Sanidad, que asegura que “no existe ninguna razón que justifique la exclusión de una persona con VIH que trabaje en el ámbito sanitario si tiene una buena adherencia al tratamiento, mantiene una carga viral indetectable y usa adecuadamente las precauciones universales que previenen la transmisión del virus”.

Ramírez es la protagonista de uno de los vídeos que ha preparado Trabajando en positivo para resolver dudas sobre el VIH en el ámbito laboral. En este sentido, recuerda que “el personal sanitario no está obligado a declarar sobre su estado serológico ni tampoco pueden ser obligados a someterse a reconocimientos médicos”.

Tal y como explican desde Trabajando en Positivo, “no estaría justificada la limitación, modificación o exclusión sistemática de las actividades profesionales del personal sanitario con VIH, ni se considera necesaria una comunicación generalizada e indiscriminada a los pacientes atendidos por este personal sobre su estado serológico.

Única excepción

La única excepción a esta conclusión general, incluida en el documento “Recomendaciones Relativas a los Profesionales Sanitarios Portadores del Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) y Otros Virus Trasmisibles por Sangre, Virus de la Hepatitis B (VHB) y Virus de la Hepatitis C (VHC)” del Ministerio de Sanidad (1998), sería la del personal sanitario que realiza Procedimientos Invasivos Predisponentes a Exposiciones (PIPES), cuando tenga una carga viral superior a 200 copias/ml. Los PIPES son procedimientos en los que existe riesgo de que un accidente de un trabajador o trabajadora sanitaria pueda poner en contacto su sangre con los tejidos abiertos del paciente.

A pesar de la evidencia existente, Trabajando en positivo señala que “el 46% de los españoles cree que las personas con VIH no deberían poder trabajar como profesionales sanitarios. Así lo muestra el informe de 2018 “¿Ha dejado el VIH de ser un problema?”, de la International Association of Providers of AIDS Care. Asimismo, el 25% de las personas encuestadas sentiría incomodidad en el caso de asistir a un centro sanitario en el que trabajara una persona con VIH, según la “Encuesta sobre conocimientos y actitudes asociadas al VIH en el entorno empresarial” realizada por Trabajando en Positivo y myGwork en 2020.

Por este motivo, la organización celebra que, en 2022, el Ministerio de Sanidad haya impulsado la creación de un Grupo de Trabajo específico para la revisión y actualización del documento de recomendaciones